A propósito de la reciente exoneración de aportaciones, contribuciones y descuentos en las gratificaciones, Diego Mera, ex miembro del Consejo Editorial de Enfoque Derecho, entrevista a Eduardo Sotelo, profesor de Derecho Tributario en la PUCP.

DM: ¿En qué consiste esta exoneración a las gratificaciones?

ES: La medida aprobada consiste en una inafectación; es decir, es para que las gratificaciones de julio y diciembre no se vean afectas al pago de contribuciones tributarias, como el pago de tributos, aportaciones, contribuciones y descuentos.

DM: ¿Cuál es la finalidad de la medida?

ES: Aquí encontramos dos posiciones. En un principio, el ejecutivo buscó brindarle mayor liquidez a las familias exonerando transitoriamente de este pago de tributos a las dos percepciones de remuneración extraordinaria de julio y diciembre (gratificaciones). Sin embargo, eso que antes era simple y llanamente una medida de política económica en un determinado contexto, ahora se ha tergiversado al excluir permanentemente a estas dos gratificaciones bajo argumentos falaces.

Se cree que hay dos remuneraciones artificiales que se reciben en julio y diciembre, y que en realidad no corresponden a mayor servicio prestado por las entidades públicas de estos cobros, ni tampoco corresponden a doble servicio. No obstante, lo único que se hace con estas dos gratificaciones es establecer los pagos de una remuneración anual de una determinada manera.

Lo primero lo han dicho los economistas. Sin embargo, los abogados sabemos que los pagos por tus servicios pueden ser entregados de distinta manera. Por ende, las gratificaciones de julio y diciembre pueden no existir y convertirse en los catorce pagos hechos en doce meses y punto. Entonces, a pesar que es la posición que ha primado, en realidad es falaz sostener que no corresponden ser gravados porque en esos meses no hay mayor prestación de parte de las entidades.

Como concepto remunerativo se necesita que estén computados para efectos de generar un fondo para una pensión suficiente; o también desde algún nivel, no solo desde el punto de vista personal, sino desde el punto de vista privado, el fondo que sirve para financiar las futuras pensiones del sujeto que no son fondos individuales. Desde el punto de vista de Essalud, estos pagos de las gratificaciones corresponden a una base remunerativa anual que permiten a una entidad pública prestar los servicios que garantizan la salud del trabajador; con lo cual realmente no entiendo, sino por una mera falacia y populismo, que se considere que no corresponde. La medida fue transitoria, pero el Congreso la ha desnaturalizado y la tergiversado completamente.

DM: ¿Por qué el  Ejecutivo ha observado la propuesta planteada en el congreso?

ES: Porque el Ejecutivo mira desde una perspectiva macro. El financiamiento principal del Estado proviene del sector privado y de la sociedad. Entonces nosotros tenemos presupuestos financiados al 70% u 80% con tributos. Ahora se van a tener que evaluar medidas para evitar que la caja fiscal colapse o que se deteriore más el servicio de las entidades que prestan el servicio financiado por estas contribuciones. Pero el dinero que el Estado va a dejar de percibir de las gratificaciones saldrá de otro sitio; más impuestos o mayores contribuciones a mayores tasas.

DM: ¿Cuál es el impacto que se ha generado?

ES: Hay distintas cifras. Algunos dicen que se trata de cuatro mil millones de gasto permanente de instituciones, algunos dicen que el monto es menor. Independientemente del número exacto, estamos hablando de cifras que no son nimiedades. Por ello, se levanta nuevamente la reflexión sobre cuánto los congresistas o el poder legislativo pueden tener la capacidad para comprometer gastos públicos de esa magnitud.

DM: ¿Cuál es su posición con respecto a esta Ley que promulga esta medida?

ES: Estoy totalmente en desacuerdo con esta ley. Un principio tributario es financiar la actividad estatal de determinadas entidades con los recursos provenientes de los bolsillos de las remuneraciones o de los empleados. Que existan exoneraciones es un sacrificio en aras de lo tributario, pero hacer de esto algo permanente es lo que lo convierte en perverso, tan perverso como la manera en que se ha llevado el discurso político mediático y disque técnico a punto de discutir el tema.

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