El 19 y 20 de junio, la ciudad mexicana de Nayarit albergará la IX Cumbre de la Alianza del Pacífico. Estando a puertas de este evento importa saber qué es lo que significa la Alianza del Pacífico (en adelante, Adp) para el Perú.
Al mirar el mapamundi, vemos una geografía interesante con dos bloques económicos característicos. Por un lado, la Unión Europea y; por el otro lado, Estados Unidos. Al observar a la Unión Europea, podemos ver que, a diferencia de los Estados Unidos, representa un bloque conformado por países diferentes, pero unidos por acuerdos de diferentes índoles, versando estos sobre aristas económicas, de política interna, etcétera. En cara a esta realidad, vemos a países que abren sus fronteras entre ellos para facilitar el comercio de bienes y personas con el fin de competir, pero además cooperar en su desarrollo general; y en este marco adecuan su ordenamiento jurídico para que los cambios sean efectivos.
Es válido preguntar entonces, ¿qué pasó con Latinoamérica? ¿Por qué no hemos constituido un bloque económico similar? En realidad, si bien Latinoamérica no es un tercer bloque económico, tiene potencial para serlo y la Alianza del Pacífico parece ser el medio ideal para ello, al ser considerada como la octava economía más grande del mundo, representando el 36% del PBI de toda América Latina [1].
La Alianza del Pacífico se estableció en el año 2011, pero se constituyó en el 2012 teniendo como integrantes a Chile, Perú, Colombia y México. Su objetivo lejos de ser poco ambicioso, era y sigue siendo el convertirse en una plataforma de articulación política, de integración económica y comercial, y de proyección al mundo, con especial énfasis en el Asia Pacífico[2].
Al ver las políticas de los países integrantes, nos encontramos, en mayor o menor grado, frente a países de similar orientación en políticas públicas y abiertas al mundo. Es evidente que de lo contrario la Alianza no serviría; pues de qué movilización económica estaríamos hablando si nos juntamos con países que tienen a la apertura de mercados como prohibición, un ejemplo es el caso de Brasil. Importa tener presente que la situación de Colombia resulta un tanto álgida toda vez que el pasado 25 de abril, este país anuló la Ley que lo integraba a la Adp, aunque autoridades colombianas aclararon que el fallo no alteraba acuerdos comerciales ya logrados, ya que la razón por la que la Corte Constitucional Colombiana tomó tal decisión se basaba en un tema de forma en la presentación del proyecto para que Colombia se integrase a la Adp más que por un tema de fondo[3]. Por lo pronto, Colombia sigue perteneciendo a la Adp, siendo interesante observar su participación dentro de la Cumbre a llevarse a cabo.
En la actualidad, respecto al Perú, nuestra economía aún no siente su impacto; sin embargo, está a punto ya que, en la VII cumbre realizada a medido de febrero se liberó de aranceles al 92% del comercio propio. Si bien es cierto, la mencionada medida debe ser ratificada por el Congreso de cada país para adquirir eficacia. Una vez aprobada, el 92% de nuestro comercio no será afectado por concepto de aranceles. Esto significará que cuando los países miembros necesiten, por ejemplo, un insumo miraran primero a su alrededor, y verán que gracias a la cercanía geográfica les es más fácil y menos costoso el conseguirlo de su vecino que de aquel oso al otro lado del océano. En ese sentido, aumentarán las exportaciones e importaciones, mejorando nuestro nivel económico y; por ende, nuestra calidad de vida. Un ejemplo del impacto que la Adp puede significar para nuestra economía se atisba en el último reporte de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) que indica que “los países de la Alianza del Pacífico cuentan con más de 221,000 millones de dólares de inversión en cartera de proyectos mineros, de los cuales 59,500 millones le corresponde al Perú para 50 proyectos[4]«.
Valgan verdades, en cada uno de los cuatro países hay muchas industrias estelares que van a poder competir muy bien. Imaginémonos entonces que no seamos solo cuatro miembros, sino que sumemos a América Central. Ya Panamá y Costa Rica han postulado para ser miembros, y hay más de 150 países observadores que auguran el existo de la Alianza.
Por lo dicho, si se avanza rápidamente en negociar cada vez más movilidad entre bienes, servicios, capitales y personas, en pocos años, la Adp podría convertirse en la más potente plataforma productiva de Latinoamérica, con lo cual lejos de limitarnos a solo explotar la geografía para fines económicos, habremos alcanzado una integración política y por qué no, jurídica. Solo imaginemos tener la opción de tener una empresa matriz en Perú con facilidades de entrada para establecer sucursales en México, Colombia y Chile, y que además, frente a alguna controversia, las partes puedan decidir en cuál de los tres países resolverla. Es decir, el límite dejará de ser lo territorial y comenzará a ser lo que resulte más eficiente para todos. Si bien llegar a este punto implicará cambios y; por ende, voluntad de llevarlos a cabo, la posibilidad se encuentra abierta y el escenario se presenta prometedor.
[1] Información obtenida del siguiente portal: http://alianzapacifico.net/.
[2] Ídem.
[3] http://elcomercio.pe/economia/mundo/anulan-ley-que-integra-colombia-alianza-pacifico-noticia-1725194.
[4] http://www.snmpe.org.pe/prensa-y-multimedia-snmpe/sintesis-de-noticias/mineria/cartera-de-proyectos-mineros-de-alianza-del-pacífico-se-estima-en-us$-221,000-millones.html.