Enfoque Derecho entrevista a Arturo Salazar Larraín, abogado por la Universidad Nacional de San Marcos y ex director del diario La Prensa.

Sin duda usted es una eminencia del periodismo peruano. Sin embargo, se graduó como abogado. ¿En qué momento se dio para usted el paso del Derecho al periodismo?

Yo estudié en literatura en San Marcos y después en la facultad de Derecho de la misma universidad. Me gradué de bachiller con la tesis de Derecho Institucional peruano, especialmente aplicado a las universidades. En esta tesis tuve la suerte de ser asesorado por el doctor Jorge Basadre. A partir de entonces nos hicimos grandes amigos y terminé siendo su secretario particular. Después de esto viene toda una vida un poco agitada en la universidad, porque ésta ya se había politizado y teníamos unos encuentros muy fuertes con los apristas. Esto nos llevó a mí y a mi grupo a asociarnos con otro grupo muy, muy de izquierda que había en la facultad. Con todo el trajín que hicimos, tuvimos éxito en llamar la atención y comenzaron las solicitudes. Nos pidieron que fuéramos a redactar una revista dirigida por Alfonso Tealdo, que nos enseñó periodismo. Después de esto tuvimos el asedio de ir a trabajar en La Prensa, a través de un proceso que hizo el señor Pedro Beltrán,  mediante su amigo Carlos Rizopatrón, para ofrecernos la posibilidad de hacer una revolución en el periodismo peruano. Esta revolución la empezamos a hacer en el año 1950, pero básicamente en función al esquema, al entusiasmo y al conocimiento del señor Beltrán. De modo que yo estuve ahí desde el año 1950 hasta el año 1974 cuando nos sacaron a patadas: perdimos el diario y nos deportaron.

¿Cuál cree usted que fue el rol que jugó La Prensa en enfrentar las dictaduras del Perú?

Esa fue una guerra de jóvenes; los jóvenes solamente pueden hacer eso. Fueron regímenes antidemocráticos muy claros y nítidos. Por ejemplo, el primer encuentro que tuvimos fue el golpe de estado a José Luis Bustamante Rivero por parte del general Odría y el general Noriega. Entonces comenzó otra vez la tirantez y la lucha contra la dictadura. Por ese entonces decidimos fundar, nosotros los jóvenes, una federación de periodistas en 1951 52  Esta federación es la que libra la batalla por la libertad de prensa con manifestaciones, persecuciones, etc.

Y ya estando en La Prensa misma, funcionando ésta muy bien, una buena noche se metieron los policías y hubo una gran batalla entre redactores y policías y PIPs. Éstos se metían por los techos. Fue una resistencia muy fuerte y un abuso de autoridad, porque nos sacaron y nos metieron presos a cuarenta y pico. Metieron preso también a Pedro Beltrán. Fue un gran escandalo. Esto provocó que el gobierno militar se viera obligado a solar a Pedro Beltrán y se produjo una recuperación violenta nuestra al local de la prensa ocupado por la policía. Finalmente lo ocupamos, pero nos dimos con el problema de que tirábamos los ejemplares por afuera, pero no podíamos hacer los titulares. Esta fue la primera parte de la lucha.

La segunda dictadura viene con Velasco, y con una ley: la Ley de Prensa. Acá viene una lucha más sistemática, porque Velasco entra con un equipo de gente muy preparada y hace la oficina de prensa, que controlaba toda la prensa. Entonces vienen las tensiones, los problemas. El resultado de las tensiones fue que un buen día nos deportaron. Sin embargo, los jóvenes dimos la pelea muy fuerte y finalmente terminó.

Al final el gobierno militar no supo qué hacer y los periódicos fueron devueltos, después de siete años. Y yo creo que eso ha creado una atmósfera que no es fácil. Yo siempre digo que hay que resucitar ese espíritu, porque sino puede volver a pasar lo mismo.

¿Cree que la prensa actual está equipada o sirve para defender el Estado de Derecho?

Yo creo que la prensa tiene la fuerza en general de denunciar y creo que ahorita lo está haciendo muy bien. Están denunciando por todos lados las cosas que pasan y el Estado no sabe qué hacer, entonces ya peligrosamente se están filtrando ideas de poner algunas medidas. Pero yo sostengo la tesis de que los periodistas –los periodistas, no las empresas- deben formar redactores con consciencia de lo que es su libertad de prensa y con consciencia de lo que puede ocurrir si realmente no se defiende la libertad de prensa.

¿Cree que el sensacionalismo de la prensa es culpable de mucho de los malestares de la sociedad?

Periodismo amarillo siempre ha habido en todas partes. Eso tiene su público, pero poco se va decantando. Aquí lo que se ve mucho es que ya no hay desarrollo periodístico. Casi todo es cruento, casi todo es pornográfico, casi todo es violencia; entonces, ya se está agotando el lector.

¿Qué fue lo que lo incentivó a luchar por la libertad?

Para mí es un instinto. Hay que ser rebeldes siempre. Y la verdad es que nosotros nos iniciamos muy temprano en la universidad en esa lucha por la libertad y entramos en el litigio contra los que nos querían oprimir.