Hace poco leí un artículo que decía que la Danta del Chocó, conocida como “La Macho de Monte”, aún habita en el parque de los Katios, donde se creía extinta. La danta, es un mamífero que puede pesar hasta 350 Kg., alcanzar 2.5 metros de largo, y que posee una pequeña trompa parecida a la de los elefantes, aunque es de la familia de los caballos y rinocerontes; actualmente es el tipo de Danta en mayor peligro de extinción en el país, siendo la cacería y la deforestación sus principales causas.
Ante esto, el Estado y algunas ONGs han diseñado políticas que buscan que las comunidades conserven dichos animales reduciendo su cacería, lo cual si bien resulta loable, como en otros problemas ambientales pudiera no ser eficiente por algunas razones de tipo económico.
Veamos: como todas las especies en vía de extinción, la Danta tiene como problema principal la caza furtiva, ésta se produce porque la Danta es un animal salvaje, que tiene un mercado, pero su propiedad es estatal, presentándose aquí lo que Garrett Hardin llamó “la tragedia de los comunes”, la que ejemplificó imaginándose un pasto verde de propiedad común, en donde como todos los vaqueros pueden llevar sus vacas a pastar gratis, lo que al final sucederá es que todos aprovechan el recurso pero nadie sembrará nuevo pasto o evitará que el mismo se destruya por la sobreexplotación, pues si alguien lo hiciera no podría apropiarse de su esfuerzo, sino que los beneficios de éste serían usufructuado por otros que no aportaron nada, con lo que finalmente, el terreno se arruinará; en cambio, si dicho pasto tuviera un dueño, éste invertiría para conservarlo y mejorarlo, pues así podría cobrar a los vaqueros que quisieran llevar sus vacas allí, además, limitaría el número de usuarios a fin de no sobreexplotar la tierra. Es claro y la historia lo prueba, que los animales que se extinguen son los salvajes, ¡nunca los domésticos!
Éstas políticas tiene otro problema económico, que el premio Nobel de economía Ronald Coase llamó “los costos de transacción”, es decir, todos aquellos costos de tipo monetario o no monetario como el tiempo y la información en que debemos incurrir para usar el mercado o desarrollar una actividad, los que tratándose de políticas como estas son altísimos, pues el Estado debería contratar guardabosques, mejorar la capacidad de detección de cazadores, entre otros cosas para funcione, lo que vemos poco factible, pues no cuenta con los recursos para ello. Al final del día, para los habitantes de la zona donde habita la Danta, en su mayoría gente pobre, es mucho menos costoso seguir explotándola de la forma tradicional obteniendo rentas para subsistir, que no recibir nada y dejar que la especie sobreviva.
Bajo esta óptica, es claro que la privatización de la Danta y la promoción de zoocriaderos puede ser una herramienta eficiente para salvar la especie de la extinción. ¡Lo dicho no es algo teórico! ya se ha probado con éxito en otros animales amenazados.
Por ejemplo, en Zimbabwe, como lo indica el profesor Enrique Pasquel, los elefantes estuvieron en vía de extinción, sin embargo, al establecerse por el gobierno derechos de propiedad que permiten a las comunidades apropiarse de los mismos, criarlos, venderlos y hasta recibir una parte de la carne y el marfil cuando un cazador siguiendo los procedimientos legales captura un animal, se generaron incentivos para que los aldeanos conserven la especie y la protejan de la caza furtiva; sobre esto mismo, el maestro Alfredo Bullard señala que mientras que en Kenia los elefantes han caído de 75 mil a 19 mil, entre 1989 y 1999 en Namibia donde son de propiedad privada la población creció de 30 mil a 43 en el mismo periodo. Lo anterior, ha generado que algunos países como Namibia o Zimbabwe actualmente exporten elefantes para replobar aquellas zonas donde casi desaparecieron.
Por ello, tiendo a pensar que el salvamento de la Danta puede lograrse de forma más eficiente usando el mercado, otorgando derechos de propiedad sobre ellas a las comunidades y particulares, y destinando los recursos que se invierten en una política de conservación de éxito incierto a la subvención zoocriaderos; con esto, los propietarios tendrían los incentivos suficiente para evitar su desaparición, pues al ser dueños, podrían criarlas, vender su carne (existen mercados de carnes exóticas en Asia y Europa) y racionalizarían la explotación de la especie, pues conservarían las necesarias para futuras producciones.
Así, en poco tiempo, el establecimiento de un mercado haría que la especie pase de la casi segura extinción a un nuevo florecimiento, porque cuando las cosas tienen dueño, éste invierte en ellas y las cuida, o no se ha preguntado como lo hace el maestro Enrique Ghersi: ¿por qué no se extinguen las gallinas?