Hoy en día existen dos grandes mitos que buscan explicar por qué la minería es un problema en el Perú.
El primero, el del “Minero Neoliberal”, empieza contando la historia de una empresa multinacional maquiavélica y malintencionada que desea generar una ganancia incurriendo en la menor cantidad de costos posible. Esta malvada empresa multinacional, aprovechándose de su poder y su gran influencia en el gobierno, consigue una concesión minera y logra que se la aprueben “al más bajo costo” sin respetar ningún derecho de los verdaderos dueños del terreno: la comunidad campesina. Con este trasfondo, por supuesto, la multinacional termina creando un desastre ecológico y destruye el terreno de la comunidad, motivo por el cual se genera una protesta generalizada en la región que termina por paralizar el proyecto.
El segundo, el del “Comunero Comunista”, cuenta la historia de cómo existe una comunidad campesina que no desea progreso y que está repleta de socialistas del siglo XXI y ex-terroristas que tienen como misión llevar adelante la revolución armada por otros medios (¡el medioambientalismo!). Entonces, esta comunidad “ignorante”, que no entiende las maravillas del progreso occidental, y que está repleta de “rojos” y financiada por “caviares” está absolutamente opuesta a la idea de que una multinacional “saquee sus recursos naturales” y decide boicotear todo proyecto minero que se cruce por su camino. Y claro, como son todos “ignorantes”, son incapaces de protestar pacíficamente y recurren a la quema de llantas y la violencia. Al final, por supuesto, estos “radicales” terminan por paralizar el proyecto para tragedia de todos los peruanos que “sí fueron lo suficientemente inteligentes” para darse cuenta de sus ventajas.
Estas son las dos grandes hipótesis. No hay más. Así, el “Gran Debate de la Minería en el Perú” termina siendo un debate por ver cuál de estos dos mitos es el que mejor explica la realidad del país. No hay una tercera opción y, por supuesto, al final, todo termina en un no-tan-cordial “estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo”.
Yo creo, en cambio, que este “Gran Debate” es una colosal y absoluta pérdida de tiempo. Y es una pérdida de tiempo porque se concentra en discutir dos posiciones irreconciliables sabiendo que, en última instancia, nadie podrá nunca convencer al otro.
En todo debate y en toda negociación, uno debe mirar más allá de las meras posiciones y analizar el tema de fondo ¿Por qué se comportan de tal o cual manera los diversos actores involucrados en el problema?
Y si miramos más allá de lo evidente, veremos que el problema de la minería en el Perú no existe ni porque las mineras sean “malas” ni porque los comuneros sean “ignorantes” o “rojos”. El problema, a fin de cuentas, es un problema estructural que tiene raíces mucho más profundas. Y no, no es un tema de medioambiente.
Es verdad que la conexión del campesino con su tierra es importantísima y que es muy diferente a la mentalidad occidental. Pero si el problema fuera uno medioambiental, ¡sería un problema muy fácil de solucionar! La remediación y prevención es un problema técnico que puede superarse con soluciones técnicas. Si lo único que separa a mineros y comuneros de un trato multimillonario que los hará felices a ambos es la determinación de cuánta contaminación va a ser tolerada o permitida, ambas partes tendrían todos los incentivos del mundo para sentarse en una mesa de negociación y arribar a una solución de mutuo acuerdo.
No, el problema no es medioambiental. El problema es un tema de ganancias, en donde el campesino siente que gana muy poco del negocio y el minero siente que ya da suficiente. Es esta situación la que genera el conflicto pues genera los intereses para que el conflicto se desarrolle. Me explico.
Si hacemos una comparación sencilla, la situación del Minero y el Comunero se asemeja mucho a la situación que existe entre una señora dueña de un terreno y una constructora. La señora tiene su terreno en la esquina más codiciada de Lima y sería un negocio redondo construir allí un edificio. La señora, sin embargo, no tiene ni el dinero ni la capacidad técnica para construirlo. La Constructora, en cambio, tiene mucho dinero y años de experiencia construyendo edificios, pero no tiene un terreno ubicado en un lugar como el de la señora.
Para resolver este problema, el marco legal actual permitiría que la señora y la constructora se reúnan a negociar y acuerden que la constructora construya el edificio y a cambio le dé una parte de las ganancias a la señora, que incluso podría terminar con un departamento gratuito allí para alquilar. Así, ambas partes se convierten en socios y quedan contentas.
De la misma forma que la señora y la constructora, el Comunero tiene un terreno debajo del cual hay un recurso muy valioso. El Comunero, sin embargo, no tiene ni los recursos para extraerlo ni la experiencia para hacerlo. El Minero tiene ambas cosas, pero no tiene acceso libre al terreno pues allí está el Comunero.
Ahora bien, a diferencia de lo que sucede entre Señora y Constructora, Minero y Comunero no son igual de libres para negociar un resultado mutuamente beneficioso porque entre ellos existe un tercero que distorsiona los resultados de cualquier negociación posible.
Así, si aplicásemos el modelo de la minería a la relación Señora-Constructora, el esquema sería de la siguiente forma: La Constructora primero vería el terreno de la señora y, en lugar de contactarla de inmediato para empezar a conversar, iría primero al Ministerio de Vivienda a solicitar un derecho de construcción de edificios en el terreno. Sólo una vez conseguido este derecho, la Constructora iría donde la señora a informarle que tiene un permiso del Estado para generar ganancias con su terreno y que ahora corresponde que ambas negocien el valor actual de la superficie. La Constructora entonces obtiene el terreno, construye el edificio y recibe grandes ganancias que, en lugar de ser compartidas con la Señora, son entregadas al Ministerio de Economía para que el Ministerio de Economía se las entregue a los alcaldes distritales de la zona en donde vive la Señora para que estos alcaldes luego inviertan el dinero para su beneficio; pero –oh sorpresa– el Estado nunca termina por invertirlos o los invierte mal y, por ende, la Señora nunca ve un sol de los cuantiosos ingresos que la Constructora tuvo gracias a que pudo usar su terreno.
En ese supuesto, si yo fuese la señora, también saldría a las calles y colgaría carteles y saldría en los medios para denunciar ese atropello.
Y tal vez la prueba principal de que es por aquí por donde va el problema es que, como suele suceder en el país, cuando los medios formales no funcionan, aparece el mercado informal. Y en términos de minería eso implica mineros informales que ni tienen Estudio de Impacto Ambiental ni pagan impuestos, pero sí dejan dinero directamente en las manos de los pobladores diariamente.
Entonces, por supuesto, existe un gran incentivo para las comunidades de impedir que se desarrolle minería formal en el país y para que se favorezca más bien la minería informal. Es por eso que abunda. Porque la minería informal, a diferencia de la formal, le pone más dinero en la mano al campesino (¡y en esa ecuación, el medioambiente no aparece!).
Y claro, en todo este caos, nunca faltarán personas que aprovechen la situación con miras a ganar notoriedad mediática como “el líder de la revuelta”. Estos falsos líderes, en última instancia, son los que promueven la violencia prometiendo a la población que “sus métodos” bastarán para deshacerse del minero formal.
Por ende, si el problema es uno de ganancias, el problema se resolverá ayudando al comunero a participar de forma más eficiente y significativa en el negocio. ¿Qué hacemos entonces hablando día y noche de mineros neoliberales y comuneros comunistas; de mineros malos y comuneros ignorantes?
Al fin y al cabo, el Minero no es «malo»; él sólo hace lo que la ley le manda: derivar toda la ganancia al Estado y dejar que los beneficios a la población se manifiesten a través de la generación de empleos y la “responsabilidad corporativa”, que consiste básicamente en darle colegios, postas médicas y agua y desagüe a la comunidad (es decir, cosas que el Estado ya de por sí debía haberle dado). El Comunero, por su parte, no es ni ignorante ni comunista; él está convencido de que «le han impuesto una situación injusta» y siente que la mina se lleva muchas ganancias mientras que él a cambio recibe o beneficios que considera insuficientes a comparación de los que recibe el Minero o cosas que ya debería tener (infraestructura, colegios, postas médicas, etc.). Entonces el Comunero siente que el Minero “le debe” y el Minero siente que el Comunero “nunca está satisfecho” ¿Realmente nos sorprende que esta situación genere conflictos sociales?
Queda pues claro que la inclusión del Estado en la ecuación altera los resultados de lo que en principio debería ser una negociación fluida y provechosa, poniendo a las partes en una situación en donde aparentemente cada uno tiene posiciones incompatibles: el Minero quiere una Mina y el Comunero no la quiere. Pero esta aparente incompatibilidad tiene, en realidad, una solución. Después de todo, el minero quiere una mina porque sabe que allí existe la opción de generar grandes ganancias y el comunero no quiere esa mina porque no le representa suficientes ganancias.
Entonces, si el problema está en una estructura que deja insatisfechas a las comunidades campesinas, para arreglarlo es preciso atacar ese mismo sentimiento de insatisfacción; y existen varias formas de hacerlo:
En primer lugar, podría reformarse el sistema de repartición de utilidades (el famoso canon) para que en lugar de tercerizar todo el dinero a través del Estado, una parte de este se entregue directamente a los comuneros semanal o mensualmente. Definitivamente, el comunero sabrá mejor que el Estado cómo gastar esos montos.
En segundo lugar, podría replicarse el modelo Señora-Constructor. Simplemente hacer que ambas partes (minera y comunidad) celebren una “asociación en participación” y definan los derechos y obligaciones que cada uno asumirá a raíz de la explotación del mineral (ojo, no sólo por el uso de la superficie del terreno). El problema, claro, es que aquí el comunero tiene que depender de que el Presidente de su Comunidad invierta bien el dinero (y corremos el riesgo de reemplazar a los presidentes regionales ineficientes por los presidentes de comunidad campesina ineficientes).
En tercer lugar, se podría evaluar darle acciones a los comuneros en la empresa minera. Aquí, el problema, sin embargo, está en que la solución terminaría por elevarle los costos de transacción a las empresas mineras.
Finalmente, está la opción de darle a los comuneros la propiedad sobre los recursos naturales que se encuentran debajo del suelo para que puedan, con un derecho de propiedad claramente establecido, negociar directamente con la minera las condiciones de su explotación. El problema aquí, claro, es poder determinar con seguridad y precisión el derecho de propiedad para que pueda ser de verdadera utilidad al campesino (y claro, podría implicar también revisar el régimen de propiedad dentro de las comunidades campesinas).
Todos y cada uno de estos modelos tienen sus pros y sus contras que merecen ser discutidos y debatidos detenidamente. No será un debate ni sencillo ni corto; pero será un debate mucho más fructífero y útil que el que hoy en día estamos teniendo. Nos estamos equivocando de debate; y ya es tiempo de escoger el correcto.
Interesante articulo, solo que analogía de la mina con un terreno no es tan exacta, debido a que no solo se ponen en contra de la mina los que son dueños del terreno donde esta se desarrollaría , si no que los vecinos cercanos y lejanos por no tener la suerte de que sus tierras tengan riqueza debajo de ellas, también se opondrán a la mina, hasta que esta suelte también algo para ellos, ahí es donde se vuelve insostenible plantear las 3 teorías que mencionas. como ejemplo, en Conga, los dueños del terreno no se quejan, se quejan comunidades fuera del área de influencia directa y hasta muchas veces indirecta del proyecto.Pero igual buen análisis muy interesante .
Buenos días Dr. Gurmendi,
encuentro el articulo de mineros y comuneros excelente y explicado de una manera comprensible para el común de las personas, agrego que la Senora seguramente esta instruida o al menos actualizada con el mundo occidental, el comunero no, por eso es tan fácil de manipular por los comunistas que saben donde tocar el punto débil, La Ignorancia se Paga, y no solamente los ignorantes pagan, también todo lo que les rodea, es tarea de todos los peruanos de compartir conocimientos como Ud. lo hace, con el fin de hacer progresar el Peru entero. Feliz Navidad y Prosperidad.
Perla Bolanos
Estimada Perla, gracias por las felicitaciones y feliz navidad para ti tb. Una sola precisión: Yo no creo que los comuneros sean ignorantes o que la señora sepa más del mundo que ellos solamente por ser occidental. Tampoco creo que todos los comuneros sean comunistas ni que sean más proclives a serlo. Pero, en todo caso, si es que hay comuneros comunistas no es porque sean ignorantes. Es porque los comunistas son los únicos que se dan el trabajo de ir a la sierra a hablar con ellos sobre estas cosas…
Llegué a tu comentario por recomendación de un amigo. Todas tus soluciones se reducen al tema del reparto de la ganancia, formalización y derechos de propiedad privada. Estos argumentos de gente como De Soto, Ghersi (en el lado liberal/libertario) y de Avellano-Yaguas (en el lado liberal/liberal-social) ignoran temas claves: no todos los conflictos sociales sobre la tierra comunal son iguales (ver la amplia literatura de Bebbington), las comunidades indígenas han luchado por décadas por el reconocimiento del derecho a la propiedad comunal, no propiedad privada, y así lo reconoce el Derecho Internacional (Ver Convención ILO 169, Declaración de los Derechos Indígenas ONU 2007), estos instrumentos también reconocen el derecho al consentimiento, no a la consulta de las comunidades, entre otras razones que son verdaderamente estructurales pero que nos las menciono porque extendería mucho mi comentario. Sobre el tema tengo escrito algunas cosas: http://comparacioncritica.blogspot.com/2011/08/la-consulta-previa-no-es-la-solucion.html; http://comparacioncritica.blogspot.com/2011/12/estado-de-emergencia-y-conflictos.html , Saludos.
Estimado Roger, yo no he planteado un debate sobre la propiedad comunal (aunque sí conozco personalmente a comuneros que simplemente no entienden por qué «no son dueños» del terreno que tienen «registrado» ante su comunidad). Tampoco he planteado un debate sobre el derecho a la consulta. Lo único que he dicho es que el problema recae en la falta de participación del campesino en la ganancia del negocio. Tanto el Convenio 169 como la propiedad comunal son compatibles con el debate que planteo.
Saludos!
No estoy de acuerdo..me parece muy simplista tu artículo.
Ya te contesté. Disculpa que me haya tomado tanto tiempo responder, estos comentarios recién los publicaron hoy en masa. Estoy tratando de ponerme al día jaja.
Sr. Gurmendi:
Leí su artículo, en una reproducción en el Comercio, y luego la busqué en esta web, y déjeme decirle que responderle respetuosamente a través de este medio, indicándole que me parece muy simplista su análisis, razón por la cual le brindo a continuación mis observaciones.
En primer lugar,. indicar que el problema de conflicto de Conga, es en resumen un problema de costos o ganancias, es tan alejado de la realidad, que deja ver que Ud. no ha realizado un análisis integral de la problemática de los conflictos sociales (más de 215 conflictos según el reporte de set. del 2011 de la Defensoría del pueblo, de los cuales más del 50 % son por temas ambinetales), por lo que le hago llegar amablemente unos pasos para mejorar su análsis.
Asumiendo que Ud., yo y muchos de otros peruanos, aceptamos que existe un problema, los pasos para solucionar cualquier conflicto son: 1 Reconocer que existe un problema. 2. Analizar integralmente el problema, 3. Analizar las mejores soluciones, 4. Aplicar la (s) o mejor (es) solución (es).
¿En que paso no encontramos nosotros en conflictos socioambientales como en Conga?, probablemente, estemos queriendo llegar al paso tres, sin cumplir plenamente los pasos uno y dos.
Reconocer el error, es algo que debemos aceptar todos los peruanos, ¿Porqué?, porque nos corresponde,….empresa, estado, población, ¿Porqué nos es tan difícil reconocer que todos nos equivocamos?, las empresas por no tener una adecuada relación con las comunidades en las áreas de influencias de sus proyectos, el estado por no generar confianza a las poblaciones más pobres, las autoridades por no invertir adecuada y oportunamente los recursos, la población por elegir muchas veces a las autoridades que elegimos y exagerar en las protestas.
El paso dos nos invoca analizar que tipo de problema tenemos. Desde mi punto de vista los análisis, se pueden análizar desde cinco enfoques: 1. Tenemos un modelo de Gestión Ambiental en proyectos mineros, pesqueros, petroleros, agrícolas, etc; ¿ Si hay tantos problemas, algo debe estar mal en el modelo o no?¿ Porque no se puede mejorar?. 2. Es innegable que en el mundo existe un creciente interés por proteger el medio ambiente, querer negarlo sería in contra corrientes tan modernas como el etiquetado ecológico, la inteligencia ecológica, las teorías de Gaia, el análisis de Huella ecológica o ciclo del Carbono, etc; que ¡ OJO!, son los consumidores y no los estados los que están promoviendo, empresa que no se sube al tren del cuidado del medio ambiente, probablemente esté condenada a desaparecer. 3. Existe un problema de gestión administrativa de los recursos públicos y privados que no son invertidos adecuadamente en las comunidades campesinas-indígenas de muchas áreas de influencia de los proyectos ¿Culpa de quién? De los gobernantes y de los electores sin dudarlo. 4. Estamos en el desarrollo de un legislación ambiental incipiente, muy alejada de la ya experimentada legislación ambiental en paises como Australia, Europa ( el 2010 prohibió el uso de cianuro en proyectos mineros…¿porque será ah?), Canadá, Chile, etc; y mucho más lejos del cumplimiento de las pocas leyes ambientales que tenemos en el Perú. 5. Un problema de confianza es lo que nos queda por superar, muchas comunidades campesinas tienen en el imaginario colectivo, la desconfianza ganada por el abuso de las entidades públicos- privadas, que han llegado a sus hogares, salvo contadas excepciones, pero seamos sinceros, la gran mayoría, han abusado, y poco o nada se han preocupado por el bienestar de ellos, ¿ Que hacer?, talvéz si leen con atención estos puntos de vista, podamos llegar al llegar al mismo sitio del conflicto, pornernos al mismo nivel de un comunero, vivir con ellos sus miedos, temores, alegrías, etc, y ganarnos poco a poco su confianza, hasta que nos reconozca como un vecino bueno, como un compañero de vida y así talvez los peruanos nos veamos todos a los ojos y sabremos que estamos todos pensando igual, el desarrollo de nuestro país.
Omar, recién leo esta respuesta. En fin, como indiqué más abajo, no he pretendido opinar sobre Conga… por qué no revisas mi réplica a tu artículo en tu blog y me contestas?
Como siempre, un gusto. Saludos!
Hablas de 2 grandes hipótesis, el minero neoliberal y el comunero comunista pero creo que hay un tercero a quien olvidas y que es el mas peligroso. En las imágenes de las revueltas de los cajamarquinos no se ven comuneros con yanqui y sombrero sino más bién ciuadadanos de la ciudad, con cierto nivel de instrucción, muchos de los cuales se hacen llamar integrantes de los famosos Frentes de Defensa que ahora abundan en todos los departamentos. A esta tercera hipótesis cómo los llamaremos ? Allí estan los rojos de verdad que nunca en su vida trabajaron en el campo ni son dueños de la tierra que ahora dicen defender de la contaminación… Es necesario identificar a estos verdaderos recalcitrantes así como sus verdaderas intenciones para desenmascararlos. Es hora de que Seguridad del Estado realice su verdadero trabajo y exponga a estos nuevos expertos en ambientalismo.
No estoy de acuerdo con tu columna.
me quedó claro!
Este no es un mito estimado: El primero, el del “Minero Neoliberal”, empieza contando la historia de una empresa multinacional maquiavélica y malintencionada que desea generar una ganancia incurriendo en la menor cantidad de costos posible = que empresa no busca la maxima ganancia al menor costo? ese concepto de empresario es de primer año de universidad. Esta malvada empresa multinacional, aprovechándose de su poder y su gran influencia en el gobierno, consigue una concesión minera y logra que se la aprueben “al más bajo costo” sin respetar ningún derecho de los verdaderos dueños del terreno: la comunidad campesina = el caso de la concesión de yanacocha te suena? has visto los videos de vladimiro negociando con los jueces para beneficiar a la empresa gringa en perjuicio de la francesa? a parte oh diosas se ha tomado la molestia de revisar tal información?. Con este trasfondo, por supuesto, la multinacional termina creando un desastre ecológico =usted ha oido hablar del derrame en cajamarca, del pleno casatorio?????? o también son cuentos comunistas?????? y los 3000 mil relaves o pasivos ambientales???? también son perjuicios? y destruye el terreno de la comunidad, motivo por el cual se genera una protesta generalizada en la región que termina por paralizar el proyecto LA protesta es cclara pues no? la mina bajo el sistema actual no genera beneficios y por el contrario contamina…………. a estas alturas esto no es un MITO…. sino revise los informes de la defensoría del pueblo sobre conflicto.
No niego que la minería contamine ni afirmo que el sistema actual sea perfecto. Lo único que digo es que es un error pensar en términos de que todo el problema se reduce a que las mineras contaminan (así como también es un error pensar que todo se reduce a que los campesinos «son ignorantes»). Eso no es ver el panorama completo. Hay mineras que han causado desastres ecológicos y hay mineras que no los han causado, pero incluso si mañana se arreglasen todos los problemas medioambientales relacionados con la minería, persistirían los conflictos sociales. Ese es mi argumento.
Ese artículo repite el original en Perú de (no veo que agregue nada nuevo aparte del ejemplo) y debió empezar como todo artículo del AED: este no es un artículo científico, datado ni pretende serlo, es un mero ensayo (se está perdiendo la sinceridad). La idea es genial… sociológicamente es la reinvindicación de los derechos sobre la tierra y sus recursos (problemas debatidos por mariátegui cuando habla sobre el problema del indio y medianamente aplicado por velásco…. claro que alli si se horrorizarán mis estimados del aed). El sesgo se encuentra en dos puntos:
-creer que existe un solo tipo de derecho de la propiedad (cuando los aed gringos más rigursos que nuestros profetas aceptaron la existencia de multiples formas de proopiedad entre las cuales está la comunitaria).
– ignorar las externalidades, que no son iguales a los terrenos de lima….. eso es por la falta de rigurosidad en el ensayo…. en los medioamibente complejos como la sierra o selva… la modificacación del predio vecino en lo más mínimo genera un impacto negativo en todo el entorno…. un impacto grave que es imposible de recuperar…. por ejemplo si lotizo la selva y en un km2 se tumban arboles y cultivan soja ello afectará a todos los predios del entorno, lo cual a largo plazo puede dejar sin valor a los demás predios. Estos efectos hacen que la propiedad comunal resulte más eficiente que la privada occidental porque la acción está en función a «la responsabilidad» antes que a «la libertad»……. entonces creer que lotizando solucionamos el problema… al contrario creamos uno nuevo y claro la minería informal se acepta por sus resultados a corto plazo pero a largo plazo es inviable y más costoso que asumirla…. Y PORQUE EL CAMPESINO SE COMPORTA ASÍ? pues facil, los del aed lo estudiaron y aceptaron que el hombre actua en el corto plazo sin pensar en el largo, es un defecto del homus económicus….. y en estos casos con ambientes complejos ese comportamiento es fatal… así como a lo madre de dios.
– Mi propuesta es respetar las formas de propiedad de las comunidades e integrarlos al mercado a partir de sus formas de propiedad y reduciendo las externalidades…. por ejemplo en la selva: sería reconocer juridicametne la propiedades de la comunidades elváticas y que estos se representen en papeles o representaciones y sean colocados en los mercados internacionales….. para que los compren los estados extranjeros o privados y paguen como retribucipon por el cuidado del medio ambiente de estas comunidades que desde siglos lo hacen eficientemente…
Disculpa jb pero, a qué original te refieres? Este artículo es el único que yo he publicado sobre este tema. Luego apareció una versión editada en El Comercio (que dicho sea de paso yo no envié ni autoricé los cambios) y nada más.
Yo no he usado como base para este artículo ningún otro artículo de ningún autor de AED, al punto que ni siquiera considero que sea un artículo de AED o por lo menos no pretende serlo. Es más un artículo de negociación y debate.
Saludos!
Alfonso, muy interesante tu perspectiva pero no considero que el símil de «La señora dueña del terreno y la constructora» sea el mas adecuado para explicar este conflicto.
Para empezar tenemos que recordar que la función principal de un Estado es EL BIEN COMUN. Ahora, el terreno no es de los Mineros, ni del Estado, es del País, pero le entregamos la administración del mismo al Estado, quien como repetimos debe velar por el BIEN COMUN.
Para conseguir esto, el Estado debe procurar inversiones para generar divisas utilizando los recursos que le han sido entregados para tal fin. Si lo hemos entendido hasta ahí, sabremos que si el estado entrega a las empresas mineras la concesión y explotación de nuestras minas es porque simplemente nosotros no tenemos los recursos ni la tecnología, ni los profesionales ni la técnica, AUN, para explotarla nosotros mismos. Cuando comienza la polémica y el descontento? Cuando los encargados de entregar estas concesiones no piensan mas que en su propio beneficio y se olvidan por completo del poblado que tendrá que resistir la explotación minera. De la tierra que perderá todo sentido para la gente que acostumbraba a vivir en ella y por ella. Es n este momento donde entre la empresa minera y el minero se generan conflictos, como bien dices, el intermediario (dígase Estado) que debe velar por el bien común está plagado y por siglos ha sido así, de gente corrupta, pero cuidado. Alguien corrompe al corrupto..Quien? obvio, el máximo interesado, la empresa minera., que no seamos candidos, se llevan todo lo que pueden y mas y así debe ser porque tienen el capital en el momento adecuado en el lugar adecuado y este don de oportunidad tiene una recompensa, ganar!
Entonces, que diferencia habría si cuando se le otorga en concesión a una empresa transnacional, en el Acuerdo base se contemplen absolutamente todos los beneficios que obtendrán el poblado, sus ciudadanos y los mineros con dicha explotación. Los mismos que será supervisados por organizamos internacionales y realizados en tiempos reales con penalidades explicitas, señaladas en el acuerdo. Y con una remuneración digna, así como con derecho a las utilidades extras que obtenga la empresa en la explotación que haga. Que distinta seria la historia si grandes sumas de dinero en lugar de ir a para a los bolsillos del funcionario o el gobierno de turno que favoreció a determinada empresa, se invierta POR OBLIGACION en reconocer y conseguir que un 30% de las ganancias percibidas por el estado por esta concesión sean derivadas inmediatamente al progreso y realización de escuelas, hospitales, centros empresariales, apoyo a las PYMES locales, etc etc…Lo que necesita un poblado a cambio de tener que soportar que todos usufructuemos de su suelo y de su cotidianeidad, porque a partir de la explotación ya no la tendrán. Todos ellos, deben estar contemplados en el contrato, todos deben recibir una contraprestación por ceder su tierra al BIEN COMÚN, porque de esa explotación comeremos todos y creceremos todos como país, pues debería ser una Lotería que alguien encuentre oro, plata o bronce debajo de tu pueblo, y no por el contrario, el comienzo del fin. Niños enfermos, la tierra inservible, los mineros con con pulmones destrozados por el mineral y el ambiente en general lleno de partículas dañinas por las explosiones y la contaminación de los ríos mas cercanos. Todo esto implica un coste terrible y pocas veces ves que cerca de las minas existan poblados ricos, por el contrario, la pobreza máxima, y este es el verdadero debate.
Alfonso, muy interesante tu perspectiva pero no considero que el símil de «La señora dueña del terreno y la constructora» sea el mas adecuado para explicar este conflicto.
Para empezar tenemos que recordar que la función principal de un Estado es EL BIEN COMUN. Ahora, el terreno no es de los Mineros, ni del Estado, es del País, pero le entregamos la administración del mismo al Estado, quien como repetimos debe velar por el BIEN COMUN.
Para conseguir esto, el Estado debe procurar inversiones para generar divisas utilizando los recursos que le han sido entregados para tal fin. Si lo hemos entendido hasta ahí, sabremos que si el estado entrega a las empresas mineras la concesión y explotación de nuestras minas es porque simplemente nosotros no tenemos los recursos ni la tecnología, ni los profesionales ni la técnica, AUN, para explotarla nosotros mismos. Cuando comienza la polémica y el descontento? Cuando los encargados de entregar estas concesiones no piensan mas que en su propio beneficio y se olvidan por completo del poblado que tendrá que resistir la explotación minera. De la tierra que perderá todo sentido para la gente que acostumbraba a vivir en ella y por ella. Es n este momento donde entre la empresa minera y el minero se generan conflictos, como bien dices, el intermediario (dígase Estado) que debe velar por el bien común está plagado y por siglos ha sido así, de gente corrupta, pero cuidado. Alguien corrompe al corrupto..Quien? obvio, el máximo interesado, la empresa minera., que no seamos candidos, se llevan todo lo que pueden y mas y así debe ser porque tienen el capital en el momento adecuado en el lugar adecuado y este don de oportunidad tiene una recompensa, ganar!
Entonces, que diferencia habría si cuando se le otorga en concesión a una empresa transnacional, en el Acuerdo base se contemplen absolutamente todos los beneficios que obtendrán el poblado, sus ciudadanos y los mineros con dicha explotación. Los mismos que será supervisados por organizamos internacionales y realizados en tiempos reales con penalidades explicitas, señaladas en el acuerdo. Y con una remuneración digna, así como con derecho a las utilidades extras que obtenga la empresa en la explotación que haga. Que distinta seria la historia si grandes sumas de dinero en lugar de ir a para a los bolsillos del funcionario o el gobierno de turno que favoreció a determinada empresa, se invierta POR OBLIGACION en reconocer y conseguir que un 30% de las ganancias percibidas por el estado por esta concesión sean derivadas inmediatamente al progreso y realización de escuelas, hospitales, centros empresariales, apoyo a las PYMES locales, etc etc…Lo que necesita un poblado a cambio de tener que soportar que todos usufructuemos de su suelo y de su cotidianeidad, porque a partir de la explotación ya no la tendrán. Todos ellos, deben estar contemplados en el contrato, todos deben recibir una contraprestación por ceder su tierra al BIEN COMÚN, porque de esa explotación comeremos todos y creceremos todos como país, pues debería ser una Lotería que alguien encuentre oro, plata o bronce debajo de tu pueblo, y no por el contrario, el comienzo del fin. Niños enfermos, la tierra inservible, los mineros con con pulmones destrozados por el mineral y el ambiente en general lleno de partículas dañinas por las explosiones y la contaminación de los ríos mas cercanos. Todo esto implica un coste terrible y pocas veces ves que cerca de las minas existan poblados ricos, por el contrario, la pobreza máxima, y este es el verdadero debate.
Vía twitter he recibido con mucho agrado la noticia de que el Sr. Omar Colán, del blog Ecosoluciones y Asesorías (a quien no tengo el gusto de conocer en persona), ha publicado una réplica a mi artículo “De Mineros Neoliberales y Comuneros Comunistas” (la réplica está disponible aquí: http://ecosolucionesyasesorias.blogspot.com/2012/01/espacios-y-tiempos-historicos.html). Para Omar (me tomaré la libertad de llamarlo por su nombre), sin embargo, mi argumento es “simplista” y demuestra que adolezco de una “ceguera intelectual” causada por mi falta de “sensibilidad de sostenibilidad en el tiempo”. Pues bien, me atrevo a afirmar que estoy de acuerdo en que mi “desacuerdo” con Omar se debe a la ceguera intelectual, pero que esa ceguera no es mía. Me explico:
El problema, según veo, es que Omar resume mi argumento de la siguiente forma:
“[Alonso] argumentó que el problema de Conga, se resume a un tema de reparto de dinero (utilidades le llamó), indicando que si los gobiernos regionales y locales se hubiesen preocupado por administrar mejor los dineros del canon minero y se hubiese construido postas médicas, carreteras, colegios, se hubiesen implementado programas sociales, etc. no tendríamos los problemas que existen hoy en Cajamarca, en síntesis, el problema de Conga requiere una solución económica, mejor distribución y más plata en el bolsillo del comunero y se quedará callado”.
Lo que pasa, estimado Omar, ¡es que este no es mi argumento!
Lo primero que hay que aclarar es que mi artículo no se refiere al problema en Conga, sino que es una crítica a lo que denominé “el Gran Debate de la Minería en el Perú”. El artículo no plantea una solución a Conga, sino sugiere que el país debería dejar de gastar sus esfuerzos en discutir posiciones inexactas y prejuiciosas sobre la naturaleza de comuneros y mineros. Punto. Nada más. Ni siquiera ofrece una propuesta de solución, sólo ofrece una propuesta de debate, en donde cada quién escogerá la opción que más le guste (y en definitiva, 3 de las 4 soluciones que propongo, personalmente ¡no me gustan!).
Cuando yo digo que no considero que el problema de la minería sea un tema medioambiental no me refiero a que no existan problemas medioambientales. Eso, como bien dices, sería estar ciego a la realidad. Yo lo que pretendo decir es que incluso si se resolvieran todos los problemas medioambientales los conflictos sociales persistirían, porque en el fondo, el origen de los conflictos está en la idea de que el comunero recibe muy poco de la ganancia del negocio. Es decir, incluso si mañana una multinacional plantease el único proyecto minero 100% libre de contaminación (algo imposible pero asumámoslo para efectos del argumento) yo igual considero que existirían conflictos entre comunero y minero. El comunero seguiría quejándose de que su pueblo sigue igual de pobre mientras que el minero sigue haciéndose rico. El minero seguiría considerando que ya da suficiente al comunero y que éste nunca está satisfecho. ¿Por qué? Porque el problema está un paso más atrás de los problemas medioambientales. Es verdad que estos problemas existen y que muchas veces agravan los conflictos sociales, pero los mismos, en mi opinión, no son la causa última de los problemas entre comunero y minero.
De esta forma, pues, yo creo más bien que lo que sería simplista es decir que mi argumento se resume en que “hay que ponerle más plata en el bolsillo al comunero para que se quede callado”. Tú simplificas mi argumento a un burdo soborno al campesino para que no se queje del desastre ambiental que el minero va a causar necesariamente, pues nuestro sistema legislativo (Sistema de Gestión Ambiental – SGA le llama él) es un desastre.
Estimadísimo Omar, lamento informarte que estás atrapado en el tipo de argumentación característica del “Gran Debate de la Minería en el Perú” que critiqué en mi artículo…
Yo no planteo sobornar al campesino ni esperar que se quede callado. Todo lo contrario, quiero empoderar al campesino. Quiero que sea más libre de poder alcanzar el desarrollo económico, social y personal que él y su familia desean de la forma que mejor les parezca. Y en ningún momento planteé que eso sucedería si el Estado hubiese “administra[do] mejor los dineros del canon minero y se hubiese construido postas médicas, carreteras, colegios, se hubiesen implementado programas sociales” como alegas. Eso más bien se parece a tu argumento de que “un defecto del SGA desde el punto de vista administrativo es que se tiene dinero, están los fondos por Canon (…) pero no se distribuye eficientemente, o peor aún, no se sabe ni siquiera cómo gastar”. No lo dije yo. Lo dijiste tú.
Y es que ahí está –creo yo- nuestra principal diferencia. Yo quiero que el campesino tenga todas las herramientas posibles para decidir su propio camino al progreso. Tú, según leo, simplemente quieres hacer que deje de ser víctima de un sistema legal ineficiente y tercermundista, para que ese mismo sistema legal lo lleve de la mano al desarrollo.
Según entiendo tu opinión, entonces, un “SGA” eficiente y un alcalde que sepa gastar bien el dinero del canon marcarían la diferencia: El primero eliminaría la contaminación y el segundo crearía desarrollo…
Ambos deseamos lo primero, ambos queremos una industria minera que no contamine y un Perú limpio. En donde sí estamos en desacuerdo, sin embargo, es en lo segundo. Yo no quiero que sea el alcalde el que lleve de la mano al campesino. ¡Eso no se puede y nunca se ha podido! Yo quiero que sea el propio campesino el que tenga las herramientas de mercado para velar por su propio éxito económico.
Y lo peor de todo, mi estimado, es que creo que, en el fondo, estamos de acuerdo. Y lo digo porque tú en tu artículo señalas que la mala gestión de los gobiernos regionales y locales “[generan] un descontento en la población que escucha que el Perú tiene muchos ingresos por exportación de materias primas y, sin embargo, ven que su pueblo sigue igual hace décadas”.
¡Ese es el punto de mi artículo Omar! ¡Allí está el problema y en eso estamos absolutamente de acuerdo! Pero si allí está el problema, entonces, como dije, el problema no es medioambiental, ¿no? El problema no es que los campesinos sufran la contaminación de sus tierras. Eso es sólo un agravante, ¿no?
Y si ese es el problema, ¿qué solución ofreces para resolverlo? De lo que he podido leer, solamente dices que los gobiernos regionales y locales deberían ser eficientes. Eso suena lindo, pero ¿es realmente posible? Es por eso que yo lo que propongo es sacar del medio al Estado ineficiente que criticas y darle a los campesinos las herramientas para su propio desarrollo. Más bien, no veo en tu post nada que critique esta premisa ni nada que niegue su veracidad. Entonces, ¿por qué estás tan en desacuerdo conmigo?
Creo, estimado Omar, que te has centrado demasiado en mi afirmación de que el problema no es medioambiental y has reaccionado con una “ceguera intelectual” tan marcada como aquella de la que supuestamente yo adolecería, sin poder darte cuenta de que, en el fondo, bien en el fondo, estamos de acuerdo.
Muchísimas gracias por tan interesante réplica.
Un muy cordial saludo,
Alonso
El día de hoy recibí en bloque todos los 12 comentarios sobre el artículo. He intentado responder a la mayor cantidad posible lo más rápido que he podido. Prometo regresar sobre el tema pronto con más ideas en un comentario adicional!
Saludos a todos y gracias por los comentarios.
Alonso
No son tan miticos los mitos que planteas, y tus soluciones no son tan descabelladas, sin embargo, que el comunero se kede trankilo luego de percibir una ganancia directa tambien seria una dis-solucion puesto que la mineria si que hace mierda al medio y a la poblacion cercana y lejana pero dentro del marco de influencia.