Por: Sebastian Salazar Jeanneau
Ex miembro de Themis y del Consejo Editorial de Enfoque Derecho

Una de las medidas más vergonzosas realizadas por Fujimori y Montesinos para poder asegurar el éxito de su Golpe de Estado y su permanencia en el poder, fue la destitución arbitraria e ilegal que sufrieron 117 miembros del Cuerpo Diplomático del Perú. Esto, ya que dichos funcionarios no se encontraban alineados políticamente con el régimen, siendo evidentemente una piedra en el zapato para los planes e intereses de los ex-lovers del Servicio de Inteligencia Nacional.

El 29 de diciembre de 1992, mediante Resolución Suprema Nº 453/RE-92, firmada por el Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Relaciones Exteriores Oscar de la Puente Raygada junto con el Autogolpista Alberto Fujimori, se decidió acabar con la carrera y el trabajo de casi la tercera parte de los miembros del cuerpo diplomático que se encontraban en actividad en ese momento1[1]. Dicha decisión constituyó, evidentemente, una violación a la Constitución, al derecho fundamental al trabajo y a una serie de violaciones a Derechos Humanos conexos.

Si aterrizamos estas violaciones al testimonio del Embajador Eduardo Carrillo, vemos como “Al gran daño moral ocasionado a los cesados, siguió la pérdida del trabajo por varios años (…) lo que representó para muchos, no sólo severos daños económicos, sino también el deterioro de la salud y la estabilidad familiar. Destruyó proyectos de vida”.

Si alguien pensó que la destitución en si ya era un roche, ahí no quedó el asunto. Si bien la resolución formalmente justificaba a la destitución de los diplomáticos debido a la necesidad de “reorganizar” el servicio diplomático, el presidente Fujimori, buscando legitimar el hecho ante la opinión pública, expresó que la medida se tomaba ya que en ciertos casos los miembros del servicio destituidos eran homosexuales o tenían “prácticas sexuales dudosas”. Es decir, para el ex dictador Fujimori ser homosexual es primero un demérito y segundo uno suficiente como para ser expulsado de alguna carrera pública.

Vale aclarar que el dictador jamás puso nombre propio a los “inmorales” funcionarios, siendo también estas declaraciones una especie de chantaje que buscaba afectar la honra y reputación de miembros del cuerpo diplomático con familias heterosexuales constituidas.

Al margen de si realmente se expulsó a alguien por el simple hecho de ser homosexual o no, o si fue una forma de justificar la “purga” de personas honestas con principios distintos a los de la dictadura fujimorista, creo que dichas declaraciones pintan muy bien a Fujimori como un tipo que considera el ser homosexual como una condición que desacredita, que cree que los miembros de la comunidad LGTB gozan de un nivel de confianza y probidad insuficiente para seguir alguna carrera pública. Como un tipo que discrimina a minorías y que valida la homofobia como una praxis loable en el sector público.

¿Será esta también la postura de Fuerza 2011 y de los miembros del Opus Dei que los acompañan? ¿Lucharán por la reivindicación de derechos de minorías? No vaya a ser que la no mención del tema en su Plan de Gobierno no sea coincidencia y así como en el primer gobierno, con el tema: bien, gracias.


[1] 2002. La República. Ex canciller fujimorista Oscar de la Puente y 6 embajadores en la conspiración. Cruz, Edmundo.

2 COMENTARIOS

  1. Sebastián, ¿cuál crees que sería la postura de Humala, si llegase al gobierno, en lo referente a las minorías y a la comunidad LGTB?

  2. Interesante artículo sebastian. El tema del respeto al trabajo, sobre todo en el gobierno Fujimori, ha sido ampliamente criticado y creo que esto confirma la posición del gobierno de los noventas.
    Ahora, creo que sería interesante, respecto a la postura del gobierno frente a la homosexualidad y los derechos de homosexuales, que también nos preguntemos ¿cuál es la postura de Gana Perú?, es decir, si el enfoque es la protección de los derechos de los homosexuales, habría que tomar en cuenta que la misma madre de Ollanta Humala pidió el fusilamiento de gays para, según ella, eliminarlos. ¿Será ese el pensamiento que se inculcó en Ollanta Humala, tal vez no solo en casa, sino también en el ejército?
    Sería bueno también analizar la problemática desde el otro lado.
    Saludos.

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