Henrique Capriles participó el sábado 20 de julio, durante su visita a Lima, de una disertación dirigida a la colonia venezolana de la capital y a sus simpatizantes peruanos. El evento se llevó a cabo en el auditorio central de la Universidad de Lima, al cual asistieron distintos notables como la lideresa del PPC, Lourdes Flores Nano.
Al culminar el evento, pude aproximarme a la doctora Flores Nano, quien compartió su opinión respecto de la negativa del presidente Humala a recibir al gobernador del Estado venezolano de Miranda, y la posibilidad de que tal comportamiento represente un alineamiento implícito con el gobierno chavista de Nicolás Maduro.
AC: ¿Usted considera que el presidente Ollanta Humala, al no reunirse con Henrique Capriles, está tomando partido por uno u otro bando del espectro político de Venezuela? ¿Qué implicancias tiene esto tomando en cuenta que Capriles sí fue recibido por los pares de Humala en Chile y Colombia?
LF: Ha habido permanentemente una suerte de ambivalencia de no querer alinearse con el gobierno chavista, pero tampoco ha querido comprometerse con la causa democrática. Esta pudiera haber sido una magnífica oportunidad para definirse como presidente de Unasur, es decir, en cumplimiento de las medidas que este mismo órgano planteó como salida tras las accidentadas elecciones venezolanas. Se ha desaprovechado una oportunidad y lo lamento muchísimo.
AC: ¿Por qué existe esa ambivalencia permanente en Humala? ¿A qué le teme, respecto a quién es cauto?
LF: El señor presidente ha sido ambivalente desde que ha estado en campaña. Es un rasgo casi intrínseco de él y yo creo que se debe a su inexperiencia y a la debilidad de su círculo; su carencia de cuadros y experiencia. Es por ello que creo que el presidente no se aventura, no toma posturas porque no se siente en capacidad de manejarlas o sostenerlas.
AC: Finalmente, ¿Cuáles son las consecuencias más notables de no querer comprometerse?
LF: Más allá de las consecuencias que esto pueda generar en el plano externo, una vez más lamento mucho que el presidente no haya recibido a Henrique Capriles. Creo que hay que mirar el plano interior, porque un presidente que replica ese comportamiento, no sólo con ajenos sino con los propios, transmite una sensación de improvisación y de que el país va la deriva. Esa sensación puede ser perjudicial a una sociedad porque mella la confianza que tienen los ciudadanos hacia sus líderes y creo que allí estaría lo reprochable.