Si damos un vistazo alrededor del Perú, notaremos que estamos alcanzando un nivel de desarrollo cada vez más óptimo. No obstante esa sensación de crecimiento, nos queda un ligero sin sabor de que aún nos falta mucho camino por recorrer.
Inicialmente, se pensaría que por falta de recursos, nuestras regiones no pueden concretar proyectos de inversión pública, sea de infraestructura, educación o salud. Sin embargo, la realidad es otra. Y es que el Perú en los últimos años, si bien ha experimentado un crecimiento económico bastante importante (frente al paso de la crisis a nivel mundial), sus autoridades no han sabido aprovechar o capitalizar la fortaleza de nuestra economía. Este es un claro reflejo de los pocos proyectos de inversión ejecutados en los últimos años.
Sin ir muy lejos, en el 2012, a pesar de contar con un presupuesto suficiente, apenas se ejecutó el 39,6% del total del presupuesto para salud y solo el 47,3% del destinado a educación[1]. Estas cifras no indican más que la poca capacidad de nuestras autoridades para gestionar los recursos y crear las condiciones legales y administrativas adecuadas para concretar una mayor inversión.
Recursos hay. No podemos olvidar que el Perú es un país vinculado a la explotación de los recursos minerales[2] y una de sus principales fuentes de ingresos proviene del canon minero. Estos recursos, así como los provenientes de las regalías mineras, deben ser destinados a la ejecución de proyectos de inversión pública que generen beneficios a las comunidades.
En el 2012 el aporte del sector minero al desarrollo sostenible de las regiones asciende a 5.522’610.234 Nuevos Soles[3], por concepto de canon minero, regalías mineras y derecho de vigencia destinado a los gobiernos regionales y gobiernos locales.
Específicamente, la región Ancash recibió un total de S/. 985 millones de Nuevos Soles, 194 millones más que los recibidos en el 2011. Por su parte, Arequipa ha recibido un aporte de aproximadamente S/. 802 millones de Nuevos Soles y Cajamarca S/. 575 millones de Nuevos Soles. No obstante estas prometedoras cifras, Cajamarca y Ancash presentan los ritmos más bajos de crecimiento con niveles de 2,1% y 2,2%, respectivamente[4].
Por otro lado, a nivel nacional y específicamente en relación a infraestructura, los sectores que requieren de mayor inversión hasta el 2021 son energía, transportes y telecomunicaciones. La brecha de inversión en infraestructura en el Perú asciende a US$87.975 millones (100%) para el período 2012 – 2021, el cual equivale al 33% del PBI proyectado para ese lapso. Energía requiere de una inversión de aproximadamente US$32.987 millones (37,5%), mientras que en transportes la cifra asciende a US$20.935 millones (23,8%) y en telecomunicaciones a US$19.170 millones (21,8%)[5].
Las cifras proyectadas de inversión son abrumadoras, pero posibles con el nivel de ingresos que actualmente recauda el Perú. Sin embargo, el Estado debe crear mecanismos destinados a impulsar el desarrollo de las regiones de forma independiente y coordinada a nivel nacional, tales como el mejoramiento de los procedimientos de gestión, desburocratización y flexibilización de los procedimientos administrativos. La implementación de estas medidas contribuirá con el progreso de la gestión estatal dentro de su rol promotor y ejecutor de la inversión pública.
[1] Datos actualizados del Sistema Integrado de Administración Financiera (SIAF).
[2] Noveno país en el Ranking de Mejores Destinos para Inversiones Mineras 2012, elaborado por la consultora internacional de la industria minera: Behre Dolbear.
[3] Cifras de la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas.
[4] Cifras del Centro de Investigación Empresarial (CIE).
[5] Estudio realizado por la Universidad del Pacífico y ESÁN, encargado por la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN).