Thalía Zúñiga, abogada por la Pontificia Universidad de Católica del Perú y Directora de Regulación Racional
Esperando que los lectores gocen de buena salud y calma en sus hogares, les compartimos la siguiente lista de los artículos más interesantes sobre las políticas generadas a nivel mundial, como respuesta a la pandemia por Covid-19:
1. Studies: Panicking into Recession Could Kill More Than Coronavirus de W. E. Messamore, publicado por el portal web CCN.com., el 13/03/20. (Comparto el link aquí: https://bit.ly/2KpsNvq)
Este artículo cita dos importantes estudios que tanto los gobiernos como la sociedad deberíamos tener en cuenta en el contexto de la pandemia actual. Previamente al mandato de nuevas medidas restrictivas relacionadas a la cuarentena o a la decisión de algunos gobiernos de seguir prorrogándola, debemos ser conscientes de que quizá no estamos mirando el panorama completo:
– Un estudio realizado en 2016 por investigadores del Imperial College de Londres encontró una correlación entre el aumento del desempleo y el aumento en las muertes por cáncer, así, la última crisis financiera mundial causó 500,000 muertes por cáncer en todo el mundo en el periodo 2008-2010.
– Otro estudio realizado en 2014 por investigadores de la Universidad de Oxford encontró más de 10,000 suicidios vinculados a la Gran Recesión en los EE. UU., Canadá y Europa.
De esta manera, el autor concluye acertadamente que está bien tomar ciertas precauciones sobre el Covid-19; no obstante, la paralización económica mundial, al nivel que nos ha sido impuesta, constituye ”un pánico absolutamente ciego”.
Las recesiones son tan mortales como las pandemias, y la paralización económica por la que estamos atravesando podría en gran medida tener consecuencias más perjudiciales que el propio Covid-19.
2. Flattening the Coronavirus Curve Is Not Enough de Joshua Gans, publicado por The MIT Press Reader, el 16/03/20. (Comparto el link aquí: https://bit.ly/3bsK1ny)
El autor indica 2 puntos importantes respecto a la política dirigida a “aplanar la curva”: (1) Aplanar la curva extiende el plazo de la cuarentena (de la interrupción de nuestra vida, del distanciamiento social, de la economía); y, (2) Se asume, al aplanar la curva, que la mayor parte de la población ya está infectada con Covid-19 y que muchos de ellos ya tienen inmunidad (suponiendo en un escenario positivo que sí hay inmunidad luego del contagio), por lo tanto, lo esperado es que la gente se contagie, pues citando al autor “es más útil socialmente si contraes el virus y ya no eres portador de la infección. Eso significa que otras personas y la sociedad no tienen que temer las interacciones contigo”
No obstante, el aplanamiento de la curva es potencialmente engañoso, pues es probable que la capacidad del sistema de atención médica sea mucho más baja de lo que indican las cifras, sobre todo en países de bajos recursos.
Por ello, aplanar la curva no debería ser la única prioridad de los gobiernos, sino que, además, deberían preocuparse -de manera paralela- en aumentar la capacidad de atención médica, como concluye correctamente Gans en su artículo.
3. Is Sweden’s lax approach to the coronavirus backfiring? de Paulina Neuding y Tino Sanandaji, publicado por The Washington Post, el 8/04/20. (Comparto el link aquí: https://wapo.st/2RWMsXW)
El caso particular de Suecia es digno de estudio y observación porque sus autoridades no solo han decidido no cerrar la economía, sino que, han dado total libertad a los ciudadanos de usar el “sentido común” y tomar las precauciones que cada uno considere necesarias, con restricciones mínimas como el distanciamiento social y el aislamiento de ancianos.
Como indican los autores, Suecia está experimentado un «nacionalismo de salud pública», como si fuese “una isla de sentido común en un mar de pánico y resistencia a la ciencia”.
Por el momento, las cifras no ayudan a Suecia en cuanto al factor salud, pues es el país nórdico con mayor número de fallecidos por Covid-19; y, por otro lado, en cuanto al factor económico, se espera que su PBI disminuya un 3,4% este año, que es mejor que la disminución del 5,5% proyectada en una zona europea venida abajo por Italia y España, pero peor que la disminución del 2,9% pronosticada para USA.
No obstante, no podemos saltar a conclusiones apresuradas, sobre todo sabiendo que es una certeza que la propagación del Covid-19 podría disparar de manera exponencial las cifras de los otros países de la región, ni bien acaben su periodo de cuarentena.
Solo nos queda esperar -de manera optimista y enfocados en el largo plazo- los resultados de Suecia, quien, como indican los autores, se encuentra entre los 26 países encuestados más bajos cuando se trata del miedo al coronavirus en una encuesta reciente de YouGov.
Hay que resaltar que también existen datos para ser optimistas sobre el caso Sueco y su número de infectados parece haberse estabilizado.
4. Liberation From Lockdown Now de David R. Henderson, publicado por el American Institute for Economic Resarch, el 13/04/20. (Comparto el link aquí: https://bit.ly/34SCJY4)
Indicamos 2 ideas importantes sobre este artículo:
a. Los gobiernos han basado sus decisiones en modelos de una enfermedad que nadie entiende por completo
No sabemos mucho del virus, los políticos tienen aversión al riesgo y temen no actuar. En base a este panorama es que se han elaborado políticas de respuesta al Covid-19.
Si sumamos lo dicho anteriormente a la abundante -y hasta- tergiversada información que hay sobre el Covid-19 y que ha provocado pánico en distintas partes del mundo, el resultado es impredecible. Entonces, ¿Hasta qué punto es necesario actuar?
Es importante que los gobiernos actúen, sí, pero hay que cuidar que las decisiones inmediatas y de corto plazo no se conviertan en el plan a largo plazo. Debemos replantearnos el juego constantemente, porque el virus no es predecible, nuestro plan tampoco debería serlo.
b. Esta enfermedad no debería ser una excusa para probar el rango de increíbles poderes del Estado para pisotear la libertad.
Sabemos que hasta cierto punto es necesario acortar nuestras libertades (tránsito, trabajo, mercado, etc). Pero, ¿Hasta cuándo? En palabras del propio Henderson, “Es momento de que dejen que nos lavemos las manos y volvamos al trabajo (…) Los gobiernos deberían dejar de hacer la «cura» peor que la enfermedad”. Solo así, podremos evitar muertes por suicidio, drogas, maltrato físico y psicológico, depresión, pobreza, etc. que al final del día, no saldrán contabilizados en la estadística de fallecimientos por Covid-19.
5. Exactly How Many Deaths Are Needed to Justify Giving Governments Control of Everything? de Jim Fedako, publicado por Mises Institute, el 20/04/20. (Comparto el link aquí: https://bit.ly/2Vq2zzi)
La línea del artículo pasa por plantear la interrogante en relación a si está justificada la intervención estatal a propósito de la crisis por la pandemia actual y hasta qué punto.
Tenemos que tener en cuenta que las leyes que los gobiernos están dictando en este contexto no solo obedecen a la poca o sobre información que tenemos sobre el Covid-19, sino también, en base al pánico generado por los medios de comunicación, redes sociales, y como el autor acertadamente indica, por el propio gobierno.
Ciertamente, han sido los gobiernos los que, mediante pronunciamientos y medidas extremas, han contribuido a la simbiosis –como indica Fedako- por la que estamos atravesando: “Con la ayuda de medios amigables, el gobierno justifica los temores que propaga; los constituyentes entran en pánico y recurren al gobierno para obtener ayuda y a los medios para obtener información.”
Es a este contexto, en medio de gobiernos que fomentan el miedo – salvo algunas excepciones como Suecia, por ejemplo, cuyo gobierno fomenta el “sentido común»– para justificar sus políticas extremas y no necesariamente correctas o limpias de corrupción al cual nos están pidiendo que nos vayamos acostumbrando y que probablemente será por un periodo próximamente largo.
¿Hay justificación para eso? El Covid-19 podrá seguir, quedarse o irse, pero eso no debería preocuparnos -como dice Fedako –“como si fuese el virus quien estuviese dictando las políticas…”. Lo cierto es que la vida es asumir riesgos allá afuera, y eso es a fin de cuentas, lo que nos están quitando.
Finalmente, habiendo revisado en distintos artículos y noticias la situación actual mundial sobre el Covid-19, les dejo una reflexión al respecto: Para mí la respuesta sobre cómo está afrontando cada país la pandemia de Covid-19 pasa por responder la siguiente pregunta: ¿Qué clase de sociedad queremos ser? ¿La sociedad que elige cuidarse o la que se cuida porque la obligan a cuidarse? ¿Una sociedad que se quiere o una sociedad tóxica y autodestructiva? A fin de cuentas, ¿Una sociedad libre o una sociedad en cuarentena? Por ahora, Perú es una sociedad en cuarentena, pero ¿queremos eso realmente para nosotros?
Quizá no todos podamos optar por la confianza y el sentido común -como en el caso de Suecia- pues ahora nos encontramos a merced de las restricciones impuestas por el gobierno, pero ¿Hasta cuándo será eso válido? El tiempo pasa y la escasez aumenta.
Quizá algunos están abrazando las restricciones impuestas por el gobierno, pues de alguna manera los hace sentirse “protegidos” y “cuidados”; y algunos otros, nos sintamos mejor cuidándonos por nosotros mismos.
No obstante, creo que hablaría por muchos al decir que no queremos ser una sociedad en cuarentena. Somos -en teoría- un estado democrático, pero necesitamos también serlo en la práctica… Necesitamos que el gobierno garantice la salud en tiempos de crisis, sí. Pero a la par, es necesario también que -en caso no llegase el gobierno o si simplemente no estemos esperando nada de él- se garantice nuestra libertad para asegurarnos nuestra propia subsistencia.
Fuente de imagen: PAHO/WHO