Por: Stephen Kinsella
Abogado en Houston, director del Center for the Study of Innovative Freedom y editor del Libertarian Papers.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. Republicado con permiso. El artículo original se encuentra aquí.

[Transcripción ligeramente editada de una conferencia realizada en la Reunión Anual 2010 de la Property and Freedom Society, el 6 de junio de 2010]

Además de defensa, seguridad, educación, dinero y banca, investigación científica, ayuda a los pobres, exploración espacial, seguridad sanitaria y farmacéutica, carreteras y transporte, la definición del matrimonio, inmigración y control de fronteras, seguro de desempleo y sanidad (todo lo cual ha sido monopolizado, apropiado o corrompido por él), el estado también monopoliza la resolución de disputas, el sistema de tribunales y la producción de leyes, tanto por tribunales públicos como, principalmente, por la legislación estatal y las normas dictadas por agencias públicas. Y el sistema legal del estado, y por tanto la mayoría de los aspectos de la vida económica, está afectado por lo que se llama el derecho de propiedad intelectual.

El derecho de propiedad intelectual consiste principalmente en leyes de patentes, derecho de autor, secreto comercial y ley de marcas, y también en innovaciones más modernas como circuitos integrados, bases de datos, derechos morales, diseños de cascos de barcos y derechos reputacionales, como difamación, libelo y calumnia.[1]

Por tomar un ejemplo del sistema moderno de patentes, de todos los sistemas del mundo, de los aproximadamente 200 países del mundo, consideremos el sistema de patentes de EEUU. Las patentes en EEUU las concede la United States Patent and Trademark Agency Office (la USPTO). Es una agencia del Departamento de Comercio de EEUU. Tiene unos 10.000 empleados, la mayoría de los cuales son examinadores de patentes.

En 2008, se solicitaron unas 485.000 patentes en Estados Unidos: se emitieron o concedieron o aprobaron 185.000. Al final de 2008, había alrededor de 1,2 millones de solicitudes de patentes pendientes de examen en la Oficina de Patentes.[2] Hay ahora mismo alrededor de 2,5 millones de patentes en vigor en EEUU, patentes que se aplican, que pueden infringirse. Por ejemplo, IBM, uno de los mayores creadores de patentes, recibió más de 4.000 patentes en EEUU en 2008. Tiene alrededor de 40.000-50.000 patentes en vigor actualmente.

Las patentes se clasifican por grupo, clase y subclase. Se dividen en cuatro grupos principales: por ejemplo, el grupo número uno se refiere a productos químicos y similares, el dos a comunicaciones y energía radiante, y así sucesivamente. Hay alrededor de 1.000 clases y varios miles de sub y subsubclases.

La USPTO emite patentes después de revisar las solicitudes de patentes realizadas por individuos y empresas. Las empresas tienen programas de descubrimiento de invenciones. Dicen a sus ingenieros: “Pasadnos una idea. Os pagaremos 5.000$”.

Normalmente un comité de patentes revisa esas ideas y decide cuáles patentar. Un abogado de patentes rellena la solicitud. El coste es de 10.000$-20.000$, por ejemplo.

El resultado final es una patente que se emite después de unos años de lo que se llama “proceso” en la Oficina de Patentes. El proceso va atrás y adelante entre el abogado de patentes y la USPTO. El resultado final se llama una “copia con ribete rojo”. Tengo aquí una. Tengo el mal en mis manos [risas]. De hecho, la voy a pasar por si alguien quiere echarle un vistazo. Pero la necesito de vuelta porque es de mi empresa [risas].

Así se convierte en parte de la cartera de patentes de una empresa y puede usarse para demandar, contrademandar o licenciarla con beneficios.

¿Cuáles son los resultados del propio sistema de patentes? Los resultados son investigaciones distorsionadas, proteccionismo, transferencias de riqueza y el enriquecimiento de los abogados de patentes. Grandes empresas, como IBM, amasan gigantescas carteras de patentes. Y las licencian: por ejemplo. IBM gana cientos de millones de dólares cada día con estas licencias.

También se usan para cruzar licencias. Las empresas más grandes llegan a acuerdo de cruce de licencias, lo que hace difícil entrar en el negocio a compañías más pequeñas, así que esta práctica establece barreras de entrada.

Voy a daros algunos ejemplos de patentes: [3]

  • Está la patente One Click de Amazon, que es una patente de clicar una vez en lugar de dos para comprar algo. La usaron para demandar a Barnes & Noble al empezar el comercio electrónico.
  • Había una empresa llamada Cendant que afirmaba que Amazon había violado el monopolio de patente a recomendar libros a clientes.
  • Hubo un intento por Dustin Stamper, que fue economista jefe del presidente Bush, de conseguir una patente de un sistema y método para un análisis impositivo multiestado.
  • Apple ha solicitado una patente para el karaoke digital.
  • Facebook fue demandado por alguien que tenía una patente de un “sistema para crear una comunidad de usuarios con intereses comunes para interactuar entre ellos”.
  • Hay una patente absurdamente amplia otorgada a una compañía llamada Blackboard [Pizarra] para el uso común de tecnología que se emplea en educación y en enciclopedias en línea.
  • Carfax ha patentado “un método para examinar vehículos seleccionados sobre los que no recaigan préstamos”.
  • Y por fin está la divertida patente que cubre la curvatura de las miradas de reojo [risas]. Es una patente de un método.

Otro resultado del sistema de patentes son las demandas de patentes. Se conceden muchas patentes que son ridículas, como las que he leído. Pero el problema del sistema de patentes no son las patentes ridículas. Son las patentes válidas. Pueden utilizarse para demandar.

Por ejemplo, Kodak demandó primero a Apple por violar sus patentes de representación de imagen. Ahora Apple contrademanda a Kodak ante la Comisión de Comercio Internacional de EEUU por su tecnología de cámara digital.

Hay algunas demandas de patentes relacionadas con Android actualmente en marcha en el sector de los smartphones. Apple demanda a HTC que demanda a Kodak que demanda a Nokia. Éste es sólo un ejemplo; es la batalla actual de las patentes en el sector de los smartphones. Todas estas demandas van y vienen. De esto se ocupan y a esto se dedican estas compañías.

HTC firmó un acuerdo con Microsoft proporcionando derechos a utilizar software de Microsoft en teléfonos móviles, relacionado con una de sus patentes. Lo que ocurrió fue que Microsoft percibía un dinero por cada teléfono Android que fabricara HTC, Microsoft podría haber preferido fabricar sus propios teléfonos, pero si consiguen un dinero por cada teléfono Android vendido, también está bastante bien.

Ahora mismo se llama a esto la “la guerra nuclear del Smartphone” en el sector de las patentes. Hay demandas que van y vienen. Se ha citado a un litigador de patentes diciendo:

Hemos visto esto en la industria tecnológica, en la industria del LCD y podemos remontarnos a los semiconductores. Las patentes no son una barrera de entrada mientras los tenedores de patentes quieran que la gente pague. Si puedes gravar a tu competencia con tus derechos puedes conseguir beneficios. En un negocio con márgenes pequeños, eso es importante.

Sólo como ejemplo, he aquí algunas demandas recientes de patentes:

  • En un caso de stents, Boston Scientific acordó pagar a Johnson & Johnson 1.700 millones de dólares para cerrar tres casos de patentes.
  • Hubo un veredicto de 1.600 millones de dólares por infracción de patente a favor de a Johnson & Johnson contra Abbott.
  • Un acuerdo de 400 millones de dólares pagado a Abbott por Medtronics, de nuevo relativo a los stents.
  • Se ha prohibido a Qualcomm importar chips que ayuden a conservar energía en teléfonos celulares.
  • A un doctor de Nueva Jersey se le otorgaron 432 millones de dólares de Boston Scientific como “derechos razonables” por infringir su “método y aparato para gestionar la distribución macromolecular”.
  • A pesar de que la práctica de guardar semillas después de la cosecha para plantar en la próxima estación sea tan viejo como la propia agricultura, las patentes prohíben a los granjeros guardar sus semillas patentadas.
  • Se demandó a Apple por una idea de identificador de llamadas en el iPhone.
  • Al fabricante de Blackberry, RIM, se le obligó a pagar 612 millones de dólares después de que se decidiera en su contra respecto de las patentes de NTP y amenazaron con acabar con la Blackberry.
  • Microsoft está a punto de recibir un veredicto de 1.500 millones de dólares por infringir una patente de mp3 de Alcatel-Lucent.

También se usa en relación con OPI (ofertas privadas iniciales) de empresas. Muy a menudo un competidor se aferrará a su patente, esperará a que su competencia rellene su S-1 para cotizar en bolsa y luego le atizará con una demanda de patente porque esto tiene que exponerse en la OPI y puede dañar o echar por tierra la OPI.
Por ejemplo, una empresa llamada Optium empezó a cotizar a finales de 2006 y la empresa Emcore le demandó por infracción de patente tan pronto como rellenaron su S-1.[4]

En otro caso muy reciente, que está ahora mismo en marcha, una empresa llamada Neophotonics, que recientemente rellenó su S-1 (aún no cotiza) ha sido demandada  junto con otros tres demandados por Finisar por infracción de patente. Lo que resulta interesante en esto es que una de las demandas de patente (las hemos revisado) se afirma que cubre “un sistema y método para proteger la seguridad de los ojos durante la operación de un transceptor de fibra óptica”. Así que, en otras palabras, para que los ingenieros que trabajan con los láseres no se quemen los ojos, hay una alarma si tienes demasiada energía en tu dirección. Es algo que ha sido utilizado durante años, es una idea común. Por cierto, que se supone que las patentes “no son evidentes”. Ésta lo es.

Y, por supuesto, cada uno de estos demandantes ha contrademandado a Finisar con sus propias patentes. Ahora tenemos literalmente millones de dólares gastados por estas cinco compañías en facturas legales a causa de esta demanda de patentes.

¿Qué pasa con los derechos de autor? También los derechos de autor son malos. Duran mucho más que las patentes, normalmente más de cien años. Pueden llevar literalmente a la censura y el control del pensamiento.

  • Hay un caso en que la importante película muda alemana Nosferatu se consideró como una obra derivada de Drácula y los tribunales ordenaron que se destruyeran todas las copias.
  • Poco después de la muerte del escritor J.D. Salinger, autor de El guardián entre el centeno, los tribunales prohibieron la publicación de una novela llamada Sesenta años después: Saliendo de entre el centeno. La prohibieron. Basándose en el derecho de autor.
  • Algunos tienen suerte al considerarse que su obra se usó bien. Hubo una parodia llamada El viento se fue, que es una reescritura no autorizada de Lo que el viento se llevó desde el punto de vista de otro personaje.
  • En otro caso interesante, la autora de fantasía Mary Zimmer Bradley, que realmente permitía y animaba a un montón de sus fans a escribir fantasía sin demandarles por infracción de derechos de autor, encontró una idea que los fans le habían mandado que era similar a una que estaba usando en una novela que estaba escribiendo. Así que escribió a la fan para decirle lo que pasaba e incluso le ofreció pagarle algún dinero y reconocer en el libro que habían llegado a la misma idea. Pero la fan replicó que quería la completa coautoría del libro y la mitad del dinero o la demandaría. Así que Mary Zimmer Bradley renunció a la novela en lugar de arriesgarse a una demanda: nunca se escribió.
  • A veces los abogados que envían cartas de cesación y desistimiento reclaman derechos de autor de las cartas y te amenazan con demandarte si las públicas en la web [risas].
  • A la banda australiana, Men at Work, se la consideró culpable de plagiar “Kookaburra Bird” en su álbum de 1980, Down Under. El juez sostuvo que el solo de flauta en Down Under mostraba una semejanza inconfundible con “Kookaburra Bird Sits in the Old Gum Tree”, una canción folclórica enseñada a los niños australianos en la escuela durante 75 años [risas].
  • La RIAA quiere que se apruebe una ley que impondría una sanción de 1,5 millones de dólares por CD copiado.
  • La Ford Motor Company ha atacado a los entusiastas de Ford, afirmando que tiene los derechos de cualquier imagen de un vehículo Ford, incluso aunque sea una foto que hayas hecho de tu propio coche.
  • La NFL ha prohibido a las iglesias hacer fiestas para ver la Superbowl en televisores de más de 55 pulgadas.
  • Y, por supuesto, están las recientes extensiones de derechos de autor como la Digital Millennium Copyright Act, o DMCA, que criminaliza incluso la mera posesión de tecnología que pueda utilizarse para eludir los sistemas de protección digital. Pero yo digo que los dispositivos de copia de DVD no roban, lo hace la gente.
  • Los derechos de marca son también malos:
  • Subway ha reclamado tener registrado el término “foot-long” [“de un pie de largo”] para describir su bocadillo. Amenazaron a un vendedor de perritos calientes que ha vendido foot-longs durante décadas.
  • Un tribunal ha dicho que la Universidad del Sur de California [University of Southern California] es la única que puede usar “USC”. Lo siento, Universidad de Carolina del Sur [University of South Carolina] [risas].
  • Who dat?” La NFL ha intentado que esta frase desaparezca de las camisetas.
  • Hay extensiones modernas del derecho de marca que son incluso peores, como los derechos contra la ciberocupación y los derechos contra la dilución de la marca registrada; estos últimos no requieren siquiera confusión del consumidor, que es lo que se requiere en las demandas habituales sobre marcas.

Incluso el secreto comercial, que es el menos objetable de los cuatro tipos principales de PI, ha sido corrompido por el estado. Por ejemplo, cuando se filtró información del entonces secreto iPad en enero de este año, el departamento legal de Apple utilizó la ley de secretos comerciales para amenazar a nuevas publicaciones como Valleywag and Gawker para que dejaran de publicar información, aunque Valleywag and Gawker no haya firmado nunca un acuerdo o contrato de no divulgación con Apple.

Las leyes de PI occidentales son bastante malas, pero los países occidentales liderados por EEUU hace mucho que tratan de extender el alcance de sus leyes mercantilistas de PI a países como Rusia, India y China. Utilizan la Organización Mundial de Comercio, la OMC, para retorcer el brazo a otros países.

Y ahora tenemos asomando el temible ACTA, el Anti-Counterfeiting Trade Agreement, y sospecho que será ratificado. Es un tratado a nivel mundial que impondría una protección draconiana de patentes y derechos de autor al estilo occidental, incluyendo reglas anti-circunvención al estilo de la DMCA en todos los países. También proporcionará la autoridad legal para supervisar las transferencias de archivos en Internet e investigaciones de propiedades privadas. Como apunta el autor de ciencia-ficción, Corey Doctorow: “El ACTA es una reescritura radical de las leyes de Internet en el mundo, realizada en secreto, sin contar con el público”.[5]

Estas leyes de PI son evidentísimamente no libertarias. No son sino concesiones de privilegios por parte del estado, llevando al proteccionismo, la distorsión e ineficiencia del mercado, la transferencia de riqueza de consumidores y compañías más pequeñas a los grandes medios, las grandes farmacéuticas y otros, con el estado manejando buena parte de ello. En nuestro mundo estatista, tenemos impuestos, tenemos regulaciones, tenemos encarcelamientos por delitos sin víctimas y tenemos guerras. Así que la existencia de la ley de PI no debería ser ninguna sorpresa. La pregunta no es por qué tenemos leyes de PI. Tenemos leyes de PI porque tenemos el estado. La pregunta es ¿por qué apoyaría algún libertario la PI? Pero algunos sí la apoyan.

Por supuesto, hay argumentos utilitarios a favor de la PI, pero éstos apenas merecen mencionarse. Primero, no hay evidencia en absoluto de que la PI cree valor neto. Hay estándares incoherentes incluso al determinar esto. Lleva a planes absurdos, defendidos por algunos libertarios y gente como Joseph Stiglitz y Forbes, que apoyan abiertamente, por ejemplo, la idea de un fondo de premio a la innovación médica financiado con impuestos de 30.000 u 80.000 millones de dólares o contratos de innovación, ya sea para reemplazar el sistema de patentes o complementarlo. En un debate en el sitio del Cato, un tal Dean Baker argumentaba que los derechos de autor y las patentes deberían abolirse y reemplazarse con ese premio a la innovación financiado con impuestos.[6]
Tim Lee, del Cato, se oponía a esta idea. Decía:

No puedo estar de acuerdo con Baker en que todos los monopolios de protección de derechos de autor y patentes sean ilegítimos. Las protecciones de derechos de autor y patentes han existido desde el principio de la República y, si se calibran adecuadamente, pueden promover el progreso de las ciencias y de las artes útiles. Como cualquier intervención pública en la economía, tienen que estar cuidadosamente limitados, pero, si lo están, pueden ser una fuerza positiva para la economía estadounidense.

De verdad que es un alivio. Solo tenemos que “calibrarlos” [risas].

Galambos creía que el hombre tiene derechos de propiedad en su propia vida, a lo que llamaba “propiedad primordial” y por tanto en todas las derivaciones no procreadoras de su vida. (No posees a tus hijos, supongo). Lo que deriva primero de la vida de un hombre son sus pensamientos e ideas, según Galambos. Son la propiedad primaria. Como la acción se basa en la propiedad primaria, posees también tus acciones. Esto es la libertad.

Los segundos derivados, como el terreno, las televisiones y otros bienes tangibles, se producen por ideas y acciones. Así que, en otras palabras, en la jerarquía de Galambos, la propiedad primaria son tus pensamientos, ideas y acciones. La propiedad secundaria son cosas más bajas como éstas.[7]

A veces empiezo a hablar contando un chiste. Hoy no lo he hecho. No pude pensar en un buen chiste de abogados de PI. Pero ahora me acuerdo de uno. Ayn Rand dijo increíblemente: “Las patentes son el alma y núcleo de los derechos de propiedad”.

Es un chiste [risas].

Es tan positivista para Aun Rand. Supongo que no tuvimos derechos de propiedad existentes hasta 1790, con la primera Ley de Patentes, o hasta 1624 con el Estatuto de Monopolios de Inglaterra. (Por cierto, que muchos defensores libertarios del sistema de patentes niegan que las patentes sean monopolios, aunque tengan su origen en el Estatuto de Monopolios).

Los estatistas solían ser mucho más honrados. Solíamos tener un Departamento de Guerra. En 1949, se convirtió en Departamento de Defensa. Los defensores de las patentes solían calificarlas de monopolios. Ahora niegan que sean monopolios.

Recientemente, estaba volviendo a oír una conferencia de 1991 de un abogado de PI objetivista, Murray Franck. Voy a reproducir aquí un poco:

En palabras de Forvald Solberg, antiguo registrador de derechos de autor: “Cuando consideramos los derechos de varios tipos de propiedad que puede tener un hombre y en este juicio tenemos en consideración sólo la cuestión absoluta de la justicia, dejando aparte las limitaciones de la eficacia y el prejuicio, se verá claramente que la propiedad intelectual es después de todo la única posesión absoluta en el mundo. El hombre que saca de la nada algún hijo de sus pensamientos tiene derechos que no pueden atribuirse a ningún otro tipo de propiedad. La tierra o las cosas preexisten de alguna manera y los derechos están por tanto limitados en muchas formas y se mantienen prestando un gran servicio al mundo, pero el inventor de un libro u otra contribución al pensamiento tiene su propiedad, como si fuera un dios, por derecho de creación”.

Así que los objetivistas lo ven así. Somos dioses. Creamos cosas y poseemos esas cosas que creamos. De hecho, Frack recuerda que cuando conoció a Ayn Rand y ella supo que era un abogado de PI dijo: “La propiedad intelectual es el campo más importante del derecho”.

¿Qué hay del hecho de que la PI esté basada necesariamente en la legislación? No hay problema, según Murray Franck.

Igual que el derecho común evolucionó para reconocer la invasión del humo de las barbacoas, tendríamos que haber evolucionado para reconocer la propiedad en las creaciones intelectuales. Pero incluso aunque pudiera de alguna forma establecerse que el derecho común no pueda nunca reconocer derechos de PI, no sería un argumento contra estos derechos. El derecho común a menudo requiere legislación para corregirlo, por ejemplo, reconociendo los derechos de las mujeres. De hecho, es un mito que el derecho común evolucionara para reflejarlo y que la legislación esté siempre en conflicto con los requisitos de la naturaleza humana. Las mismas mentes que emplean la inducción y la deducción para resolver un caso concreto, como los jueces al crear el derecho común, pueden emplear esos métodos para legislar una ley universal.[8]

Algunos de los argumentos a favor de la PI hechos por defensores del sistema son tan increíbles que parecen una broma. Por ejemplo, en un reciente debate en línea, el filósofo anti-patentes y ontólogo (si existe esa palabra), David Koepsell, había mencionado que en el siglo XIX y principios del XX dos de los países más innovadores de la tierra, Holanda y Suiza, no tenían ningún sistema de patentes en absoluto.

En respuesta, un abogado de patentes que estaba defendiendo el sistema dice: “Gracias a Dios que los suizos tuvieron una ofician de patentes. Allí trabajó Albert Einstein y, durante su tiempo como examinador de patentes, desarrolló su Teoría de la Relatividad”.[9]

El economista de libre mercado William Shughart, miembro sénior del Independent Institute, argumentaba recientemente: “Es verdad que existen otros medios para que la gente creativa pueda obtener beneficios por su trabajo. En el caso de los derechos de autor, éstos pueden cobrar dinero por leer sus obras a audiencias dispuestas a pagar. Charles Dickens lo hizo, pero su dura agenda de apariciones en público en Estados Unidos, donde sus obras no estaban protegidas, probablemente contribuyera a su muerte prematura”.[10]

Así que, en otras palabras, necesitamos la PI porque Dickens murió prematuramente.

La defensa de los derechos de PI incluso lleva a algunos pensadores libertarios, como Doug Bandow, Richard Epstein y Michael Kraus, del Cato, a oponerse al libre comercio y, en concreto, a la reimportación porque esto permite a los consumidores eludir parcialmente el impuesto del monopolio de patentes.[11]

¿Cuál es la razón por la que estos libertarios cometan este error? Creo que puede atribuirse a tres grandes causas: Locke, Estados Unidos y Ayn Rand (además de dos causas menores: legislación y utilitarismo).

John Locke asumió innecesariamente la propiedad del trabajo en su teoría de la ocupación. No necesitas asumir que poseamos nuestro trabajo para tener el mejor derecho a un recurso ocupado. Tienes el mejor derecho a un recurso ocupado porque tienes mejor relación con éste, porque eres su primer usuario. No hay necesidad de asumir la propiedad del trabajo, pero esta suposición se ha transformado en la idea randiana y de otros libertarios de que poseemos nuestra creación porque mezclamos nuestro trabajo con las creaciones, igual que pasa con las ideas intelectuales.

Estados Unidos es también parte del problema. Estados Unidos instituyó un sistema de patentes sobre bases utilitarias desde el principio. Y como el movimiento libertario moderno nació en Estados Unidos y como se ha visto ingenuamente a Estados Unidos como un paraíso total libertario, se aprueban las leyes de patentes y de derechos de autor. Y a esto se une la influencia de Ayn Rand, quien, en su deseo de adoptar los valores de los superiores Estados Unidos sobre la comunista Rusia de la que se escapó y a la que despreciaba, se convirtió también en pro-estadounidense. Se me ha dicho que la correspondencia de Murray Rothbard indica que alrededor de 1954 alguien convenció a Ayn Rand para que se opusiera a la expropiación, que es la capacidad del estado de incautarse propiedades. Ella había defendido anteriormente la expropiación porque la recoge la Constitución. Así que daba demasiada importancia a La Constitución de Estados Unidos.

Creo que hay otras dos causas contribuyentes relacionadas con las demás. Una es el auge de la legislación como medio de crear derecho. Recordad la aprobación del objetivista Murray Franck de la legislación como medio para crear derecho. Pero, por supuesto, la legislación requiere un estado.

La segunda causa contribuyente es el auge de utilitarismo y la mecanización de la riqueza como justificaciones de la ley. Puede perdonarse a los fundadores por su arrogancia y sus suposiciones, pero no a los económetras. Las evidencias están contra ellos, pero, como los bienintencionados de la izquierda liberal de La visión de los ungidos, de Thomas Sowell, (los “humanitarios con una guillotina”) perseveran en afirmar que la ley de PI genera riqueza neta sin ninguna prueba. Algunos afirman que el éxito de Estados Unidos demuestra que la PI genera riqueza. Olvidan que correlación no es causación. Si tienen razón, también podemos atribuir la prosperidad occidental al impuesto de la renta, las leyes antitrust y la guerra. Así que supongo que deberíamos exportar estas políticas también a otras naciones. Oh, esperad.

Al menos Jefferson tuvo la decencia de no pretender que los privilegios temporales artificiales de patente y derecho de autor concedidos por el estado fueran derechos naturales, al contrario que los libertarios modernos a favor de la PI.[12]

¿Entonces cuál es la forma correcta de ver todo esto?

Pensemos en los derechos de propiedad en el contexto de la naturaleza de la acción humana.[13]

Hay varias formas de explicar lo que está mal en la PI. Puedes explicar que la PI requiere un estado y legislación, que son ambos necesariamente ilegítimos. Puedes apuntar que no hay pruebas de que la PI genere riqueza neta. Puedes explicar que la PI otorga derechos sobre cosas no escasas, que se aplica necesariamente con fuerza física contra la propiedad tangible, suplantando así derechos ya existentes y recursos escasos.

Creo que otra forma de ver el error de tratar información, ideas y patrones como propiedades es considerar la PI en el contexto de una estructura de acción humana. Mises explica en The Ultimate Foundation of Economic Science que “Actuar significa: luchar por fines, es decir, elegir un objetivo y recurrir a medios para obtener el objetivo buscado”.[14] Evidentemente, los medios tienen que ser eficaces causalmente para obtener el fin deseado. Así que, como ha observado Mises, si no hubiera causalidad, los hombres “no podrían pensar en ningún medio para alcanzar ningún fin”. Por supuesto, el conocimiento y la información desempeñan un papel clave también en la acción. Guían la acción. Al actor le guían su conocimiento e información. La mala información genera acciones sin éxito o pérdidas. Como dice Mises: “La acción es una conducta con un propósito. No es simplemente un comportamiento, sino un comportamiento producido por juicios de valor, buscando un fin definido y guiado por ideas respecto de lo apropiado o inapropiado de los medios concretos” (cursivas añadidas).

Así que toda acción emplea medios y toda acción está guiada por el conocimiento y la información.[15] Como dice Mises, los medios son necesariamente recursos escasos. Decía: “Los medios son necesariamente siempre limitados, es decir, escasos, respecto de los servicios para los cuales quiere usarlos el hombre”.

Así que, en otras palabras, para tener éxito en la acción, tienes que tener conocimiento de las leyes causales para saber qué medios emplear. Tienes que tener la capacidad de emplear estos medios disponibles para el objetivo que estás buscando. Así que los recursos que necesitas utilizar como medios tienen que ser de tu propiedad. Por eso hay derechos de propiedad en estas cosas. La naturaleza de un recurso escaso es que su uso por una persona excluye su uso por otra, pero no necesitas poseer la información que guía tu acción para tener una éxito en tu acción. Por ejemplo, dos personas pueden hacer un pastel al mismo tiempo. Cada una tiene que tener sus propios ingredientes, pero pueden usar la misma receta al mismo tiempo.

El progreso material se lleva a cabo en la sociedad humana porque la información no es escasa. Puede multiplicarse, aprenderse, enseñarse y construirse a partir de ella infinitamente. Cada vez se añaden más patrones, recetas y leyes causales conocidas a las existencias disponibles de conocimiento para todos los actores y éstos actúan como un multiplicador de riqueza cada vez mayor al permitir a los actores dedicarse a acciones cada vez más eficientes y productivas. Es bueno, no malo, que las ideas sean infinitamente reproducibles. No hay necesidad de imponer una escasez artificial en estas cosas para hacerlas parecer recursos, que, desafortunadamente, son escasos. Como decía Bastiat:

Toda innovación sigue tres etapas. Uno posee un conocimiento único y se beneficia de éste. Otros le imitan y comparten beneficios. Finalmente, el conocimiento se comparte ampliamente y deja de ser rentable por sí mismo, lo que inspira nuevo conocimiento.[16]

Lo que hacen las patentes es prolongar artificialmente la primera etapa a costa de las demás. Por ejemplo, una noticia reciente informa de que Acer es el último fabricante de PC que entra en el mercado de los tablet PC, que ha venido aumentando la atención desde que Apple lanzó su iPad en enero. Con más de un millón de unidades vendidas hasta ahora, el éxito del iPad ha hecho que otros fabricantes de PC se den prisa en conseguir dispositivos similares. Esta competencia por hacer dispositivos similares no es mala, pero los defensores de la PI tienen sentimientos encontrados acerca de esta imitación.

Otorgar derechos de autor a recursos escasos, pero no a ideas, es precisamente lo que hace falta para promover la acción con éxito, así como el progreso y la prosperidad de la sociedad. Así que podemos ver que un defecto esencial de la PI es que busca impedir aprender y divulgar ideas y conocimientos. Los defensores honrados (o ingenuos) de la PI llegan a admitir esto. Recordad que antes cité el comentario de William Shughart. Decía: “Parafraseando a la veterana economista Joan Robinson, las patentes y los derechos de autor ralentizan la difusión de nuevas ideas por una razón, asegurar que habrá más nuevas ideas a difundir”.[17]

Así que lo admiten. Por cierto, el profesor Hoppe ya se dio cuenta de esto en 1988. En un debate sobre ética con Hoppe, Rothbard, David Gordon y Leland Yeager, se produjo el siguiente diálogo y acabaré con esto:

PREGUNTA DE LA AUDIENCIA: Tengo una pregunta para el profesor Hoppe. ¿Se extiende la idea de soberanía personal al conocimiento? ¿Soy soberano respecto de mis pensamientos, ideas y teorías? (…)

HOPPE: (…) para tener un pensamiento debes tener derechos de propiedad sobre tu cuerpo. Eso no implica que poseas tus pensamientos. Los pensamientos pueden ser utilizados por cualquiera que sea capaz de entenderlos.[18]

[1] Ver Kinsella, Contra la propiedad intelectual.

[2] Ver US Patent Statistics Chart, Calendar Years 1963–2009.

[3] Para más detalles, ver mi post “The Patent, Copyright, Trademark, and Trade Secret Horror Files”. Ese post también incluye más detalles respecto de los ejemplos que doy después respecto de demandas de patentes y abusos respecto de los derechos de autor y marca y secretos comerciales.

[4] Ver esta 10-Q de Optium cumplimentada poco después.

[5] Ver mi post: “Intellectual Property Imperialism”.

[6] Ver mi post: “$30 Billion Taxfunded Innovation Contracts: The ‘Progressive-Libertarian’ Solution”.

[7] Ver mi post: “Galambos and Other Nuts” y este comentario en mi post “Authors: Don’t Make the Buddy Holly Mistake”.

[8] Ver mi “Legislación y ley en una sociedad libre”.

[9] Ver mi post “Shughart’s Defense of IP”.

[10] Ver “Shughart’s Defense of IP”.

[11] Ver mi post “Pilon on Patents”.

[12] Ver mi post “Locke on IP; Mises, Rothbard, and Rand on Creation, Production, and ‘Rearranging’”.

[13] Ver Tucker y Kinsella, “Goods, Scarce and Nonscarce” y mi post “Intellectual Property and the Structure of Human Action”.

[14] Ver Kinsella y Tinsley, “Causation and Aggression”.

[15] Ver también “Knowledge, Judgment, and the Use of Property”, de Guido Hülsmann, p. 44.

[16] Ver Jeff Tucker, “Apple the Monopolist” y Nicholas Snow, “The Three Stages of Invention”.

[17] Ver “Shughart’s Defense of IP”.

[18] Ver mi post “Owning Thoughts and Labor”.