Como parte de la semana del libro, Enfoque Derecho entrevistó a Ramón Mujica, Director de la Biblioteca Nacional del Perú.
En primer lugar, nos gustaría que pueda introducirse como Director ¿Cómo es que llegó a este cargo? Usted es historiador del arte, ¿cómo valora usted el patrimonio bibliográfico?
Efectivamente, por años me he especializado en la historia del arte virreinal peruano, pero esta disciplina es, en nuestros días, una carrera multidisciplinaria que requiere situar a las obras de arte en el contexto condicionante socio-cultural en el que estas fueron creadas. Estudiar el arte peruano es estudiar la sociología de la imagen, la relación intima entre el artista y sus patrocinadores –la iglesia, la nobleza, los virreyes o el Estado–, rastrear e interpretar la relación entre los modelos visuales europeos y su transformación en manos de los artífices indígenas, criollos o mestizos del Perú.
Toda “iconografía” tiene una “iconología”: es decir, su lectura exacta. Y mucho más después de de instaurarse la nueva política visual del Concilio de Trento, a finales del siglo XVI, cuando el arte fue utilizado como un “libro para los analfabetos”. Los ciclos pictóricos virreinales formaron parte de la contrarreforma española y en ellos confluyen la teología medieval, el humanismo, el hermetismo, la emblemática renacentista, la mitología y la cosmología clásica, el profetismo bíblico, el imperialismo hispano, la hagiografía o vidas de santos, los sermonarios culteranos y la fiesta barroca celebrados en el Perú en clave americanista. Es fascinante corroborar cómo, con la gesta emancipadora, apareció un nuevo lenguaje simbólico que articuló en símbolos e imágenes los nuevos imaginarios culturales de la República que simbólicamente representaban al nuevo orden republicano, incluso muchos antes que el Perú existiera como una realidad geográfica o política consolidada. No será hasta mediados del siglo XIX –con Francisco Laso– que emerge en el Perú un arte verdaderamente nacionalista en el que confluye el costumbrismo, el naturalismo, el paisajismo y un “indigenismo” que prepara el camino para el desarrollo de nuevas tendencias en las artes de inicios del siglo XX.
En una palabra, el historiador del arte peruano no limita su trabajo a meras especulaciones esteticistas. Está obligado, mas bien, a trabajar con una multitud de fuentes documentales primarias que prácticamente cruzan todos los géneros impresos históricos y/ o literarios. Para mí los libros antiguos no solo son solo una fuente de conocimiento, sino que el libro como “objeto cultural” puede y debe ser tratado en sí mismo como una obra de arte. De hecho, los libros iluminados a mano o con grabados originales lo son.
Pero el “arte” puede manifestarse también en géneros literarios menos evidentes. Utilizando fondos de nuestra hemeroteca, el año pasado utilizamos más de 60 periódicos jocoserios para una exhibición que titulamos “La rebelión de los lápices: el Perú del siglo XIX en caricaturas”. Hicimos el ejercicio intelectual de narrar la historia del Perú, no desde su historia oficial –consagrada por los Presidentes del Perú- sino la versión contada por docenas de dibujantes satíricos que miraban los acontecimientos políticos desde las periferias o márgenes del poder político. Con el diario El Comercio, pronto publicaremos el catálogo razonado de la muestra.
En cuanto a cómo llegue a Director de la Biblioteca Nacional, fui designado por el Dr. Juan Ossio Acuña, cuando se creó el Ministerio de Cultura. Tuve el honor de ser ratificado en mi cargo por el propio presidente de la República Ollanta Humala.
La biblioteca tiene más de 185 años. ¿Cuál es la importancia de la Biblioteca Nacional como institución pública? Respecto a la historia de esta, ¿quiénes cree usted que han sido los principales o las figuras claves para que la Biblioteca Nacional haya resistido tanto tiempo?
La Biblioteca Nacional del Perú es la institución cultural más antigua de nuestro país, pues se fundó con el advenimiento mismo de la República. Es el repositorio de la memoria escrita del Perú. Contamos con cerca de siete millones de libros y documentos que incluyen la colección más grande de incunables peruanos –nuestros primeros impresos publicados entre 1584 a 1619, cuando se fundaron las primeras imprentas en Lima. De hecho, hemos logrado inscribir en la Memoria del Mundo de la Unesco 39 de estos incunables peruano que ahora forman parte de la historia de la Humanidad. Custodiamos no solo las publicaciones de los siglos XVI al XIX y XX, sino también importantes colecciones de fotografías y acuarelas del siglo XIX, grabados europeos, virreinales y republicanos, por no mencionar partituras de música antigua y moderna, manuscritos que datan desde el siglo XVI, archivos presidenciales, volantes y una enorme hemeroteca que permite reconstruir la historia del periodismo peruano desde finales del siglo XVIII. No existe otra institución de este género en el Estado peruano.
Entre sus directores hemos tenido figuras claves para la historia y la cultura del Perú. Fue fundada por el General San Martín quien donó parte de su biblioteca personal a nuestra institución. Tenemos a libres pensadores como al célebre clérigo tacneño Francisco de Paula González Vigil, excomulgado por Roma por sus intentos de separar a la Iglesia del Estado peruano y desafiar la autoridad del Papa en Roma; al gran literato Ricardo Palma responsable de recuperar muchas de las tradiciones y costumbres decimonónicas limeñas; al anarquista Manuel González Prada, maestro de José Carlos Mariategui y de Haya de la Torre y quizás el más duro crítico de inicios de finales del siglo XIX del militarismo y del caudillismo político, por no mencionar sus fulminantes y valientes diatribas contra el poder judicial corrupto. Ya en 1902, hablando de “nuestros magistrados”, este último decía: “En cada miembro del Poder Legislativo hay un enorme parásito con su innumerable colonia de subparásitos, una especie de animal colectivo y omnívoro que succiona los jugos vitales de la nación”.
Pero como directores de la BNP también hemos tenido a grandes pensadores conservadores como al sacerdote católico Bartolomé Herrera –pensador político antiliberal y reformador de la educación– y a los historiadores Rubén Vargas Ugarte, el jesuita, o a Guillermo Lohmann Villena, quienes contribuyeron notablemente a redescubrir la originalidad del pensamiento criollo virreinal, por no mencionar al maestro Jorge Basadre , quien cambió nuestra visión de la historia republicana e introdujo la bibliotecología en el Perú. Podríamos mencionar a muchos otros maestros, pero en realidad cada director, a su manera, ha enriquecido la vida de la Biblioteca Nacional y forjado intereses y derroteros de estudio o nuevas miradas interdisciplinarias para interpretar la vida intelectual del país.
Usted ha declarado que en la Biblioteca Nacional existe una mafia que hurta libros históricos. ¿Qué lo llevaría a formular esta teoría? ¿Se basa en la específica selección de los libros robados? ¿Qué grupos cree que se ven inmersos? ¿Cuán avanzada está la investigación o ya existen responsables directos del robo?
El día antes que fuese designado como director nacional el 20 de septiembre del 2010, se encontró en la azotea de la Gran Biblioteca Pública de Lima cerca de tres mil manuscritos originales del archivo Andrés Avelino Cáceres, ex presidente del Perú y héroe de la campaña de la Breña durante la Guerra del Pacífico. El hecho me fue ocultado por toda la cadena de mando de la Biblioteca –directores, ejecutivos, secretaría general, abogados de la institución y personal de seguridad– durante 52 días. Todos sabían que me estaba ausentando a España por unos días y trataron en mi ausencia de reintegrar estos documentos a los repositorios de origen que eran zonas de alta seguridad. Pero una persona –una sola persona– tuvo la valentía de guardar y esconder las tres cajas de documentos pese a las presiones que recibió de sus superioras a que entregara el material y se consumara el latrocinio. Esto significó, definitivamente, transgredir algunas normas internas de la institución para defender un bien mayor: la protección y preservación del patrimonio documental del país.
Desgraciadamente, este no ha sido un caso aislado. He encontrado informes de la oficina de Auditoría Interna y otros documentos administrativos y técnicos que dan cuenta de la desaparición de muchos libros y documentos que ascienden al millar. En una situación de emergencia y de guerra interna, nos obligó a cerrar la Biblioteca Nacional por cinco meses para realizar el inventario de los fondos antiguos y valiosos que superan los 300,000 ejemplares. Aquí confirmamos que la Biblioteca Nacional del Perú sufría una sistemática depredación de sus fondos. Lo más curioso es que los informes de Auditoría Interna recomendaban la sanción a los responsables de este tipo de negligencia, pero no encontré un solo caso de sanción, alimentándose con ello una cultura permisiva de tolerancia y negligencia.
Hay algo más grave aún. En el año 2009 un periodista se atrevió a informar a la Biblioteca que había libros robados en el circuito comercial de libros viejos. Resultado: fue denunciado penalmente y al interior de la Biblioteca, en respuesta a esta gravísima acusación, las autoridades técnicas circularon un memorándum declarando “secreto profesional” toda información relacionada con libros faltantes amenazando a todos los trabajadores con la aplicación de penas de cárcel de no menos de dos años y otras sanciones pecuniarias.
En los últimos meses, nuevos hallazgos vienen corroborando que estamos ante un problema endémico y casi estructural a nuestra institución. Un manuscrito de 1782 titulado “El derrotero del mar del Sur”, con planos y dibujos únicos de todas las costas desde la Patagonia hasta México ha sido encontrado mutilado en doce páginas que corresponden a los límites entre Chile y Perú. Lo grave aquí es el procedimiento para realizar el crimen. El manuscrito encuadernado estaba en una Bóveda de alta seguridad en Lima y cuya clave sólo la maneja una persona. El libro es pedido para un investigador en la sede de San Borja por el área de servicios. El libro, según documentos firmados, es devuelto a Lima y al poco tiempo se da por “no ubicado”. Luego se descubre que nunca salió de San Borja y más bien fue guardado en el depósito de una área ajena, a la espera del olvido.
¿Por qué no se realizó el inventario antes de que usted lo solicitase? ¿Cuáles son los principales y más valiosos libros hurtados? ¿Cuántos libros se han podido recuperar del robo o que planes existen, aparte de la campaña publicitaria que se realizo el año pasado?
Hay dos razones. Una por intereses inconfesables de algunos malos funcionarios que nunca quisieron transparentar los registros de los fondos valiosos. Mientras no exista un catálogo de las existencias, no habrá manera de custodiar adecuadamente los tesoros bibliográficos de la BNP.
Cuando me hice cargo de la dirección de la BNP, bajo el criterio de que “nadie puede cuidar lo que no conoce”, lo primero que hice fue solicitar el catálogo, inventario o registro de todo el patrimonio que guarda una institución que fue fundada en 1821. Me presentaron listas parciales de algunas colecciones, elaboradas sin ningún rigor técnico; a partir de ellos era imposible formarse una idea de lo que existe en la BNP. Es más, cuando se realizaron algunos cotejos con las existencias físicas, nos dimos cuenta que dicha información no era confiable. De otro lado, un proveedor externo de software de bibliotecas me informó que propuso iniciar la catalogación de los libros antiguos y recibió como respuesta una negativa rotunda. También constaté que las bases de datos antiguas SABINI y otras que se tercerizaron hace varios años, justamente habían sido dañadas en las partes que contenían registros de fondos antiguos. Por último, un vacío legal sobre la realización de inventarios de los bienes del estado se usaba como justificación ante los órganos de control interno, para negarse a realizar inventarios. Mi gestión ha tenido que salvar este tipo de dificultades y valorar los riesgos normativos, priorizando la protección y defensa del patrimonio cultural bibliográfico de la nación, en cumplimiento de la función rectora que le asigna la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación y su Reglamento.
La otra razón es la existencia de un vacío legal. En el Estado los inventarios los regula la Superintendencia Nacional de Bienes del Estado y encarga a las oficinas de administración esta tarea, que incluye además de la descripción bibliográfica y documental, la valorización de cada pieza. Sin embargo, en el catálogo de bienes del estado no figura la inmensa tipología del patrimonio bibliográfico y documental, por tanto no hay referentes ni metodologías claras para esta tarea. Como Uds. comprenderán, las oficinas de administración desconocen la técnica bibliotecaria, de modo que les resulta imposible realizar este tipo de inventarios. De otro lado, la normatividad bibliotecaria que regula los procesos técnicos estandarizados, está más orientada al servicio de atención a usuarios e investigadores y no ha introducido la contrastación de existencias físicas (inventarios) como un instrumento de gestión.
Muestra de libros faltantes según el Inventario 2011:
- 1. Arimberto, Girolamo. Problemi naturali, e morali di Hieronimo Garimberto: con gratia, & priuilegio di Papa Paolo III. & dell ‘ illustrissima signoria di Vinegia per anni X. Vinegia, 1550.
- 2. Atenágoras. Della risurrettione de’ morti / tr. in lingva italiana da Girolamo Faleti; con una oratione della natiuita di Christo, composta dal medesimo Faleti. Venetia, 1556.
- 4. González Holguín, Diego. Vocabulario y lengua general del Perú llamada quichua. Los Reyes, Ed. Francisco del Canto, 1608.
- Erasmo de Rotterdam. Collectanea adagiorvm veterum D. Erasmi Roterodami Germaniae secoris. Opufculum Parisiis, 1524.
- Raccamadori, Dominico, S. XVIII. Rosa limensis, sev symbola, qvibvs virtvtes, gesta, et miracvla Rosae de Sta. Maria, exprimvntvr avtore dominico Raccamadori in signvm obseqvii et devotionis typis commissa, et eminentiss., ac reverendiss. Principi Francisco Barberino. — Firmi: Franc. Bolis, & Fratres Impress. Arc., & Priorales, 1711. xxxx [i.e. 42] l ms., 6 p.; 21 cm.
- Cuaderno de música para Vihuela. 1830. 9 folios. Formato apaisado de 16 x 22 cm.
- El Eco del pueblo. Periódico limeño. 1860. 15 números.
- Sumario de las Reglas, Constituciones y Ordenes de nuestros padres visitadores y provinciales para este Colegio Real de San Bernardo. 1697. Manuscrito.
Respecto a nuestra cruzada anticorrupción, el 1° de setiembre de 2011, con motivo de la celebración del 190 aniversario de la BNP, la Dirección Nacional realizó el lanzamiento público de la Campaña “Se buscan libros perdidos de la Biblioteca Nacional. Recompensa: 30 millones de peruanos agradecidos”, con tres objetivos: a) recuperar los libros sustraídos de la BNP que se encuentran en manos de coleccionistas, libreros y/o personas privadas; b) crear conciencia en los peruanos, sobre la necesidad de preservar nuestra memoria cultural, bibliográfica y documental, porque contribuye al fortalecimiento de nuestra identidad como nación y al cultivo de los valores universales de la humanidad, y c) posicionar a la BNP como una institución confiable y responsable con relación a su función de preservación del patrimonio cultural que le ha confiado la ley.
La respuesta nacional e internacional ha sido conmovedora, además de la devolución anónima de los libros a través de la Iglesia Católica (Sagrario de la Catedral), personalidades como David Block, notable bibliógrafo norteamericano; Edwin Koopman, periodista de Holanda; los académicos peruanos Ruth Shady, Gustavo Bunntix, Alonso Cueto, así como los medios de comunicación se han sumado a nuestra cruzada. El resultado inicial es la recuperación de los libros robados, pero también la reposición mediante ejemplares de los títulos perdidos. Aquí una muestra.
Libros recuperados:
- 1. Lapide, Cornelius a, 1569-1637. R. P. Cornelii Cornelii A Lapide E Societate Jesu, s scripturae olim lovanii, postea romae profesoris, Commentarius In Acta Apostolorum : Indicibus Necessariis Illustratus — Lugduni : Fratres de Tournes, 1732. 310 p. ; 38 cm.
- 2. Virgilio Marón, Publio, 70-19 a.C. Opera omnia : cum Notis selectissimis Variorum, Servii, Donati, Pontani, Farnabii c. et Indice Locupletissimo, Rerum ac Verborum. Opera et studio Cornelii Schrevelii / Virgilii Maronis — Lugd. Batavorum : Franciscum Hackium, 1661. 1015, [36] p. ; 19 cm.
- 3. León Pinelo, Antonio de, ca. 1595-1660. Question moral : si el chocolate quebranta el ayuno eclesiastico : tratase de otras bebidas i confecciones que usan en varias provincias … / por el Lic.do Antonio de Leon Pinelo … — Madrid : por la viuda de Juan Gonçalez, 1636. 122, [12] h. ; 20 cm.
- 4. León Pinelo, Antonio de, ca. 1595-1660. Velos antiguos i modernos en los rostros de las mugeres sus conueniençias i daños : Ilvstraçion de la real prematica de las tapadas… / Antonio de León Pinelo. — Madrid : Iuan Sanchez, 1641. 30 h., 137 h. num. ; 20 cm.
- 5. Jiménez Samaniego, José,Fr.1680-1683. Relacion de la vida de la v. Madre Sor María de Jesús, abadesa, que fue del convento de la Purissima Concepción de la Villa de Agreda… / por el Rm. P. Fr. Joseph Ximenez Samaniego — Madrid : Impr. de la Causa de la V. Madre, 1762. 448 p. ; 15 cm.
- 6. Arriaga, Pablo José de, 1564-1622. Extirpación de la idolatría del Pirv dirigido al Rey N.S. en su Real Conseio de Indias / por el padre Pablo Ioseph de Arriaga de la Compañia de Iesus. / Pablo José de Arriaga. — Buenos Aires : [s.n.], 1910. 12 h., 144 p. ; 23 cm.
- 7. Lastres, Juan B., 1902-1960. El pensamiento de William Harvey en la medicina peruana / Juan B. Lastres. Lima : [Ed. San Marcos], 1957.
- 8. Valega, José Manuel, 1887-1961. La gesta emancipadora del Perú 1780-1819 / J.M. Valega. — Lima: Empresa Editora Peruana, 1940. t. ; 16 cm.
- 9. Campero, Narciso Pres. Bolivia, 1815-1900. Recuerdos del regreso de Europa a Bolivia y retiro a Tacna: en el año de 1865 / Narciso Campero. — París : Libr. de A. Bouret ‚ Hijo, 1874.
Respecto a los libros devueltos por Chile, ¿cuál es el estado actual de estos? ¿Están inventariados? ¿Algunos han sido parte del robo?
El 05 de noviembre del 2007, el gobierno de Chile devolvió formalmente al Perú 238 cajas selladas que contenían parte de los libros sustraídos durante la Guerra con Chile 1879-1884. En el año 2010 la contrastación de las Listas en CD que acompañaban el Acta de entrega con los libros existentes en las 238 cajas, arrojó 2,219 piezas bibliográficas. No se encontraron los siguientes títulos que figuran en la Lista: 1) Luciano de Samosata. Luciani Samosatensis Philosophi opera; 2) Ramos de Figueroa, Joseph. El Rey: don Joseph Antonio de Areche; y Varea, Esteban. Don Teodoro de Corix.
El Inventario exhaustivo de las unidades bibliográficas de este fondo, realizado por mi gestión en el año 2011, ha confirmado la existencia de las 2,219. Los títulos detectados como faltantes al momento de la devolución no se han encontrado. Actualmente los libros devueltos por el gobierno de Chile se encuentran en la bóveda de seguridad de la Sede de San Borja, y se les han asignado códigos de barras que los identifica como piezas únicas. Asimismo, se ha realizado la descripción bibliográfica de cada uno de los impresos, que incluye: autor, título, pie de imprenta, descripción física y notas. Los investigadores que asisten a la BNP pueden consultar este material en el catálogo en línea del Inventario.
Finalmente es importante señalar que el tema sobre la devolución de los libros por el gobierno de Chile no está cerrado, ya que se ha dejado la posibilidad abierta de otras entregas posteriores, pues en caso de hallarse más libros peruanos en una biblioteca pública chilena, se iniciarían los trámites correspondientes para su legítima repatriación.
La ley 28086 regula respecto a la producción, venta y promoción de los libros. Asimismo crea el Consejo Nacional de Democratización del Libro y de Fomento de la Lectura, del que según ley, usted forma parte. ¿Cuál cree que han sido los logros de este Consejo? ¿Qué es lo que aún se está trabajando? ¿Los incentivos tributarios han servido para una mejora en las ventas, ya que los precios de los libros siguen siendo altos? ¿Se ha buscado intervenir los mercados de libros como los de la Av. Quilca o los que se encuentran en la Av. Abancay?
PROMOLIBRO es un organismo que antes formó parte del Ministerio de Educación y luego ha sido absorbido por el Ministerio de Cultura, como parte de la Dirección General de Industrias Culturales. Creo que no me corresponde evaluar su actuación, eso lo harán los organismos competentes; sin embargo, puedo decir que como miembro reglamentario del Consejo de PROMOLIBRO, nunca he sido convocado a una reunión de trabajo. Asimismo, existe un fondo que la Biblioteca Nacional genera en virtud a la Ley de Democratización del Libro y de Fomento de la Lectura, y que debería utilizarse en el desarrollo del Sistema Nacional de Bibliotecas, pero la cuenta no puede ser ejecutada si no es con la autorización del Consejo de PROMOLIBRO, que no se ha reunido hasta la fecha.
Una fuerte crítica a la biblioteca es que el acceso a ciertas colecciones es muy restringido, sobre todo a los que se encuentran en la sede de San Borja. ¿Se tiene algún plan a largo plazo para que la biblioteca sea totalmente pública? Debido a que podrían hacerse reproducciones de los libros de la colección y no habría problema respecto al acceso.
Como ustedes comprenderán, después de todo lo acontecido y que ya es de conocimiento público, la Biblioteca Nacional del Perú necesita implementar condiciones de alta seguridad para evitar la depredación y el deterioro del acervo bibliográfico y documental que custodia. El Estado peruano nos ha asignado un presupuesto para este fin, ello facilitará el control y seguridad de la circulación del material en el servicio. Parte de los equipos que estamos adquiriendo servirán para digitalizar a gran escala los fondos antiguos y valiosos para garantizar el acceso de los usuarios a la versión electrónica de los mismos.
No obstante, debemos aclarar que los servicios de la Sede de San Borja están orientados a los investigadores, a quienes no se les restringe el acceso a todas las colecciones. Estamos redireccionando el servicio al público escolar hacia la Biblioteca Pública de Lima y a las bibliotecas municipales. Invitamos a la comunidad académica a visitarnos.