Por Mario Drago, Asociado del Área de Regulación y Competencia del Estudio Miranda & Amado. Profesor de Análisis Psicológico del Derecho en la Universidad del Pacífico. 
cerebro

La historia del Paternalismo Libertario (o “Persuasión Libertaria”, como prefiero llamarlo yo) y sus implicancias políticas y económicas son complejas y, ciertamente, un post de 5 “tips” no alcanzaría para explicar sus raíces científicas y aplicaciones prácticas de forma óptima.

Este artículo, en ese sentido, únicamente se concentrará en responder algunas de las críticas que mi amigo Fernando del Mastro publicó hace algunos días en este blog bajo el título de “El Nuevo Maternalismo en la era de la heteroestima”.

Me da la impresión de que el concepto que tiene Fernando respecto del término “Paternalismo Libertario” no solo es incorrecto, sino que demuestra la necesidad de aclarar algunos alcances de este. Antes he escrito algunos posts desarrollando un poco más los fundamentos de esta postura (aquí y aquí, por ejemplo), que pueden servirle de complemento al lector.

  1. “Paternalismo Libertario” no es sinónimo de autoritarismo

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En su artículo, Fernando señala lo siguiente:

Lo que me llama la atención ahora es la “nueva ola”… el algo así llamado “Paternalismo Libertario”. De arranque me sonó poco convincente. Y bueno… se trata de una nueva y creativa forma de paternalismo, que califica al Estado como “suave y blando”. Dije entonces: “¿Suave?”… “¿Blando?”. No me convence, para nada. Me pregunto, con toda seriedad: ¿es eso lo que necesitamos? … “valiente y con fortaleza” , me suena mejor a mí”.

No estoy seguro en qué clase de Estado paternalista preferiría vivir Fernando, pero sé muy bien lo que el “Paternalismo Libertario» no quiere: Un Estado donde prime el uso de la fuerza y la coerción de la libertad personal.

Por tanto, eso del Estado “valiente y con fortaleza” me parece hartamente peligroso. ¿Sabes quién era muy valiente y fuerte, por ejemplo? Hugo Chávez…. Y muy carismático también…

Sí, lo que el Paternalismo Libertario plantea es un Estado con políticas soft (“suaves”, en los términos de Fernando), que no debe ser sinónimo, creo yo, de un Estado débil y temeroso por arreglar los problemas sociales de la gente.

Por último, debo agregar que el “Paternalismo Libertario” dista de ser una “nueva y creativa” forma de ver al paternalismo. Se trata de algo tan alejado del Paternalismo autoritario tradicional que incluso ha merecido harta discusión sobre si sus términos han sido correctamente acuñados (es decir, si las palabras “paternalismo” y “libertario” son un oxímoron).

Pueden leer un poco de esta discusión entre Sunstein y Mitchell aquí y aquí. Verán, a diferencia de lo que se desprende del artículo de Fernando, que esto no tiene nada de “nueva ola”; sino que se trata de una propuesta seria y digna de debate por los más importantes catedráticos y científicos en el mundo.

Más allá de ello, es esa discusión la que me ha llevado a plantear que esta corriente deba denominarse “Persuasión Libertaria”, pues refleja mejor su contenido.

  1. ¿Tips cool o ciencia? Apariencias y concreciones

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Otra opinión del artículo de Fernando señala:

Esto del maternalismo no es una doctrina, y no tengo slogans, tips cools y moldes para que ustedes los apliquen a absolutamente todo problema social. Es decir, no es una moda”.

Me parece que esta crítica demuestra que no ha habido un estudio realmente concienzudo de los orígenes del “Paternalismo Libertario”. En la foto de arriba pueden ver a Daniel Kahneman, psicólogo ganador del premio Nobel de Economía y creador del fundamento científico que sustenta al Paternalismo Libertario. Hasta donde tengo entendido, la gente no gana un Premio Nobel por lanzar un par de “tips cool”…

Se trata de un estudio que se origina a partir de los trabajos de Herbet Simon (otro Premio Nobel), quien critica los presupuestos de racionalidad de la Economía Neoclásica y acuña el término “racionalidad limitada”. El trabajo más famoso de Kahneman puede ser visto aquí, aunque recomiendo leer la ponencia que preparó para la entrega del Nobel aquí.

  1. ¿Jugarretas cognitivas o teorías económicas?

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Fernando señala:

“¿Qué queremos? ¿Un ogro tranqui o un ogro que maneje el rollo de la economía conductual? La misma cosa. La diferencia es que no obliga sino que, con jugarretas cognitivas de última generación, nos da un empujoncito. La misma vaina… o hasta peor porque ni siquiera nos toma en serios como sujetos reflexivos”.

Creo que una vez que Fernando lea los artículos hipervinculados líneas arriba cambiará de opinión sobre si esto se trata de una “jugarreta cognitiva”. Podrá estar o no de acuerdo con sus bases económicas y psicológicas, pero solo con una opinión formada es que uno puede calificar toda una corriente científica para no caer en el simplismo de llamarla “jugarreta cognitiva” e imaginarse a cinco practicantes de marketing haciendo flyers para una discoteca.

La Economía Conductual basa esas “jugarretas cognitivas” en una teoría que busca complementar o contradecir (dependiendo de cómo quieras verlo) a la Teoría de la Utilidad Esperada. Aquella tiene el nombre de “Teoría Prospectiva”, y plantea, entre varias cosas, que el hombre no toma elecciones pensando en optimizar sus recursos a través de un análisis costo-beneficio. Para Kahneman y Tversy, creadores de la teoría, el hombre satisface necesidades y tiene una mayor repulsión a las pérdidas que a las ganancias equivalentes (nos duele más perder 1000 dólares que lo que gozamos ganándolos).

Por eso, el contexto dentro del cual se plantee una política pública y su lenguaje son muy importantes para conseguir que el Estado aplique su política no solo de forma “valiente y con fortaleza”, sino también de forma exitosa.

  1. ¿No necesitamos técnicos?

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Si llegaste al punto cuatro porque el título del artículo te “jaló el ojo” hasta acá y te generó expectativas, entonces has sido testigo de cómo puede aplicarse la Economía del Comportamiento a nuestro cerebro… Mi “jugarreta cognitiva” (en los términos de Fernando), fue jugar con la emoción relacionada a tu curiosidad, antes que en tu racionalidad.

Fernando ha señalado también que:

Los y las líderes del Nuevo Maternalismo serán reales, comprometidos, sabrán darse a entender y desearán comprender, con un interés genuino por el otro. Convencerán no por jugarretas cognitivas de moda, sino por el encanto de sus ideas de fondo, que plantearán emocional y racionalmente. Tendrán una misión y una visión. No existirán los “técnicos”. Será un grupo de gente capaz, con poderes y capacidades conocidos por ellos mismos, y también con aspectos por desarrollar reconocidos”. 

Me parece muy bonito el sueño político de Fernando, pero volvamos a pisar tierra: esto parece una oda a la demagogia política sin fundamentos técnicos. ¿No necesitamos técnicos? ¿Preferimos un gobierno de líderes intuitivos antes que líderes con capacidades?… Te invito al Congreso, Fernando, ahí encontrarás el nicho de aplicación para tu propuesta.

Otros gobiernos más serios, como el de Estados Unidos, Gran Bretaña o la propio Comunidad Europea, cuentan con equipos técnicos especializados en Economía del Comportamiento y políticas públicas porque reconocen que para gobernar, no basta con una buena intención, sino con un conocimiento pleno de las personas.

Te invito a conocer algunas de sus propuestas aquí. Este link te llevará a la página web del Behavioural Insights Team, también conocido como el “Nudge Unit”; que es un equipo especializado (ahora independiente del gobierno) en políticas públicas. Verás que se trata de gente muy capaz.

Acá y acá podrás ver más información de otros gobiernos y entidades transnacionales preocupadas por el tema.

  1. Libertad

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Nuevamente, Fernando ataca así:

Dirán quizá que la libertad equivale a no ser obligado por el Estado (esa es la idea legal central de la “libertad de conciencia”). ¡Ok, eso es! Basta que el Estado no me obligue para ser libre. La verdad es que esto me parece un disparate, y de los más peligrosos. La libertad es lo más difícil de conquistar y tiene más que ver con el ser que con el hacer. En ese marco, los enemigos de la libertad no son principalmente los funcionarios públicos. Quien no pueda ver esto quizá no ha pensado (o, mejor dicho, no se ha pensado) lo suficiente”.

Más o menos lo has dicho bien, Fernando. En el contexto de las políticas públicas y la regulación; así como de los límites al poder del Estado, justamente esa es la idea del aspecto “libertario”. Soy libre de tomar decisiones por mi cuenta frente a terceros.

Sí, yo sé que Fernando tiene toda una teoría sobre la libertad basada en los estudios de Erich Fromm y muchos otros (que se meten un rollo profundísimo e interesantísimo sobre si realmente somos libres), pero veamos las cosas en contexto y no pensemos que el término “libertad” tiene únicamente una connotación.

Estamos hablando de libertad material, de independencia para expresarnos, para elegir y para ser felices. Si eso te parece mal… bueno, ya tendríamos que discutir en un plano más filosófico, pero este no es el momento.

Como se ve, este Paternalismo Libertario está muy lejos de lo que Fernando describe y, más allá de si estamos de acuerdo o no con él, lo cierto es que merece ser tomado en serio. Esperemos que algún día suceda lo mismo con el “Nuevo Maternalismo” que se ve harto interesante, pero por ahora poco sustentado.

Por lo pronto, a los detractores del “paternalismo libertario”, con todo cariño: 

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Mientras algunos se la pasan idealizando, otros estamos trabajando en el mundo real, buscando cómo aplicar políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la gente.

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