Entrevista por: Manuel Ferreyros

Enfoque Derecho entrevista a Alberto Beingolea, abogado, periodista deportivo y congresista de la República, como parte de la Semana del fútbol. En esta entrevista le preguntamos sobre temas como el camino que debe tomarse para mejorar la mala situación del deporte peruano, sobre la delincuencia e inseguridad en torno al fútbol y sobre la publicación en medios de audios interceptados ilegalmente.

Tomando en cuenta los casos de Colombia, quien ha mostrado muy buenos resultados en las recientes olimpiadas, y España, que aún pasando por una fuerte crisis económica tiene un gran nivel futbolístico, ¿qué propondría usted para la promoción del deporte en el Perú?

Debo confesarte que, al momento, me encuentro estudiando los casos de España y Colombia, por lo que no podría hablarte de los casos en particular. Te puedo decir las cosas que yo creo que hay que hacer. Yo creo que tenemos que –seriamente– involucrar al Estado en la promoción deportiva. Y esto pasa por hacer que el mismo entienda que la práctica del deporte es parte del proceso educativo. Para lo cual tendría que entender –y es por eso que estoy ahora tan obsesionado con el tema– que la inversión más importante que tiene que hacer el país es en la educación. Si no terminamos de entender ese primer fenómeno, ya lo demás es imposible. Y entender, entonces, que dentro de esta propuesta educativa, el tema deportivo es fundamental, no para tener campeones del mundo, sino que para tener ciudadanos mejor formados, alumnos mejor formados, por tanto, mejores peruanos, y como consecuencia, quizá iremos al mundial. Pero eso es un primer tema que es elemental. Es un tema de concepto que deberíamos tener claro. Eso pasa por entender que el fenómeno actual del desarrollo deportivo no funciona en el Perú.

Hablemos por un instante de fútbol. ¿Cómo se practica fútbol, a nivel infantil, hoy en día en el Perú? ¿No han proliferado las academias? Tenemos academias por todas partes; canchitas por todas partes; tenemos miles de academias en el Perú. Bueno, eso es una barbaridad, eso no sirve para nada. Las academias no sirven para nada. Han venido a ocupar un espacio vacío, y en buena hora que lo ocuparon, pero no arreglan el problema, no sirven. La única manera que tenemos de efectivamente lograr un desarrollo sostenido del fútbol en el Perú es volver a al lugar donde se desarrollaron los semilleros futbolísticos en el Perú: en los colegios (que es lo que no se ha querido reconocer).

Mira, la mejor década deportiva fue la década del 70. Sin ninguna duda. En los 70, éramos campeones sudamericanos de fútbol, asistíamos a los mundiales seguido (y si no asistíamos era un desastre, y era porque con las justas nos quedábamos afuera). Llegamos a la final de la Copa Libertadores de América en esa misma década. A nivel de básquetbol, éramos campeones sudamericanos de básquetbol femenino; éramos campeones de básquetbol masculino; el scorer de básquetbol de las olimpiadas era peruano (Ricardo Duarte); éramos campeones de vóleibol sudamericanos y estábamos en las olimpiadas permanentemente; teníamos campeones sudamericanos, bolivarianos, panamericanos… en natación, en atletismo… En boxeo teníamos a Mauro Mina. Es decir, teníamos una cantidad espléndida de deportistas de todas las ramas.

¿Por qué? Yo he escuchado una serie de argumentos referidos a que los dirigentes del los años 70 eran grandes dirigentes. Mentira, fueron malísimos como dirigentes. Fueron malísimos porque tuvieron una generación ganadora y no fueron capaces de estirar el ciclo. Se sentaron a recibir aplausos inmerecidos, porque ellos no los merecían. Entonces, ¿de dónde? ¿Cuál fue el factor común de esa generación brillante del 70? Porque no fue generación espontánea, como comprenderás. Yo he entrevistado prácticamente a todos, y te puedo decir que el 80%, cuando menos, tenía una característica común: todos fueron escolares en las grandes unidades escolares de Odría en la década del 50 y comienzos del 60. ¿Qué tenían esas Grandes Unidades Escolares –según testimonio de todos, además–? Infraestructura deportiva de primer nivel, profesores de educación física que te dejaban la base desde primaria, alimentación (buen desayuno que lo recibían en el Colegio), monitores deportivos, y, por cierto, campeonatos deportivos. Esos chicos, todos ellos, fueron «cracks», que recién en cuarto o quinto de media, saliendo del colegio, llegaron a los clubes,  a los «calichines». Y después se explotaron y fueron «cracks». Te hablo de Cubillas, de Cueto, de Velásquez, de Percy Rojas, de Franco navarro, de Jaime Duarte, todos. Si eso ya funcionó, ¿por qué diablos no lo repetimos? Hoy, tenemos otra vez los Colegios Emblemáticos, que eran las antiguas Grandes unidades Escolares, con una muy buena infraestructura deportiva. Ahí hay que hacer investigaciones para ver los negociados que ha habido, pero el producto, hoy, es que tenemos una muy buena infraestructura deportiva.

Segundo, el Congreso de la República dio una Ley estableciendo la obligatoriedad de profesores de educación física en la primaria a nivel estatal. El Poder Ejecutivo la observó. Hay que insistir en esa Ley. O sea, es fundamental. Ollanta Humala no entiende. Como siempre, los presidentes del Perú no entienden de la importancia de la práctica deportiva, pero hay que volver al sistema anterior. Tercero, hay que enviar a ex futbolistas importantes a los colegios a descubrir talentos, y comencemos a levantar esto. Si ya funcionó una vez, ¿por qué no funcionaría de nuevo?

¿Qué opina del empadronamiento de barristas como una medida en respuesta al caso de Walter Ollarce?

Es una respuesta al caso de Walter Oyarce. Mira, cuando se produjo este caso tan lamentable, ocurrió lo que siempre ocurre en el Perú: producido un evento determinado, hay una suerte de gran levantamiento popular azuzado por la prensa, que a la vez que azuza hace eco de la gran retroalimentación que tiene con el público. Por supuesto, este empuje llega al Congreso de la República; por supuesto, los congresistas todos se asustan, todos se mueven como campanillas y todos presentan proyectos de ley sobre la misma materia. En todos los casos, esos proyectos de ley implican más represión, más penas… Es la historia de siempre. Al final de lo cual, se produce una ley que no arregla absolutamente nada. Esta es la historia legislativa del Perú.

El caso que tú me planteas como ejemplo no es una cosa diferente. Planteado el tema lamentable de Walter Oyarce, existe una ley que debió haber sido aplicada, pero el problema es que tenemos leyes que no se aplican. No se aplicó, no se aplica bien, y se cree que la solución es dar una nueva ley. Entonces, todos saltaron, y se presentaron (yo era presidente de la Comisión de Justicia) creo que ocho proyectos de ley sobre la misma materia. Por supuesto que todos apuntaban a lo mismo: más represión, más penas, más tormento para las organizaciones deportivas. Lo que tenemos es que después la ola bajó, y ya todos nos olvidamos, y ya está. Esos proyectos de ley fueron dictaminados por mi comisión hace un montón de meses, y ahí están esperando que se debatan cuando al Presidente del Congreso se le ocurra debatirlo; que ya será a destiempo, a la gente ya no le va a importar el tema. Es decir, no puede ser que, ante situaciones dramáticas, reaccionemos como solemos reaccionar: creyendo que, dando una ley más drástica, vamos a solucionar el problema. Ahora, somos tan tontos que siempre actuamos igual. Este caso no fue una excepción.

Mucho se ha hablado de las medidas para combatir la delincuencia e inseguridad (especialmente en cuanto a las barras bravas), pero rara vez se dan propuestas nuevas o originales. ¿Qué propondría usted al respecto?

Nada. Yo no tengo una propuesta. ¿Me estás pidiendo la propuesta nueva, original y brillante? La verdad es que ni siquiera lo tenía pensado, la verdad que no. Porque creo que tenemos años en la misma situación, y lo único que escucho son ideas de gente que viene de afuera y que te da «las grandes ideas», y que no funcionan pues. Gente que desconoce la realidad del fútbol, y que desconoce que el fenómeno de las barras está inserto dentro de otros fenómenos más grandes. Son fenómenos de la violencia citadina. O sea, esto no es «el fútbol produce…». No, no, no. El fútbol es un campo fértil en función a lo que es la actividad en sí misma y, multiplicado por las frustraciones permanentes que genera el fútbol en el Perú, se da una situación de violencia colectiva que estalla en un momento determinado. Entonces, el problema no está realmente en el terreno del fútbol.

¿Cuál es su postura respecto a la conversión de los equipos de fútbol en sociedades anónimas?

Ahí yo tengo una vieja posición contraria por la que, además, me he sometido a diversos debates. Pero a ver: yo entiendo a los liberales, que creen que la solución de todas las cosas está en ponerle precio a todo y en nombrar un dueño para todo. Los entiendo pues, es su forma de ver el mundo; tienen una cosmovisión distinta a la mía.

Yo no creo que las cosas se solucionen poniéndole precio a todo y nombrando un dueño para todo. Yo creo, todavía, que hay cosas que no son propiedad de nadie. Yo creo que todavía hay cosas que son bienes colectivos, y está bien que lo sean. Yo creo que está bien que haya cosas que no tengan precio. Y una de esas cosas es el fútbol. Yo creo que hay equipos de fútbol que responden a una historia, que responden a una determinada forma de sentir y de pensar las cosas, y me parece que está bien que no sean propiedad de nadie, me parece que está perfecto. Y creo, a partir de eso, que está muy bien que no tengan precio. Hay quienes piensan lo contrario, yo no lo creo.

A partir de eso, además, y esta es mi crítica central: ¿por qué me quieren asegurar que cambiando la forma societaria se va a mejorar la sociedad? Yo eso no lo comprendo. O sea, si tú me estás diciendo a mí que en lugar de funcionar como una asociación civil ahora será una sociedad anónima, pero que los socios serán los mismos, ¿qué cosa cambió? El problema son los dirigentes, no es la forma societaria. O sea, si conviertes al dirigente del club «X» en socio del mismo club, y sigue teniendo el mismo manejo, la cosa va a seguir siendo igual. «No, pero está su capital comprometido». ¿Cuál capital? En una sociedad anónima, lo que puso como inversión lo invertirá en lo que quiera. Ya, invertirá dos soles, hará una jugada para… ya, ¿de qué estamos hablando? «No, pero es que eso permitiría que entren nuevos capitales». ¿Quién en su sano juicio, en el Perú, va a invertir en un equipo de fútbol? O sea, no tiene sentido pues, no tiene lógica.

Lo cual no quiere decir que me oponga a que se utilice esa forma societaria. Hay algunas realidades en donde esto funciona: En Sporting Cristal, en la San Martín, pero porque nacieron bajo ese concepto, además. ¿No es cierto? O sea, el Sporting Cristal nació, prácticamente, a la luz de una empresa privada: La Backus; y a la luz de una familia empresaria: la familia Bentín. Entonces, de toda la vida funcionó así. La San Martín nació a la luz de una universidad que se maneja como una empresa privada, que es la San Martín de Porres. O la Vallejo, q es exactamente lo mismo. Pero clubes como Universitario de Deportes, o Alianza Lima, o el Sport Boys del Callao, que responden a una vieja tradición, a un viejo sentimiento popular, ¿propiedad de alguien? No, no lo concibo, no lo entiendo, y no creo que eso solucione las cosas.

¿Cuál cree usted que es el peor defecto del futbolista peruano?

Son varios. Tal vez el primero sea tener un objetivo pequeño, falta de ambición; en términos generales, poca cultura que no pasa solamente por una mala información escolar, es un tema general en cultura.

Tal vez el problema principal pueda ser la falta de entendimiento del rol económico que cumplen en la sociedad. Por ahí podríamos partir. El futbolista peruano no entiende cuál es su rol social. A mí me toca ser hoy día congresista, tengo claro mi rol social, tengo  la responsabilidad frente a la sociedad de fiscalizar al gobierno, producir leyes. El abogado tiene claro que su rol social pasa por defender a las personas frente a determinados sucesos o asesorarlas en cuestiones comerciales, dependiendo de la especialidad de cada uno. El médico tiene un rol clarísimo es el de atender la salud de la gente.

¿Cuál es el rol económico social del futbolista? El futbolista sirve para entretenernos y eso no lo comprenden, no se entiende, los futbolistas creen que por patear una pelota valen plata. Digo yo: ¿cuál es la naturaleza económica del acto de meter un gol? A ver, yo pateo una pelota y hago un gol ¿eso que significa? Si yo tomo un bisturí y trasplanto un corazón está muy claro cuál es mi aporte económico a la sociedad, ¿no es cierto? Estoy contribuyendo a que ese sujeto siga viviendo y siga generando. Si manejo un automóvil y te llevo a ti a tu trabajo como taxista estoy contribuyendo con la dinámica económica social porque estoy haciendo que tú llegues a tu trabajo. ¿Cuál es la actividad económica del futbolista? Meter un gol, patear una pelota, ¿económicamente significa qué? Para decirlo de otra manera, si el día de mañana todos nosotros nos pusiéramos de acuerdo, si eso fuera posible, y dijéramos “el futbol ya no nos gusta, mejor vamos a ver básquet”, pasado mañana patear una pelota no significaría nada. Hoy patear una pelota puede significar millones de dólares. ¿Por qué? Porque están dentro del rubro de entretenimiento. Su actividad económica es el espectáculo, es el tenernos a nosotros contentos, felices. Es una actividad que comparten con los cantantes, con los bailarines y será por eso que en la actualidad se relacionan tanto, pero ese es su rol económico.

Y por qué te digo que no hay comprensión del mismo: porque cuando escuchas a los futbolistas hablar dicen “yo lo hago por mi familia y no me importa lo que piense la gente”. Debería importarle lo que piense la gente porque vive gracias a la gente, porque si la gente le da la espalda se acabó su realidad económica. “No, es que a mí me va a pagar el club”. El club le va a pagar porque detrás de eso hay un montón de gente interesada que paga su entrada los fines de semana. O, si quieres, que no paga su entrada pero mira su televisor, lo que moviliza a millones de personas que tienen empresas y que auspician la transmisión en televisión porque hay un montón de gente mirándola. El día que dejen de mirarla ese auspiciador no existe, no le paga al club y el club no te paga al jugador. Entonces, creo que falta el entendimiento de cual es su ubicación dentro del contexto social  y hay una suerte de creencia, de los futbolistas y de mucha otra gente, de que el futbol en sí es valioso y eso no es cierto.

Usted ha polemizado mucho acerca de la publicación de audios de procedencia ilegal en medios de comunicación. ¿Cuál cree usted que debería ser el rol del estado en cuanto al control (previo o posterior) de la publicación por parte de los medios de comunicación de este tipo de documentos?

Primero para comenzar, llamamos a las cosas por su nombre, estamos hablando de la utilización de prueba ilícita. Segundo, el tema del manejo responsable “de la prensa” es un tema que tiene directa relación con las circunstancias ocurridas en algún momento. ¿Sabes cuál es el código más severo de ética periodística del planeta? El inglés. ¿Sabes cuándo lo hicieron? Después de la muerte de Lady Di. Claro, después de la barbaridad que ocurrió ahí (¡cómo es posible que lleguen a atosigar a una persona hasta el extremo de generar un accidente que termine con la vida de tres personas, una de ellas nada menos que la princesa del trono ingles!), los diarios ingleses dijeron “¡se nos viene la tormenta!” O sea toda la población se va a venir encima y entonces ellos se auto regularon con mucha severidad. Por supuesto para no cumplir sus normas después. Pero por eso digo que esto tiene directa relación con las cosas que sucedan puntualmente.

Yo creo en general que debería haber un manejo mucho más ético de las circunstancias por parte de los periodistas. Pero hay una mala formación en ese campo. Yo saludo los trabajos que se hacen, por ejemplo, en la Universidad Católica para dar formación en esta materia a sus comunicadores sociales. Yo mismo soy profesor de deontología dentro de la Facultada de Comunicaciones, de manera que me parece que es un tema que me parece fundamental.

En esa misma dinámica y entendiendo que las cosas no se controlan así nada más es que nosotros hemos propuesto este famoso proyecto de ley que hizo que todos salten hasta el techo y en el cual me ratifico.

Actualmente el Código Penal contempla que en la interceptación telefónica está penado el acto de interceptar, el hecho de escuchar y el hecho de grabar. La propuesta que se presentó es que se añada publicar, porque la pregunta es ¿el daño al bien jurídico cuándo lo generas? Se podría decir que en el momento de grabar ya se está vulnerando la intimidad, pero ¿cuándo se genera real y socialmente el impacto del daño? En la publicación. Entonces, ¿cómo entendemos que se penalice toda la cadena y no la consecuencia final que es la que reclama las anteriores?

Planteando la pregunta de otra manera ¿para qué chuponeas, si no es para publicar o para chantajear? En el caso del chantaje está penado; en el caso de la publicación no. ¿Cuál es la razón entonces de toda esta cadena de interceptar, grabar? Debe tener un objetivo final. A eso me refiero: el objetivo final de publicar tendría que estar penado también, esa es la discusión.

¿Cuál es la corona especial del periodista para decir que sus actividades ilícitas no deban ser castigadas? Un abogado en el ejercicio de su profesión puede comer ilícitos y va a ser castigado y encima de manera agravada en más de un caso. Un médico en su actividad profesional podría ser penalizado, un policía en su actividad profesional podría cometer ilícitos y ser penalizado. El periodista ¿por qué no? Porque ahora saltan todos los medios periodísticos y nos hablan de mordazas y barbaridades. ¿Cuál es la razón por la cual los medios periodísticos no deban ser tocados? Cuando más bien vemos cómo hacen uso y abuso de estas pruebas ilícitas que ni siquiera un juez puede utilizar para determinar la culpabilidad de una persona y que los periodistas impunemente utilizan para condenar socialmente a una persona.

Entonces, tú me dirás que tienen que haber excepciones para utilizarla y yo te digo claro que sí. En la misma teoría jurídica se establecen excepciones para el uso de una prueba ilícita y en la práctica periodista claro que hay excepciones para el uso de prueba ilícita. Pero vamos a trabajar con seriedad pues, y precisamente en la propuesta de ley que hacemos planteamos excepciones para el uso de los audios interceptados y decimos: si el contenido del audio es ilícito puedes utilizarlo. Tengo un audio chuponeado ¿lo uso o no lo uso? Mira en el audio, dice que el Ministro le está sacando la vuelta a su esposa, entonces no lo puedes usar porque eso no es ilegal. No, es que este audio dice que este Ministro le está robando al Estado. Eso si úsalo porque el contenido de ese audio es ilícito y de la ponderación de derechos, pues sin duda es necesario hacer la ponderación de daños generados, va a pesar más el bien común en este caso puntual y tendrá que publicarse.

¿Cómo hacemos para que este juicio tan teórico aterrice? Pongámoslo en una ley y digámoslo en la ley y especifiquemos con toda claridad cuándo es que se puede publicar y cuándo no. El gran debate es que históricamente siempre se ha dicho que se puede publicar en función al interés público. Entonces mi pregunta es ¿qué es el interés público? ¿Quién determina el interés público? ¿En qué norma se explica que es el interés público? Es una categoría tan indeterminada… Es más, creo que va en contra inclusive de la seguridad jurídica del periodista, porque el periodista puede decidir esto es de interés público y luego el juez en un proceso posterior puede determinar que eso no es interés público y lo condenará. A mí me da mucho más solidez y más seguridad jurídica determinar y decir en la norma que se publicará si el contenido es contrario a la ley. ¿Y quien dice que cosa dice la ley? Pues la ley, agarra tu código y lo lees, a ver esto es o no es un tráfico de influencias, sí es un tráfico de influencias, entonces publícalo. Siempre se puede interpretar algo distinto, ya pero por lo menos la norma escrita de una ley te da mucho más seguridad que el concepto de interés público.

Sin embargo, cuando uno recibe una grabación uno no puede decir que esa grabación muestra un delito particular, porque la culpabilidad de un delito se determina en el proceso.

Esa es una de las críticas que se hace. Ahora, lo que tiene que estar determinado dentro del audio para poder publicarlo ciertamente no es un delito porque un delito solo es declarado por el juez. Con ese criterio un fiscal no podría acusar, pero todos nos entendemos lo que tiene que estar en el audio es un contenido contrario a la ley, si se declara el delito o no ya eso determinará un juez con posterioridad.

Finalmente, tal como ocurre hoy la decisión que tome el periodista puede ser luego evaluada por un juez. Hoy día ocurre igual, sin necesidad de ley; solamente que yo digo hoy día la seguridad jurídica es mucho menor porque no hay ninguna norma que te de un marco de qué es lo que pretendemos dar ahora, un marco, que te diga mira estos son tus limites. Creo que estaría mucho mejor delimitado para que el mismo periodista sepa en qué puede publicar y en qué momento no. Además creo la jurisprudencia dicta que el error periodístico no es una falta de ética. Un periodista puede equivocarse, claro que puede hacerlo. Lo que se castiga como en todo delito es el dolo.