Por Diego A. Mauricio Ocampo Acuña, bachiller de la Facultad de Derecho de la PUCP y ex miembro del consejo editorial de Enfoque Derecho.
A Ale L., Belén, Bruce, Carla, Carlos, Claudia, Cristina, Dulce, Eduardo, Fabiana, Frida, Giannina, Gloria, Jimena, Lara, Lorena, Luz, Mariana, Mariela, Mayra, Miki, Mónica, Natalia, Pablo, Piero, Regina, Riccarda y Wendy, por amistades a prueba de balas y distancia.
A las 12:36:33 horas del 6 de mayo, la sección de trámite documentario del Despacho Presidencial recibió una carta de Alfonso López Tejada, presidente de la Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca – ACODECOSPAT. En ella, Alfonso López solicitaba la intervención del presidente a fin de que se extienda la emergencia ambiental y social por la contaminación ambiental a las comunidades kukamas-kukamirias. El líder kukama amparaba su pedido en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas). Alfonso adjuntó además los dibujos y las cartas de los niños y las niñas kukama dirigidas a él y a la primera dama. De acuerdo al Portal Observatorio Petrolero de Pueblos Amazónicos Unidos en Defensa de sus Territorios (PUINAMUDT), se trata de más de 100 comunicaciones y de 300 dibujos de niños con edades de entre 6 y 15 años.
Las cartas de los niños kukama en el contexto de las declaratorias de emergencia ambiental, y la apertura de algunos procesos de consulta previa en sus comunidades, nos permiten escribir sobre la relación del Derecho y los pueblos indígenas, además de la importancia de incorporar a los niños indígenas en las políticas públicas.
1. Como señala Julieta Lemaitre en El derecho como conjuro, “el derecho, sin proponérselo, con su producción documental y rituales de archivo ha fungido en ocasiones para preservar la historia de los pueblos indígenas”. En el caso de las comunidades indígenas afectadas por la producción del petróleo durante décadas en el Perú, el Derecho clásico cuenta una historia dolorosa de un Estado que ha denegado derechos, por el desencuentro entre el Derecho Internacional y las políticas de desarrollo. Ello se hace manifiesto en la falta de mecanismos serios de participación, consulta previa y acción coordinada conformes al Convenio 169. Frente a ello, los derechos humanos irrumpen como este “conjuro” que cuestiona los arreglos estatales, estableciendo un marco normativo de valores, y, legitimando a los pueblos indígenas frente al Estado. Esencialmente, los derechos humanos buscan que se reescriba una historia más justa. Ello ha generado que los pueblos indígenas se vengan apropiando de sus estándares para resistir ante las políticas extractivas, asuman las deudas históricas y se establezca un camino transformador más democrático a futuro.
Un ejemplo claro de ello se puede examinar en las declaratorias de emergencia ambiental y sanitaria que fueron otorgadas frente a las denuncias permanentes de las federaciones indígenas de los ríos Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañon (FEDIQUEP, FECONAT, FECONACO Y ACODECOSPAT). Estas normas, además de ser de carácter técnico, tienen una carga simbólica importante en tanto reconocen implícitamente el despojo de décadas. Estas normas además, señalan un camino de reconciliación entre el Estado y los pueblos indígenas. No se trata de un camino fácil, ya que suele darse que estas políticas de emergencia establezcan prioridades y prefiguran estereotipos que no incorporan la esencia de las demandas culturales de los pueblos indígenas. Las comisiones multisectoriales han cometido tropiezos en la implementación de estas medidas, y en ello, urge que el Estado internalice sus errores para relacionarse respetuosamente con los pueblos indígenas afectados por décadas de contaminación. De igual manera, los procesos de consulta previa por los nuevos lotes petroleros o el cambio de operarios buscan restablecer una nueva relación con los pueblos indígenas al identificarlos como los actores principales del desarrollo.
Las cartas y los dibujos de ACODECOSPAT se suman a esta historia jurídica. El presidente Humala tiene una gran responsabilidad de reescribir con sus manos la historia de los kukamas para responder a un centenar de cartas y trescientos dibujos de niños indígenas. Lo fascinante del Derecho es ese potencial de cambiar esta historia, aun a pesar de las contradicciones de los valores en juego cuando el Estado peruano está concentrado en el crecimiento económico.
2. Copio algunos extractos, lo más exactos posibles de las cartas colgadas por el Observatorio Petrolero <https://www.facebook.com/media/set/?set=a.630034317078129.1073741845.294444873970410&type=3> y http://www.consolacionmostoles.org/pdf/cartas_humala.pdf>, a fin de visibilizar sus narrativas para luego analizarlas:
“Señor: Presidente de la República del Perú Ollanta Humala Tasso. Estimado presidente soy un niño que tiengo 9 años vivo en el distrito de Parinari me preocupa que el rio marañon este contaminado. ¿Que vamos a tomar? Quiero que vengas a visitarnos por favor….». (Kendry)
“El agua que tomamos del río está contaminado. El agua que tomamos todos los días está con petróleo, y también los peces como (boquichico, la doncella, la gamitana) están flacos con el petróleo todo su cuerpo. … Me despido personalmente de usted cariñosamente, esperando conocernos algún momento”. (Natalia del Pilar Ijuma Yalta, comunidad nativa de Leoncio Prado-Río Marañon)
“Estimado y querido presidente lo saluda cordialmente por medio de este papel deseándole que al leerlo este bien junto a su adorada familia. … me siento contenta de poder contarle todos los problemas que viene sufriendo nuestra comunidad y nuestro río Marañon a causa de las empresas petroleras que vienen contaminando hace muchísimo tiempo nuestro río … me despido de usted con mucho cariño y deseándole suerte en su trabajo y que mi carta conmueva su corazón, estaremos esperando su respuesta positiva». (Miriam Sarita Mozombite Apagueño, Leoncio Prado-Río Marañon).
“…quiero comunicarte que nosotros las personas qué vivimos hacá en el loreto estamos pasando una gran nesecidad, por causa de la contaminación del agua, derrame de petróleo, señore precidente quiero que te acuerdes de nosotros que estamos una gran nececidad humana, queremos que pongas una posta medica, por qué las enfermedades vienen del diario a nuestra comunidad, y esto nos afectan nuestra salud. cha chu. me despedio con un ferte abrazo ante tu perzona, no te olvides de nosotros». (Anónimo, Nueva Alianza).
“… desde aqui te pido te acuerdes de los hermanos indigenas kukama queremos que nos contruyes un centro de salud porque mis demas ermanos indijenas estan muriendo a traves de la contaminación del algua del suelo del air, yo como estudiante no puedo mas seguir desarrollando como los demas estudiantes vienen desarrollando porque las enfermedades dia dia se suma. este es todo querido precidente que te doy a conocer. Me despido asta otra oportunidad». (Luigui Caritimari Tapullima, Nueva Alianza)
“Señor ollanta. rio esta contaminado los peseses estan contaminado no poremos comer y las personas estan muriendo. no podemos tomar y ni cosinar con esa agua y los niños están de sec y sus padres juntan agua de lluvia. Señor Ollanta no podemos comer ni tomar y ni las mamá no pueden tomar…. Senor Ollanta tu le turas esta carta y mandano agua mineral y comida señor Ollanta mandano agua mineral por fobor. Señor Ollanta mandano un buen alimento…”. (Wili Elisio Pisco Shuna)
En el caso de los dibujos de Alice Agelina Noriega Tunaypa, Christian Manchuari Ganes, Erick Miguel, Ivilana Aquiles, Jeffrey Peterle Yahuarcani Rengifo, José Recoba Guillén, Leslie Juliana Cenepo Valles, María Isabel, Relder Muyurari Huaya, Roger Ramirez Canaquiri, Sandro Norberto Pizango Rios, lástima que se represente al río de peces y sirenas que interactúan con manchas negras de petróleo y de instalaciones de ductos y pozos confirmatorios. El dolor por la pérdida de la autonomía en la pesca resulta especialmente grave, teniendo en cuenta que los kukama-kukamiria han sido siempre grandes pescadores como se reconoce en la Base de Datos de Pueblos Indígenas u Originrios <bdpi.cultura.gob.pe/pueblo/kukama-kukamiria>. Lamentablemente, esta es la realidad que generacionalmente han conocido los niños kukamas durante 42 años de producción de petróleo. A la vez, alienta ver entre los dibujos que, a pesar de ello, existan sonrisas en varios de los rostros que ellos mismos dibujan, así como la confianza en el Estado, e (in)conscientemente en el Derecho, a fin de revertir estas situaciones que se extrae en cada una de esas cartas, aún a pesar del dolor por la contaminación de décadas.
El caso de los kukama presentado por ACODECOSPAT, AIDECOS, Waynakana Kamatawarakana, las parroquias y las escuelas de la zona, así como de los propios niños kukamas, es valioso por lo inusual. Generalmente, solo las federaciones indígenas de hombres adultos trasladan sus demandas al Estado. Pocas veces los niños participan en los procesos de comunicación política como sujetos de derecho, tal como ha sido observado por el Comité de Derechos del Niño en su Observación General N° 11 Los niños indígenas y sus derechos en virtud de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del niño:
“30. La aplicación del principio del interés superior del niño requiere particular atención en el caso de los niños indígenas. El Comité señala que el interés superior del niño se concibe como un derecho colectivo y como un derecho individual, y que la aplicación de ese derecho a los niños indígenas como grupo exige que se examine la relación de ese derecho con los derechos culturales colectivos. Los niños indígenas no siempre han recibido la atención especial que merecen. En algunos casos, su particular situación ha quedado a la sombra de otros problemas de interés más general para los pueblos indígenas, como son el derecho a la tierra y la representación política. El interés superior del niño no puede desatenderse o vulnerarse en favor del interés superior del grupo.
31. Al determinar cuál es el interés superior de un niño indígena, las autoridades estatales, incluyendo sus órganos legislativos, deberían tener en cuenta los derechos culturales del niño indígena y su necesidad de ejercitarlos colectivamente con los miembros de su grupo. En cuanto a la legislación, las políticas y los programas que afecten a los niños en general, se debería consultar a la comunidad indígena y se le debería dar oportunidad de participar en la labor de determinar cuál es el interés superior de los niños en general de forma que se tenga en cuenta el contexto intercultural. Tales consultas deberían, en medida de lo posible, incluir una verdadera participación de los niños indígenas.»
Estos estándares generan una serie de retos en la implementación de las políticas públicas aplicadas o por aplicarse a los kukamas que reconozcan tanto los derechos colectivos como las identidades particulares dentro de los pueblos indígenas. Quisiera que nos despertáramos en un día cercano del futuro, en el que les preguntemos a estos niños por la respuesta del presidente Humala. Me gustaría que nos señalen con esperanza que se construyó progresivamente un Estado que culturalmente los escuchó. Y me gustaría que este reconocimiento de derechos intergeneracionales generase que entonces los niños (kunumi, en kukama) dibujasen una realidad alternativa, donde la consulta previa generó acuerdos que transformaron las relaciones entre Estado, pueblos indígenas y empresas, sin preocupaciones por el agua, las sirenas y los peces, y sin nuevas emergencias ambientales ni sanitarias. En fin, una realidad donde el “conjuro” del Derecho funcionó, favoreciendo la “justicia colectiva étnica”.