Juan Sergio Puicon, estudiante de Derecho en la PUCP y miembro del Consejo Editorial de Enfoque Derecho.
Un hecho bastante concurrente en los pasados meses han sido los cortes de agua a lo largo de Lima. Con menor o mayor frecuencia, todos los distritos han sufrido dichos cortes de agua. Sin embargo, uno de los acontecimientos que ha llamado más la atención debido a su magnitud fue el colapso del desagüe en San Juan de Lurigancho, el cual ha afectado a cientos de viviendas y a miles de ciudadanos. Lo más preocupante e indignante del presente caso es que, según los hallazgos de la comisión designada por el Ministerio de Vivienda con el objetivo de investigas las causas de este aniego, “Sedapal supo desde los primeros días de enero que había fallas en la tubería ubicada cerca de la estación Pirámides del Sol del Metro de Lima”. A pesar de ello, simplemente se procrastinó cualquier iniciativa y el sistema de desagües colapsó. Ante ello, uno de las primeras decisiones del ministro Carlos Bruce ha sido despedir a todo el directorio actual de Sedapal.
Así como este ha habido diversos casos en los que los ciudadanos han sufrido a causa de la negligencia y el mal trabajo desarrollado por Sedapal. Ello a tal punto que la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento ha señalado que dada la falta de inversión, se generaría un desabastecimiento de agua en Lima en 2 años, lo cual significa que más de 9 millones de personas están en riesgo de sufrir por la ineficiencia de Sedapal.
¿Cómo se ha llegado hasta este punto? Pues debido a que, según Iván Lucich, presidente de la Sunass, Sedapal no ha invertido ni un sol en mecanismos de retribución por servicios ambientales. Ello a pesar que el mencionado organismo tiene un fondo de 60 millones de soles que podrían ser usados para mejorar la calidad del agua y de los sistemas. El Estado es el principal culpable de esta falta de accionar, a pesar que en el 2017, la Sunass planteó una normativa para la inversión de Sedapal a un fondo ambiental con el objetivo de invertir en la conservación de las fuentes de agua, así como la necesidad de invertir 2,800 millones de soles para ampliar y mejorar el servicio de agua potable. No obstante, Sedapal no movió ni un sol y las consecuencias han sido catastróficas.
¿Se puede hacer algo? En principio, el panorama es bastante turbio, ya que la única acción concreta que el Poder Ejecutivo pretende tomar, liderado por Carlos Bruce, es el reemplazo de del directorio actual de Sedapal. No obstante, ello obvia el hecho que el problema con Sedapal no es solo un problema de individuales, sino también un problema estructural. Germán Gallardo, experto en obras civiles, ha señalado que el desastre de San Juan de Lurigancho es responsabilidad de Sedapal y que es menester una “reingeniería integral de la empresa y poner a gente más responsable”.
A partir de dichos cambios se puede empezar a hablar de soluciones tangibles. Por un lado, y las más obvia, es la inversión necesaria en proyectos de infraestructura, dado que si las cosas siguen como están, en los próximos cinco años el abastecimiento se reduciría en cerca de 6 a 8 horas diarias. Según la Sunnass, el Estado tiene previsto una inversión de cerca de 1,000 millones en obras de cabecera de cuenta mediante asociaciones público-privadas. Si ello llegara a concretarse podría haber esperanza de abastecimiento en los próximos años. Lo cual lleva a una segunda parte de soluciones, lo cual involucra el tema de sensibilización sobre un eficiente uso del agua por parte de la población, en todos los sectores. Ambos tipos de cambios son necesarios; sin embargo, sin un cambio estructural no es posible esperanzarse a futuro.
Fuentes consultadas:
https://peru21.pe/lima/sedapal-sabia-desaguee-iba-colapsar-resolvio-sa-juan-lurigancho-aniego-466474
https://peru21.pe/lima/german-gallardo-experto-obras-civiles-sedapal-mal-466476
Fuente de la imagen: Peru21