Tal vez la principal ventaja para un país en desarrollo sea la estabilidad de su sistema político-económico; esto es, que en cada elección no se juegue la vida a ciegas sino signifique, a lo mucho, un leve ajuste hacia la modernidad o el populismo, lejos de cualquier retroceso nefasto. Para un país en vías de desarrollo como el Perú, cada elección significa un lance del dado, en el que podemos revertir años de desarrollo o avanzar más de lo esperado. En unas semanas, enfrentaremos un contexto para los próximos cinco años que, aún, nos son inciertos. ¿Cuáles son esos escenarios potenciales?

El primero, sin duda, es el retroceso, al cual llamaremos «neo-populismo». Podríamos decir que ése es el peor escenario; dados los avances en ingreso promedio y las consiguientes mejoras en calidad de vida, es poco probable un retroceso al modelo «chavista-velasquista» que cierta candidatura promueve. Empero, el neo-populismo también sería un camino errado, dado que esperamos del mismo un incremento desmedido del gasto corriente, la proliferación de impuestos, aranceles y exoneraciones, mayor sobrerregulación (en buena medida predatoria), corrupción generalizada, crédito dirigido por fines políticos (y luego, incobrable), menor flexibilidad laboral (incluso peor que la actual), entre otros. De este escenario sólo podemos esperar tasas de crecimiento menores al 4% en promedio en el largo plazo, con lo cual creceríamos más lento que la economía mundial.

El segundo escenario, tal vez el más probable, es el del statu quo. Las principales políticas públicas girarían en torno a un orden fiscal y monetario, manteniendo la baja calidad educativa, imaginamos ejercicios de desorden social esporádicos, seguiríamos con una baja eficiencia del Estado, baja flexibilidad laboral, instituciones débiles (judicatura, seguridad, servicios públicos) y, tal vez, se mantendría la apertura y la firma de más acuerdos comerciales. Este escenario, por supuesto, no es el óptimo, pero es suficiente para lograr tasas de crecimiento de entre 5% y 6%, con lo cual mantenemos la convergencia vigente.

Existe, sin embargo, un tercer escenario, que es el del «Milagro Peruano», uno de mejoras (de manera drástica) en la calidad educativa, de reformas en la administración de la justicia comercial, de sistemáticos superávits fiscales, de mejora en la efectividad del Estado, con organismos reguladores realmente independientes y de amplias mejoras en la infraestructura (caminos y carreteras, agua y desagüe, comunicaciones y electricidad). Este escenario nos puede llevar a tasas cercanas al 10% por varios años (China creció al 9.5% promedio por cerca de 27 años).

Los primeros cinco candidatos, desde Toledo hasta PPK, cercan sus propuestas entre el primer y segundo escenario; ojalá el futuro nos depare alguien mejor.