Por Maria Eugenia Yabar, abogada por la PUCP y socia del Estudio Olaechea.

En Venezuela, las aerolíneas extranjeras no pueden repatriar libremente sus ingresos originados en la venta de sus pasajes. El Estado es el único que puede hacer la remesa del dinero de propiedad de dichas aerolíneas. De acuerdo a la IATA, el Estado venezolano le debe a las aerolíneas extranjeras, en conjunto, un aproximado de US$3,800’000,000. Como es de esperar, varias aerolíneas han dejado de prestar servicios a Venezuela porque no resulta económicamente viable hacerlo. En respuesta, el gobierno venezolano a dicho que aquella aerolínea que deje de volar a su país no podrá regresar.

En Venezuela se dice que hay libertad de tránsito, pero estas acciones conducen al aislamiento de dicho país y no son más que una versión solapada de una restricción al libre transitar de los venezolanos.

En Ecuador se impuso una indemnización de US$2’000,000 por daño espiritual a los periodistas que publicaron una investigación contra el hermano del presidente, quien gano ciertos contratos con el Estado ecuatoriano. A un diario lo sancionaron con US$40’000,000 por una supuesta injuria al presidente. Crearon la Superintendencia de la Información y Comunicación cuyas acciones se traducen en una persecución constante a los medios de comunicación y periodistas.

En Ecuador se dice que hay libertad de expresión y de prensa, pero estas acciones han ocasionado que muchos medios cierren. Acciones como esta son, en realidad, una versión solapada de censura a la prensa y de restricción a la libertad de expresión de los ecuatorianos.

En Perú a una aerolínea se le sanciona porque de los 365 vuelos en el año llegó tarde tres veces, es decir tuvo un 99.2% de eficiencia. Dichos vuelos retrasados se debieron a hechos imprevisibles; sin embargo, Indecopi no reconoció como tales a pesar que la Dirección General de Aeronáutica Civil- DGAC, sí lo hizo. Acaban de sancionar a otra por una demora debido a que una pieza esencial del avión no funcionaba adecuadamente y se decidió proteger la vida de los pasajeros y arreglar la pieza. La DGAC informó que ello constituye un caso fortuito pues aunque una aerolínea cumpla con todos los mantenimientos, estos denominados ‘mantenimientos no programados’ siempre pueden suceder y son imprevisibles. En el Perú, hay libertad de tránsito, pero este desconocimiento de la industria aeronáutica, donde la prioridad es la seguridad del pasajero antes que la puntualidad, está significando que algunas estén evaluando seriamente su permanencia en el Perú.

Si hiciéramos una encuesta preguntándole a los pasajeros si prefieren llegar puntuales o vivos, estoy segura de que la mayoría preferirá llegar vivo. Este es el consumidor razonable de la industria aeronáutica. Esto es lo que se espera de una aerolínea responsable que conoce su negocio y sus prioridades. El Estado debe cuidar la vida de los peruanos, las fuentes de trabajo y nuestra libertad de tránsito. En ese sentido, estás no pueden ser mermadas por un actuar incomprensible.


Fuente de la imagen: Diario Oficial El Peruano.

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