Por Gonzalo Monge Morales
Miembro de la Comisión de Contenido de la Asociación Civil THĒMIS. Practicante del Área Constitucional del Estudio Echecopar, asociado a Baker & McKenzie International. Asistente de docencia del curso «Derecho Constitucional II» del Dr. Abraham Siles Vallejos.
Lecturas y más lecturas nos dan la bienvenida a muchos alumnos que ingresamos a una Facultad de Derecho. Es recién con las prácticas pre-profesionales que muchos empezamos a tener, llamémoslo así, contacto con la realidad desde una perspectiva jurídica. Se trata de aplicar lo aprendido en la clase a dramas y problemas humanos reales, no a casos inventados para una sesión de aprendizaje.
Sin embargo, esta proximidad nunca será completa si no somos conscientes que el acceso a una asesoría legal de calidad en el Perú es un verdadero privilegio. No todas las personas en nuestro país pueden sufragar los costos que supone buscar un abogado. ¿Ello tiene algún efecto? Por supuesto que sí: injusticia, pobreza, desigualdad, entre otras nefastas consecuencias para nuestra sociedad. He ahí la importancia de comprometer a todos y cada uno de los abogados y estudiantes de Derecho en la causa del desarrollo humano y social.
Es por ello que en julio del año 2006, la Asociación Civil THĒMIS creó la Comisión de Desarrollo Social. La experiencia de dicha Comisión nos demuestra que conjugar los conocimientos jurídicos y aplicarlos a nuestra realidad social no solo es perfectamente posible, sino que es necesario. El simple asistencialismo no es suficiente para cambiar una realidad como la peruana. Por el contrario, se hace necesario buscar soluciones reales a los problemas que enfrentan, empoderando a las personas y haciéndolas conscientes de sus derechos y deberes como peruanos y seres humanos.
Así, quisiera aprovechar este espacio para narrarles mi participación −como asistente y apoyo− en los «Talleres de Orientación Legal para Organizaciones Culturales», organizado por el Ministerio de Cultura del Perú, el programa «Puntos de Cultura» y la Alianza Pro Bono, en colaboración con la Comisión de Desarrollo Social de la Asociación Civil THĒMIS[1].
¿De qué trata esto? Pues bien, el programa «Puntos de cultura» busca impulsar y fortalecer a diversas organizaciones culturales que buscan contribuir a la inclusión social, la difusión de expresiones culturales y el empoderamiento ciudadano. Para ello, se enfocan en trabajar con poblaciones vulnerables, a través del arte y la educación. Su tarea es sencillamente espectacular y admirable. Estas asociaciones e instituciones realizan labores que contribuyen −realmente− a la construcción de una sociedad más justa, pacífica, solidaria, inclusiva y democrática que reconozca y valore su diversidad, memoria y potencial creativo[2].
Sin embargo, para que los resultados sean los mejores y los beneficios lleguen a la mayor cantidad posible de personas, se hacía necesario que estas asociaciones también sepan moverse en el campo jurídico, con absoluto respeto a la Constitución y las leyes. Es por ello que los Talleres se enfocaron en absolver dudas de la más alta importancia: (i) los aspectos institucionales (el tipo de personería jurídica); (ii) temas administrativos (licencias y permisos del Estado); (iii) asuntos laborales; (iv) temas de propiedad intelectual; (v) aspectos tributarios; y (vi) asuntos de cooperación internacional.
La destacada participación de los abogados de la Alianza Pro Bono hizo posible que todas las inquietudes de los participantes sean despejadas con claridad y sencillez. Como es natural, la respuesta a una interrogante trae más preguntas y así sucesivamente, especialmente en personas que no están muy vinculadas al mundo jurídico.
Sobre el particular, recuerdo con mucha fuerza el Taller sobre aspectos de Derecho del Trabajo. Como siempre, los temas laborales son los más sensibles y los que más agobian a las personas. Esta vez no fue la excepción, pues la cara de preocupación de muchos asistentes era sorprendente.
Aparentemente no todos sabían los derechos que le corresponden a un trabajador y las consecuencias que trae el vínculo laboral. Algunos dudaban si ellos mismos eran trabajadores, locadores de servicio o voluntarios. Otros comenzaron a preguntarse si las personas que apoyaban a sus proyectos sabían su régimen jurídico. Como se imaginarán, las preguntas de esta mesa fueron las más numerosas. Sin embargo, pese al bombardeo de inquietudes, los abogados expositores manejaron la situación con soltura y buen humor, brindándoles recomendaciones y consejos.
Desde mi modesta opinión, el evento fue un éxito. Se nota que estas valiosas asociaciones −integrantes del programa «Puntos de Cultura»− han sacado lo mejor del Taller para aplicarlo en su vida institucional. Estoy convencido que algunas cambiarán el tipo de personería jurídica, que otras inscribirán sus proyectos con donaciones del extranjero en la APCI y que otras tendrán intensas charlas con sus colaboradores, para agradecerles por sus servicios y para dejarles en claro su régimen jurídico. Otras empezarán a regularizar su funcionamiento ante la municipalidad en la que operan, a buscar que se cumplan los beneficios tributarios que tienen o a registrar de inmediato sus marcas y logos distintivos.
¿Advierten la importancia de comprometernos con el desarrollo humano y social? Cuando estas asociaciones vuelvan a la cancha, lo harán ahora con conocimientos jurídicos que los ayudarán a lograr sus objetivos de una mejor manera. Con todas las reglas de juego claras, más niños se beneficiarán del programa «Don Quijote y su Manchita» para fomentar la lectura, más personas asistirán a los festivales de los «Muñecos de Madera» que buscan fomentar y revalorar los modos de vida de las poblaciones rurales y amazónicas, entre otras. La colaboración de abogados y estudiantes de Derecho a estas asociaciones tendrá un efecto práctico en la realidad, que se traducirá en una mejora en la calidad de vida de muchos peruanos que, como vimos anteriormente, no tienen las facilidades que muchos tenemos. ¿Cuándo veremos los resultados? Esto no es inmediato, pero es importante hacerle seguimiento para saber en qué mejorar nuestro apoyo.
Finalmente, no podría concluir la narración de esta experiencia sin felicitar a todos y cada uno de los miembros de la Comisión de Desarrollo Social de la Asociación Civil THĒMIS: Adriana Tapia, Martín de la Jara, Carlos Guillén, Alessia Lercari y Ana Paula Mendoza. Todos ellos nos enseñan que no solo basta visualizar un futuro mejor, sino que es necesario trabajar en eso que queremos para hacerlo realidad y transformar así, poco a poco, la situación de nuestro país. Sus ideas no se quedan en la mera teoría, sino que tienen un efecto práctico en la realidad, transformando y mejorando la vida de las personas con las cuales se involucran. Aprendamos de ellos.
[1] El cual se llevó a cabo los días miércoles 28 y jueves 29 de mayo del 2014.
[2] http://www.puntosdecultura.pe/los-puntos