La prensa escrita y la esfera de blog (blogósfera) tienen muchas discusiones sobre el alto y creciente costo de asistir a las universidades, la carga de la deuda que pesa sobre los estudiantes universitarios, el hecho de que los ingresos reales medios de los graduados de la universidad han aumentado muy poco los últimos 40 años y la dificultad de los estudiantes universitarios para conseguir buenos empleos. La conclusión es que con frecuencia demasiados bachilleres buscan un título universitario, y que a estos graduados se les ha vendido una carta de bondades sobre el valor de una educación universitaria.

Los hechos citados son generalmente correctos, pero la conclusión sobre el bajo valor de ir a la universidad es completamente errónea. La falacia proviene de la creencia que las ganancias de una educación universitaria determina el beneficio de esta educación. La verdad es que el beneficio se determina por las ganancias de una educación universitaria en relación a cuáles serían las ganancias si una persona dejara de estudiar después de la secundaria. Una primera aproximación a este aumento en las ganancias de una persona común es dado por la diferencia entre la ganancia promedio de un universitario y quien haya terminado la secundaria.

Un estudio reciente por el Pew Research Center convenientemente muestra algunos hechos que han sido conocidos, empero vale la pena repetirlo. El estudio mira los cambios en el tiempo dentro del ratio del promedio de las ganancias de un graduado universitario entre las edades de 25 y 32 años relativo al promedio de las ganancias de un estudiante graduado con secundaria completa de la misma edad. En ese sentido, ellos dividen las sucesivos grupos en los siguientes: el grupo de los Milenios (nacidos después de 1980), la Generación X, los Bebes del Boom, y los Mayores Silenciosos (nacidos entre los años de 1928 y 1945). El estudio revela que los jóvenes graduados universitarios ganan en promedio un 24% más que los jóvenes graduados de secundaria de la generación de los Mayores Silenciosos, pero esta diferencia de porcentaje aumentó cerca de 47% en la generación Babes del Boom, y ahora los jóvenes graduados universitarios del Milenio están ganando más de 60%.

El estudio subestima la tendencia en los ingresos de los graduados de secundaria mediante la inclusión de las personas con un grado de equivalencia de posgrado (GEP), cuyo número ha crecido en importancia con el tiempo. Los estudios realizados por Heckman y otros, muestran que quienes tienen el grado equivalente al postgrado deben ser tratados como desertores de la escuela superior, y no graduados de la preparatoria, ya que sus ingresos son similares a los de los dejaron la universidad.

La recesión golpeó los ingresos y el empleo de los graduados universitarios, pero golpeó mucho más a los ingresos y las perspectivas de empleo de los graduados de secundaria. Como resultado, la recesión en realidad aumenta la ganancia de quienes se gradúan de la universidad.

Mientras que el nivel promedio de ingresos de un graduado universitario creció lentamente a lo largo del período de 45 años del estudio Pew, el ingreso real promedio de los graduados de secundaria y quienes la abandonaron, en realidad, cayeron durante este largo período de tiempo. Esta es la razón por la que la brecha entre los ingresos de los graduados de la universidad y de secundaria aumentó tanto. Graduarse de la universidad dio muy buenos frutos no en términos absolutos, sino en relación con la alternativa, que es la única manera de medir la ganancia de la universidad.

Por supuesto, el cambio en el costo de asistir a una universidad también tiene que ser considerado antes de que uno pueda concluir que es una buena inversión. Y la matrícula universitaria ha crecido a un ritmo inusualmente rápido en los últimos 35 años. No obstante, este lugar sigue siendo una buena inversión después de compensar el costo de la matrícula a partir de los ingresos relativos más altos de graduados universitarios. El estudio Pew también preguntó a los jóvenes bachilleres si sentían que la universidad valía la pena con relación al costo financiero que significa. Alrededor del 90% de estos jóvenes dijo que la universidad o bien ya había dado sus frutos (83%) o dará sus frutos en el futuro (8%). Esta confianza en el valor de su título universitario, incluso se mantiene para los dos-tercios del quienes pertenecen al grupo de los Milenios quienes solicitaron préstamos para pagar sus estudios.

Durante los últimos 45 años, dicho porcentaje de los jóvenes que se gradúan de la universidad ha aumentado considerablemente, aunque la tasa de crecimiento se ha desacelerado durante los últimos 20 años. El que los ingresos de la universidad aumenten a pesar de que muchas personas más jóvenes están terminando la universidad implica un fuerte crecimiento de la demanda de graduados universitarios durante este período de tiempo. El crecimiento de la demanda de mencionados se relacionaría con el desarrollo de Internet y de otras tecnologías, el crecimiento del sector de servicios, y la globalización. Los graduados de secundaria pueden no siempre contar con obtener buenos empleos en el sector manufacturero.

El estudio también muestra que la fracción de los graduados universitarios con préstamos estudiantiles creció muy rápido en el tiempo así como la matrícula y en forma de préstamos respaldados por el gobierno se hizo más fácilmente disponible – el 66% del grupo del Milenios accedió a préstamos frente al 43% de los Bebes del Boom. La carga de estos préstamos es generalmente exagerada ya que la mayoría graduados pueden financiar fácilmente sus préstamos en tanto reciba mayores ingresos. Los graduados quienes se endeudaron mucho y ganan relativamente poco son los que se enfrentan a una carga del préstamo. La mejor manera de ayudarlos sería disponer de un sistema de pago mediante el cual los individuos que ganan más pagan a más, mientras que los que ganan menos paguen menos.

Tal programa de préstamo contingente al ingreso funciona mejor cuando los graduados se enfrentan al riesgo de sus ingresos futuros que no pueden predecir muy bien, mientras que no funciona tan bien cuando las ganancias futuras son más predecibles. En particular, se favorece a los graduados en campos de baja remuneración, como la enseñanza K-12- y perjudica a los graduados en campos bien remunerados, como los negocios o las finanzas. En general, un sistema de contingente al ingreso es probablemente mejor que el presente sistema de amortización fija, pero no es una panacea.