Publicado originalmente en el diario El Comercio. Todos los derechos del texto reservados. Republicado con permiso del autor.

A pesar de que el indulto a Fujimori solo sería legal si median razones humanitarias, vale la pena examinar varias de las justificaciones políticas de sus defensores, pues es quizá la decisión de Estado más importante que hoy enfrenta el presidente.

“Hizo más cosas buenas que malas”. La semana pasada fue capturado un suboficial de la PNP que lideraba una banda de secuestradores en Trujillo. ¿Qué incentivo se crearía en los criminales si se le eximiera de la pena porque resulta que antes, en su labor de policía, salvó heroicamente a muchas personas? ¿Qué incentivos se crearía a futuros gobernantes si se perdona a Fujimori?

“Ya fue suficiente castigo”. Cuánto es suficiente es tan subjetivo que, precisamente, para evitar arbitrariedades, hay leyes que establecen penas para cada delito. No estoy de acuerdo con la sentencia que encontró culpable a Fujimori por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta (pues no comparto la teoría de la autoría mediata en la que se basa), pero las resoluciones finales del Poder Judicial emitidas en un proceso con todas las garantías constitucionales mandan en un Estado de derecho, nos guste su resultado o no.

“Sus excesos eran necesarios en una situación de guerra interna”. Dejando de lado lo discutible de esta afirmación, Fujimori cometió una larga lista de delitos que no tuvieron nada que ver con la lucha contra el terrorismo: peculado, apropiación de fondos, falsedad ideológica, usurpación de funciones y abuso de autoridad (fuera de dar un golpe de Estado y montar un espantoso aparato de corrupción con su asesor Vladimiro Montesinos).

“Es necesario para reconciliarnos”. Liberar a Fujimori, en realidad, solo exacerbaría los odios de los antifujimoristas. Hay que ser cándido para pensar que existe alguna posibilidad de reconciliar a ambas partes.

“Es humillante para el país tener un ex presidente preso”. No, es más bien una muestra de orgullo (entre pocas) que la justicia peruana haya logrado poner detrás de las rejas a alguien tan poderoso. Lo realmente humillante sería la impunidad.

“Solo el rencor de la izquierda caviar puede llevar a rechazar el indulto”. No me considero izquierda vaciar. Pienso que el mercado es el mejor sistema para asignar recursos en la economía. Creo, además, en un Estado de funciones muy limitadas y que no tenga miedo en imponer la ley o usar la fuerza para defender las libertades de sus ciudadanos. Y aquí estoy.

Ahora, no nos engañemos. Lo más probable es que la verdadera razón de un indulto no sea una de las razones que acabo de discutir, sino, por ejemplo, si sirve a la popularidad del presidente o si le permite conseguir el apoyo de la bancada fujimorista en, digamos, posibilitar la candidatura de su esposa.

El señor Humala (y la señora Heredia) debería evaluar cálculos con cuidado y tener como referente el caso del único presidente de Estados Unidos que indultó a un ex presidente. En 1974, Ford indultó a Nixon por los delitos cometidos en el escándalo de Watergate. Por lo menos para Ford fue un pésimo negocio. La imagen de corrupción de ese indulto afectó tanto su popularidad que lo llevó a perder la elección 1976.

1 COMENTARIO

  1. A pesar de reconocer que el Indulto(o no) al ex Presidente alberto Fujimori, no es un tema de Estado, reconozco que el Presidente Humala tiene un tema muy espinozo en sus manos.
    Si por razones legales, jurìcas y formales se tratara, no debiò haber procedido la recepciòn misma de la solicitud de indulto( no firmado por el interesado directo); por los delitos por lo que fue condenado, en sentencia firme, el ex Presidente, impiden el otorgamiento del indulto; la posibilidad del acto «humanitario», reservado solo a enfermedades «terminales», quedarà al sabio, pero falible, determinaciòn de «peritos» mèdicos, de seguro «independientes».
    Luego entonces, lego en materia jurìdica, deseo detenerme un instante en lo mèdico.
    La medicina es considerada una ciencia a partir de la adopciòn de mètodos , recursos y protocolos sistemàticos, racionales, medibles y comprobables( es decir «cientìfica» en su forma), pero arte y filosofìa en su esencia.
    Esta definiciòn hace màs relativa, y controversial, cualquier «conclusiòn» mèdica del ex Presidente.
    Vaya si serà dificial la decisiòn del señor Humala( y de quienes le asesoran).