Traducido por Michel Salazar. Republicado y traducido con permiso de los autores. El artículo original se encuentra aquí: http://www.becker-posner-blog.com/2012/03/on-the-apparently-growing-class-divide-and-what-can-be-done-about-it-becker.html

Estados Unidos tradicionalmente siempre ha ostentado una gran igualdad de oportunidades, al menos entre blancos. Esto implica que el éxito del niño dependerá de su habilidad y energía, y mucho menos de los ingresos y educación de sus padres. Esto siempre ha sido una aspiración antes que un hecho, y la evidencia inquietante de muchos estudios indica que la igualdad de oportunidades ha decaído mucho en la última mitad de siglo. En un libro reciente, “Coming Apart”, Charles Murray resalta este hecho con estadísticas interesantes.

Otra forma de afirmar lo que ha venido pasando durante la última mitad del siglo es que el grado de movilidad entre generaciones aparentemente ha venido decayendo. La evidencia sugiere que los niños de padres exitosos son más propensos a serlo también en comparación con otros de su generación ahora que lo que eran en la primera mitad del siglo XX. Una importante razón para esto, creo, es que la educación es ahora un determinante mucho más importante del éxito económico de lo que era en 1960. Los padres educados siempre han sido mejores que padres con relativamente poca educación en preparar a sus hijos para tener éxito escolar. Esta diferencia en la preparación de los niños es más importante ahora porque una buena educación se ha convertido más necesaria para el éxito en la economía americana moderna orientada en torno al manejo de conocimiento.

Una forma de aproximarse a las causas de esta tendencia es dividir las oportunidades de empleo en buenos y malos trabajos. En algunas discusiones se asume, implícita o explícitamente, que el número de buenos trabajos es mayormente fijo, que muchos individuos de diferentes clases pueden cubrirlos, y que por tanto quién consigue un mejor trabajo depende de contactos, influencias y credenciales, tales como tener un título universitario. Según esta aproximación, los niños con padres de clases altas –aquellos con mayores ingresos y educación– son mucho más propensos a tener éxito ahora que en el pasado, porque en general su educación y otras “credenciales” han aumentado, en comparación a aquellos niños de clases bajas.

Este parece ser el punto de vista implícito acerca del mercado laboral de un artículo de opinión de esta semana en el NY Times por Charles Murray. Discutiendo qué se puede hacer para reducir la ventaja de los niños de clases superiores, Murray propone la eliminación de las prácticas no remuneradas, el uso de las calificaciones del SAT para determinar las admisiones a universidades, y acabar la potestad de las compañías de listar un título universitario como requisito para postular a trabajos. Según el punto de vista según el cual el número de buenos trabajos es más o menos fijo, muchas personas jóvenes de todos los contextos sociales son capaces de ocupar estos puestos de trabajo, y tener una educación superior no significa siempre un mayor conocimiento y otras habilidades, sus sugerencias podrían reducir algunas de las ventajas “artificiales” que niños de una clase superior tienen en conseguir estos trabajos.

Un punto de vista diferente del mercado de trabajo es mucho más consistente con el crecimiento sustancial del número de “buenos trabajos” durante el pasado siglo en cada uno de los países desarrollados. Según esta interpretación del capital humano, el número de buenos trabajos no es fijo sino que depende de las habilidades de los trabajadores, de modo que las compañías proveen muchos más trabajos buenos en la medida en que las habilidades de los trabajadores aumentan. Este acercamiento implica que niños de una clase superior son mucho más probables a conseguir buenos trabajos porque ellos tienen mucho mejores conjuntos de habilidades que los niños de clases inferiores. Estos conjuntos de habilidades incluyen no sólo conocimiento e información, sino también la habilidad de llegar al trabajo a tiempo, empezar y terminar las tareas satisfactoriamente, y llevarse bien con los colegas. Los niños de las clases más bajas han quedado aún más rezagados en sus ingresos, debido a que sus habilidades han quedado aún más atrasadas respecto de las habilidades de los niños de clases altas.

Las razones por las cuales esto ha venido sucediendo desde 1960 no se conocen por completo, pero algunos cambios ocurridos desde esa época parecen ser cruciales. Los niños de las clases inferiores son mucho más propensos a ser criados por padres solteros hoy que en 1960. La crianza de ambos padres es de mucha importancia en preparar a los niños para los nuevos mercados laborales, y para todos los otros aspectos de vida. Los padres educados de clases superiores empiezan enseñando a sus niños desde muy jóvenes cantidades considerables de conocimiento y también otros rasgos que son valiosos cuando el niño crece. Mi colega James Heckman ha hecho hincapié en que los niños de clases inferiores se encuentran, ya para la edad de 5 años, muy retrasados en comparación a los de las clases superiores, y que estas diferencias sólo crecen a medida que los niños lo hacen también. Como resultado, los niños de las clases inferiores son mucho más propensos a abandonar la escuela secundaria, y lo son mucho menos a recibir una educación universitaria. Ellos terminan con los peores trabajos, mayor desempleo y altas tasas de criminalidad.

Desde la perspectiva de que el número de buenos trabajos depende de las habilidades de los trabajadores, las propuestas de Murray parecen tener poco sentido. La meta no debería ser quitar las prácticas remuneradas y otras formas que mejoran el aprendizaje, a veces principalmente a los niños de las clases altas. Más bien, la meta debe ser el aumentar las habilidades de los niños más pobres, menos educados y con menor estabilidad familiar, de modo que puedan llegar a ser más productivos en el lugar de trabajo.

No estoy sugiriendo que esta meta pueda ser fácilmente alcanzada. Por ejemplo, ¿cómo podemos hacer que los padres den mayor cuidado a sus hijos, o reducir la tendencia de las mujeres de clases inferiores a tener niños sin estar casadas, o sin estar en una relación estable con el padre de sus hijos? Las dos opciones más atractivas parecen ser mayor énfasis en la educación temprana infantil, y mejores colegios, pero se necesita muchas más investigación. Es probable que esta investigación esté próxima una vez que sea generalmente aceptado que el conocimiento y habilidades de trabajo limitados son las mayores razones de por qué niños de una peor educación y menores ingresos familiares, con el paso del tiempo, han quedado más relegados respecto de niños de familias educadas y ricas.