Traducido por Josefina Miro Quesada. Republicado y traducido con permiso de los autores. El artículo original se encuentra aquí
¡La política de inmigración estadounidense es simplemente un desastre! Las habilidades que tienen los potenciales inmigrantes tienen un menor peso en determinar las prioridades de la inmigración legal, que en cualquier otro país desarrollado. Este año, los 65.000 lugares bajo el programa H-1B que da a las empresas la oportunidad de obtener visas temporales para los inmigrantes calificados (un máximo de dos períodos de 3 años cada uno) fueron suscritos cinco días después de que el programa abriese. Hay aproximadamente 11 millones de inmigrantes ilegales en el país. Es muy poco probable que sean deportados, pero tienen un futuro incierto e inquieto. Y estos son sólo algunos de los aspectos más destacados de los problemas de inmigración de los Estados Unidos.
Cualquier reforma migratoria sensata aumentaría considerablemente las oportunidades para que los inmigrantes calificados lleguen al país de manera permanente. Una vez que eso se lograse, no habría necesidad de un programa H-1B, o cualquier otro programa de visas temporales para los trabajadores calificados. No van a desaparecer los millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos, por lo que nos guste o no, en última instancia, a la mayoría de ellos tendría que ofrecérseles un camino a la ciudadanía. Los años de espera en el país de origen de uno antes de recibir una tarjeta de residencia deben terminar y ser sustituidos por un proceso en el que la entrada legal en este país sea rápida y eficiente.
Un grupo de senadores de ambos partidos políticos ha introducido un proyecto de ley para la principal reforma migratoria. Este proyecto de ley incluye una expansión sustancial en el programa de visas temporales H-1B de 65.000 a 110.000, oportunidades expandidas para los inmigrantes cualificados, un camino hacia la ciudadanía para muchos inmigrantes ilegales, y un mayor endurecimiento de la frontera con México. Este también propone un sistema de puntos «basados en el mérito», utilizado por algunos otros países, que otorgará puntos a los inmigrantes en función de su educación, perspectivas de empleo, y lazos familiares. Por ejemplo, los jóvenes inmigrantes calificados tendrán muchos puntos, mientras que las personas mayores que no estén estrechamente relacionados con los residentes de aquí tendrían muy pocos puntos. Así, los inmigrantes potenciales con mayor número de puntos tendrían mayor prioridad en la cola de inmigración.
Este proyecto de ley es una clara mejora en muchos aspectos del sistema de inmigración actual. Sin embargo, se trata de un criterio fácil, teniendo en cuenta lo malas que son las políticas actuales, y los varios inconvenientes que tiene este proyecto de ley. El camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes ilegales dependerá de crear primero un muro fronterizo más eficaz y una mayor actividad de vigilancia fronteriza. Un problema principal con este enfoque es que la presión para entrar desde México en gran medida está disminuyendo. El neto de la inmigración ilegal de México durante los últimos doce años y medio ha sido menor, y posiblemente negativo. Por supuesto, esto es en parte el resultado de la debilidad del mercado laboral estadounidense para los trabajadores poco calificados debido a la recesión y sus consecuencias.
Creo, sin embargo, que la recesión no es la única razón detrás de la reducción de inmigraciones ilegales desde México. Dado que en este país, las tasas de natalidad han caído en picada durante el último par de décadas, el número de jóvenes mexicanos que busca trabajo en México o en los EE.UU. ha disminuido considerablemente. Asimismo, a la economía mexicana le ha ido muy bien durante la última década, pese a la recesión estadounidense, por lo que existen más puestos de trabajo disponibles en el mercado laboral mexicano. Y es probable que, incluso cuando el mercado laboral estadounidense se recupere por completo, el número de inmigrantes ilegales que quieran venir de México, a comparación de décadas pasadas, sea menor. Las secciones del proyecto de ley de los senadores diseñado para limitar la entrada de inmigrantes ilegales pueden estar de hecho peleando una vieja batalla que ya no es tan relevante.
El segundo gran problema con la ley de inmigración de los senadores es que contiene muchas reglas y cuotas arbitrarias para los diferentes grupos. Esto permitiría admitir a muchos con visas temporales de habilidad, a otro lote bajo el sistema de puntos basado en el mérito, a un cierto número porque tienen grados avanzados en matemáticas, ingeniería y ciencias, un importante número de los trabajadores menos calificados podrán entrar como trabajadores invitados bajo una nueva visa «W», y así sucesivamente. Esto trata límites arbitrarios en base a los compromisos políticos entre diferentes facciones y los diferentes partidos políticos.
Entiendo que la política será importante, pero es fundamental reconocer que es posible un mejor enfoque. Este enfoque establece un precio para la inmigración legal, y permite acceder o legalizar su situación si están aquí ilegalmente a los que puedan satisfacer ese precio. Para ilustrarlo utilizo el precio de $50.000 en otro lugar (véase mi monografía, «El desafío de la inmigración: una solución radical», 2011). Ahí, muestro que tal precio sería atractivo para los hombres y mujeres jóvenes hábiles y ambiciosos, pues serán ellos los más beneficiados de venir aquí. Muchos residentes ilegales estarían dispuestos a pagar ese precio también con el fin de legalizar su situación, ya que convertirse en residente legal trae enormes ventajas económicas y de otra índole. Un programa de préstamos análogo al del programa de préstamos estudiantiles prestaría dinero a los inmigrantes más pobres, pero ambiciosos, para que no sean excluidos por el costo de la entrada.
Deben resolverse muchos detalles en el enfoque de ventas (algunos se pueden encontrar en la monografía, y también en el artículo del Wall Street Journal escrito por Edward Lazear y yo titulado «Una solución de mercado a la inmigración», 01 de marzo de 2013). Pese a que el proyecto de ley de los senadores es una gran mejora con respecto al actual sistema de inmigración, aun implica muchas cuotas arbitrarias y limitaciones. Vender el derecho a inmigrar elimina esencialmente todas estas restricciones, y sólo requiere decidir sobre lo que debería cobrarse a los inmigrantes por el derecho de entrar a los Estados Unidos de manera legal.