Marco Gamarra Galindo, alumno de la Facultad de Derecho de la PUCP y miembro del Consejo Editorial de Enfoque Derecho, entrevista a Antonio Zapata, historiador y catedrático de la PUCP, sobre la historia del derecho al sufragio de la mujer en el Perú, a propósito de que el pasado 7 de septiembre se cumplió un año más desde que se promulgó, en 1955, la Ley 12391, norma que dio carta de ciudadanía a la mujer peruana y le otorgó, por primera vez, el derecho a voto en las elecciones presidenciales. Aunque la medida no reconoció el derecho a todas las mujeres (entiéndase que solo lo reconocía a las mujeres mayores de edad -21 años- y a las casadas mayores de 18 años que supieran leer y escribir), esta medida legislativa constituyó un avance importante para promover la participación de la mujer en la vida democrática del país.

MG: El 7 de septiembre de 1955, el Presidente Manuel Odría promulgó la Ley 12391 que otorgaba, tras largos años, el derecho de voto a la mujer peruana en elecciones generales. El Perú fue el penúltimo país en América Latina en reconocer este derecho cívico-político. ¿Cómo debe recordarse ese día?

AZ: El sentido general de conceder el voto a la mujer constituye, en primer lugar, una reivindicación de género. Es un reconocimiento de igualdad ciudadana y de igualdad con el hombre. Asimismo, es una conquista democrática en el sentido que casi universaliza el voto. Aún faltaba el voto de las analfabetas, lo cual se lograría unos veinte años después, pero un gran incremento de la democracia en el Perú se dio con el voto a la mujer en 1955.

MG: ¿Cómo surge el reconocimiento del derecho al sufragio femenino en el Perú? ¿Qué factores se identifican?

AZ: El contexto internacional era que todos los países concedían el derecho de voto a la mujer.  No es un asunto que tenga que ver principalmente con una variable local. En las Naciones Unidas, que se habían constituido después de la Segunda Guerra Mundial, se había proclamado la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Allí estaban plasmados claramente los derechos de la mujer, entre los que estaba el voto. Todos los países lo habían firmado, entre ellos el Perú. La presión internacional ocasiona que la concesión del voto a la mujer venga en cascada en una serie de países, uno tras otro. El Perú fue el penúltimo en América Latina en reconocer el sufragio femenino. Esa es la variable principal.

La segunda variable es Odría. Él sabe que eso iba a pasar. Lo hacía él o se lo dejaba al siguiente. Prefirió ser él quien fuese reconocido por haberlo hecho. Así de pragmático. Odría entiende que esto es un acontecimiento que se cae de maduro y decide llevarse los méritos.

La tercera variable es la esposa de Odría. La señora María Delgado de Odría era una persona política. En el matrimonio Odría había una división de funciones donde él era el Presidente, el que mandaba pero ella era una especie de madre, matrona, una especie de Eva Perón. Ella es la primera señora que usa el título de Primera Dama y su misión es filantrópica a gran escala. Funda la Junta de Asistencia nacional. Ahí donde hay un desastre, ella se presenta y lleva frazadas, ayuda.

MG: María Delgado de Odría fue una persona clave en el régimen. Postula a las elecciones municipales de 1963 donde compite con Luis Bedoya Reyes.

AZ: Y ese es otro indicador. Es una beneficiaria del voto de la mujer. Es candidata. Cómo no darnos cuenta que la señora Delgado debió haber fastidiado al general Odría para conceder el voto. Sumamos entonces presión internacional, presión en casa y un poco de oportunismo.

MG: Se señala que Odría adoptó esta medida para capitalizar votos a su favor para las elecciones de 1956. Se pensaba que el voto de la mujer era conservador.

AZ: Él sabía ya cuando dio la norma que para 1956 no tenía chances. Lo que quiere es conservar el recuerdo con él para su posterior regreso, lo que efectivamente sucedió en 1962.

MG: ¿Cómo interviene la propia mujer peruana en la reivindicación de este derecho?

AZ: En los años 50, se registra un lobby de profesionales mujeres. Desde 1908, las mujeres podían entrar a la universidad libremente. Antes tenían que solicitar permiso. Para fines de los 40, había una cantidad considerable de abogadas, educadoras, mujeres médicos y doctoras. Llegaban las elecciones y eran señoras que, imagínate, exponían en la Suprema, defendían casos, pero no podían votar. El amanuense sí por ser hombre. Ya hacia los 40, había cantidad de profesionales organizados. Era un contrasentido demasiado absurdo. El mundo y el mismo país se habían modernizado socialmente.

MG: Si bien es cierto que la mujer peruana obtuvo el reconocimiento del derecho a voto en 1955 para ejercerlo en elecciones presidenciales, ya en 1933 la Asamblea Constituyente le había reconocido el derecho a voto en las elecciones municipales. ¿Cómo fue este primer logro?

AZ: En 1931, se elige una Asamblea Constituyente que redacta la Constitución de 1933. El debate sobre la mujer comienza en los primeros meses del año 1932. Hay diversas posiciones, desde algunos que quieren el voto de la mujer hasta los que no querían saber nada del asunto. Varias posturas intermedias y finalmente una transacción un poco cínica que fue darle el voto a la mujer en elecciones municipales. La idea era acostumbrarla al uso de la democracia durante algunos años en elecciones locales y luego otorgarle los derechos plenos. Algo gradualista. Los grupos políticos no tenían una posición uniforme. El APRA fue el único grupo coherente. Ellos tenían una postura intermedia. Tenían miedo de que la mujer reflejase un voto muy conservador y postularon la idea de que el voto solo correspondía a la mujer que trabaje. Abogaban por un voto calificado en ese sentido: solo la trabajadora. La mujer de su casa que iba a la iglesia, que el cura dominaba, no.

MG: ¿Sobre la historia del sufragio femenino en el Perú, qué estudios existen?

AZ: Hay regular estudio. Hay algunas tesis. Hay algunas personas que han publicado y no es un tema virgen. Hay cierta bibliografía. Entre otros autores mencionaría a Diana Miloslavich y a Beatriz Guardia, dos señoras que han estudiado la historia de la cuestión femenina en el Perú. Por otro lado, en la propia PUCP, está el archivo Odría.

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