La sola posibilidad de vender la Mona Lisa para pagar la deuda externa de Francia llamó la atención del mundo, alegrándose muchos de que esto no será posible pues existe una ley que prohíbe la venta de bienes de dominio público. Sin embargo, tengamos en cuenta que existe la “desafectación”, una figura por la cual se quita la investidura de bien público a los bienes, así que no es lo mejor cerrarnos en la idea de que esto es imposible.

Este suceso evidencia un cambio respecto a la actuación del Estado frente al patrimonio cultural, ya que deja de ser un bien que sólo necesita protección y se convierte en uno transable en el comercio al igual que muchos bienes privados.

Francia no se ha convertido en un país liberal. Todo lo contrario, se suma a un bloque de países europeos que están cambiando su visión “esencialista” a una “instrumentalista” del patrimonio cultural. Esto no es algo que debe tomarse a la ligera, puesto que refleja una fuerte transición para las políticas culturales.

Ya no sólo se pensará en la protección del patrimonio cultural – y muchas veces sobre protección –, sino que es un objeto que se utiliza. Esto denotaría una mayor integración y una vinculación más efectiva por parte de los individuos y del Estado, porque los obliga a ser conscientes del valor real de este bien.

Sé que todo esto puede sonar contradictorio, pero pensemos en un hombre que muere de sed y se encuentra en una cuadra llena de tiendas que venden botellas de agua a un sol. Nuestro sujeto sólo tiene una moneda de un sol con diseño, pero no puede gastarla, porque la sociedad le asignó un valor histórico muy importante a ese tipo de moneda. Es más, digamos que el Estado impuso una norma por la que todos los que al azar den con esa moneda deben protegerla y conservarla. No importa cuánto muera de sed nuestro sujeto, nunca podrá comprar una botella de agua porque el sol que tiene es representación de una de las mejores épocas de la economía peruana.

¿Es posible obligarlo a morir de sed? ¿Es posible obligar a Francia a que no venda la Mona Lisa para no pagar su deuda externa? Muchos diremos que la venta es una medida desproporcionada, porque privaríamos a muchas personas de la posibilidad de ver a la Mona Lisa. Sin embargo, ¿es preferible que Francia siga pagando una manutención altísima de esta obra y que siga aumentando su deuda externa? ¿Cuántos de nosotros conocemos de la Mona Lisa sin haberla visto nunca? Aún más, ¿cuántos de nosotros sabemos en detalle sobre su composición y no la hemos visto?

La visión instrumentalista también permite ver al patrimonio cultural como infraestructura, lo que impulsaría las actividades de turismo y permitiría que se piensen en concesiones  o que se transen los derechos que puedan desmembrarse – como es el caso de Italia que dio en concesión la imagen del Coliseo romano-.

Es muy pronto para decir cuál es la posición de Perú respecto al patrimonio cultural, debido a que tiene muy pocos años trabajando en este sector. El ministerio ha demostrado ambigüedad en sus acciones pidiendo protección al patrimonio arqueológico, pero consintiendo concesiones de lugares como la plaza de Acho.

Decir que el ejemplo de la posible venta de la Mona Lisa podría llevar a que el Estado peruano quiera vender todos sus huacos es sólo aplicar reducción al absurdo. Una visión instrumentalista permitiría que el patrimonio sea pensado más en su puesto de valor y acceso que en su protección y aislamiento. Es crear ese vínculo de pertenencia con el patrimonio que se busca utilizando el propio interés de los individuos.