Por Enfoque Derecho

  1. Introducción 

Desde el año 2013, han suscitado brutales conflictos que no solo han expulsado a millones de personas y las han despojado de sus hogares sino que han cobrado miles de vidas. Hoy en día, muchas de ellas permanecen fuera del país, desplazadas y sin rumbo alguno; aproximadamente millones de personas han huido a diferentes países colindantes esperando no sentirse en peligro y buscando un hogar seguro. 

Esta emergencia humanitaria cada día está predominando más, la situación de Sudán del Sur y los países vecinos es cada vez más alarmante. Tras una década de conflicto y pese a todos los recursos puestos en mesa para obtener la tan ansiada paz, Sudán del Sur sigue pasando por un episodio catastrófico en su historia: luchar con violencia, inseguridad alimentaria crónica y el impacto de grandes inundaciones. 

Ha habido muchas entidades internacionales que han hecho todo lo posible por proporcionar albergues de emergencia, conociendo que contaban con recursos limitados. Asimismo, muchas veces se ha dejado de lado la consideración de que la mayoría de personas refugiadas son mujeres, niñas y niños que muchas veces han cruzado la fronteras solos. A causa de ello, llegan desnutridos, cansados y débiles, más aún cuando se encuentran en una época complicada como la lluviosa, escasez de alimentos y las enfermedades. 

Asimismo, no se considera que dentro del país en conflicto, existen más de dos millones de personas desplazadas internas, los refugiados se encuentran en países colindantes como Etiopía, Sudán y Uganda, lo cual claramente convierte a personas refugiadas de mayor tamaño en la región. La presencia constante de las condiciones precarias, la sequía y la inseguridad alimentaria son factores conexos que perjudican más el contexto en el que se encuentra Sudán del Sur actualmente.

Pero para entender todo ello, nos debemos remontar a explicar qué es el conflicto de Sudán del Sur, cómo se ha llegado hasta hoy, cuál fue el verdadero origen tras ello, las causas abismales como las repercusiones. Lo cual será explicado en las líneas posteriores. 

  1. Sobre el conflicto en Sudán del sur

a. Origen

En primer lugar,  Sudán del Sur surgió en el año 2011, cuando el 99% de los habitantes de Sudán del Sur estipularon su voto a favor del referéndum para separarse del norte y ser independientes. Esta división supuso un quebrantamiento a todos los demás problemas que había tenido Sudán inicialmente. Hoy en día, los sudaneses del sur sufren aquellas consecuencias de una guerra civil que dura alrededor de más de 21 años. 

La gran inestabilidad generada ha ido acumulándose año tras año, lo cuál contribuye a que las necesidades de desarrollo que tiene esta nación se incrementen cada vez más. Se debe tomar en cuenta que, Sudán del Sur está ubicado en pleno centro del África Subsahariana, donde existe una presencia de tribus, razas, culturas y religiones por lo que existen, en teoría, diferentes razones del conflicto.

En la misma línea, se sostenía que Sudán del Sur se ha convertido en una zona de destrucción, desplazamientos, violencia, guerra, enfermedades, hambre y muerte; conocido como una de las naciones más castigadas por conflictos armados y todos los fenómenos naturales que se presentan. El país cumplió 10 años como estado independiente el 9 de julio de 2021, lo que lo convierte en el país más joven del mundo. 

Fue de esa forma, que Sudán del Sur sufrió una guerra civil que comenzó en diciembre del 2013, que básicamente se centró cuando el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán efectuó un golpe de Estado el cual fue fallido. Pasaron los días, donde se presentaron distintos enfrentamientos entre el Gobierno de Salva Kir y la oposición hasta el año 2018 (año donde empezó la fase de diálogo de paz entre los dos bandos). 

De esa forma, se llegó al año 2020, año en el que culminó el conflicto armado donde hubo una presencia de oleadas de bombardeos, violencia, masacres, muertes, etc. Siete años duró aquel contexto crítico y que perpetuó una profunda rivalidad política, étnica y social. 

b. Causas

En segundo lugar, tras haber ahondado en el origen del conflicto, en base al análisis (3) del director de Investigaciones de Seguridad: Murat Y., menciona que los conflictos de Sudán evidencian una crisis política exponencial. Dentro de las partes de la crisis política se encuentran el gobierno civil, la administración militar, las ONGs, los distintos partidos políticos

Las causas principales que contribuyeron a la convulsión del conflicto de Sudán son: crisis económica, corrupción, injusticia social, la inexistente democratización, las divisiones entre los conflictos étnicos y religiosos. 

Los factores externos, intereses económicos, crisis humanitaria, crisis en la cultura, comercio, acarrea a todo ello. No se debe olvidar que los problemas también van más allá de un mero conflicto entre Sudán del norte y sur, muchas veces se deja de lado a los mediadores de la Unión Africana que dejan de lado algunos procesos tribales que son parte de los causantes del conflicto.

c. Reflexión del impacto del conflicto 

La no cooperación para acabar con esta tensión, ha traído consigo muchas divisiones a nivel global. La estabilidad social, económica, política se ha convertido en un término alejado para Sudán del sur. Pero, más allá de ello, es necesario enfatizar que la crisis podría afectar los intereses de estos estados y de los otros, involucrar una participación en ella. 

Además, la Unión Africana, la Liga de los Estados Árabes y demás organizaciones se pueden involucrar de manera conjunta en la resolución de la crisis de este país; sin embargo, debe tomarse en cuenta que es sumamente necesario las intervenciones pero de la forma idónea posible, de una forma pacífica donde el beneficio e interés recaiga únicamente en respetar la soberanía de este país. 

Las causas presentadas evidencian un llamado de urgencia a una estabilidad en el país de hecho, un diálogo y cooperación para obtener la reconciliación y resolver la tensión dentro de todo el contexto sudanés. Tomando en cuenta la vertiente política, se debe iniciar un proceso nuevo buscando soluciones sostenibles en el tiempo; básicamente, una voluntad política que opte por la estabilidad como su eje principal. 

El llamado a la comunidad internacional es evidente, el pedir ayuda para cesar con el conflicto está siendo tácito. Todo ello debe tomarse en cuenta, en base a las repercusiones que está teniendo en la crisis económica, dificultad en el proceso de negociaciones, distinta esquematización en la apertura de brechas, etc. Parece complicado, pero el futuro de Sudán del sur depende del ahora. 

  1. Transgresiones a los derechos en Sudán del Sur

Contando sólo desde el año 2022, Sudán del Sur ha sido testigo de cientos de muertes civiles, secuestros, detenciones arbitrarias, torturas y violaciones a mujeres y niñas. De acuerdo al informe 2022/2023 de Amnistía Internacional, sólo el conflicto entre el Ejército de Liberación Popular de Sudán en la Oposición y las fuerzas de seguridad gubernamentales y las milicias afiliadas, ocurrido entre febrero y mayo en el estado de Unity, dejó un saldo de 173 civiles muertos y más de 130 violaciones individuales y grupales a mujeres y niñas.

Por si estas cifras no fueran lo suficientemente alarmantes, entre finales de 2021 y noviembre de 2022, se registraron 665 incidentes que comprendieron homicidios arbitrarios, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, secuestros, detenciones, tortura y otros malos tratos y saqueo y destrucción de bienes civiles. Estos fueron realizados en zonas con presencia del Ejército de Liberación y milicias de base comunitaria.

De acuerdo al informe de Amnistía previamente mencionado, una Misión de las Naciones Unidas documentó 52 incidentes de violencia sexual que afectaron a 130 personas entre febrero y noviembre del año pasado. Estos crímenes fueron cometidos por fuerzas de seguridad gubernamentales, un grupo armado desconocido y milicias comunitarias. 

Estas cifras demuestran la fragilidad de las vidas en Sudán del Sur. Civiles completamente ajenos al conflicto armado terminan sufriendo violencia de ambos bandos, ya sea por su reticencia a apoyar ejércitos ilegítimos, la prepotencia de las fuerzas gubernamentales o el simple hecho de vivir en cuasi zonas de guerra. Dentro de este contexto, las mujeres y niñas representan un grupo extremadamente vulnerable, cuyos derechos son ignorados en una sociedad patriarcal y violenta.

Cabe preguntarse cómo es que, a pesar del conocimiento público, se siguen cometiendo estos actos. Esto es porque no existen planes para prevenir y sancionar estos hechos. La seguridad y justicia para la población en Sudán del Sur son inexistentes. Supuestamente, en 2021 se puso en marcha un Plan de Acción para prevenir este tipo de crímenes. Es necesario un énfasis en supuestamente, porque dicho plan es desconocido por la población civil, acceder a ejemplares que detallen las medidas es complicado (por no decir imposible) y, lo más importante, no se ha evidenciado ningún tipo de mejora. 

Cuando la prevención falla, lo mínimo deseable es que las instituciones sancionadoras no corran con la misma suerte. Lamentablemente, la justicia sursudanesa es extremadamente negligente. De acuerdo a Amnistía Internacional, el Código Penal vigente resulta insuficiente para tratar la problemática que atraviesa Sudán del Sur. Este código no incluye crímenes de guerra y lesa humanidad, no define apropiadamente el delito de violación y tampoco incluye la responsabilidad de la cadena de mando como modo de responsabilidad penal

De igual forma, el presidente Salva Kiir se ha mostrado reticente a sancionar a los agentes gubernamentales que cometieron crímenes. En el año 2015 concedió una amnistía general a los miembros de las fuerzas armadas implicados en crímenes cometidos durante los enfrentamientos ocurridos en Yuba en 2013. Esto demuestra la fragilidad del debido proceso que hace imposible acceder a una verdadera justicia.

Además de todo lo mencionado, se debe hacer una breve mención a otros derechos vulnerados, como son la educación, alimentación y salud. En primer lugar, según UNICEF, existen casi 3 millones de niños y niñas sin escolarizar, y un tercio de los centros escolares habían resultado dañados o destruidos por los conflictos armados. En segundo lugar, debido a los conflictos armados, la crisis económica y los problemas medioambientales, la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria estimó que 7,76 millones de personas padecen inseguridad alimentaria aguda en la actualidad. En tercer lugar, sólo el 44% de la población tenía acceso a servicios de atención primaria de salud y los servicios de apoyo de salud mental y psicosocial son limitados.

  1. Análisis de las respuestas del Derecho Internacional

4.1. Los organismos internacionales y sus medidas

Como ya se puede advertir de las líneas anteriores, estos hechos no han pasado desapercibidos por la comunidad internacional. Diversos organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales han manifestado su apoyo a la población sursudanesa y adoptado medidas para intentar mejorar la situación que atraviesan.

Las medidas más importantes son los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno de Sudán del Sur y el Ejército de Liberación en 2015 y 2018, ambos con apoyo de la Unión Africana. Esto no se debe únicamente a los breves períodos de relativa paz que vivió el país, sino que los acuerdos incluyeron el compromiso del gobierno para elaborar la legislación necesaria para que la Comisión de la Unión Africana instale un Tribunal Híbrido en Sudán del Sur. De este modo, el país contaría con un tribunal independiente, mas no desligado completamente del país, que investigue y juzgue los crímenes cometidos en base a las leyes locales e internacionales. Lamentablemente, la instalación de dicho tribunal nunca ocurrió y ambos acuerdos colapsaron eventualmente.

En adición a esto, Sudán del Sur cuenta con presencia de la ONU. De acuerdo a su portal web de la organización, existe un acuerdo de cooperación conjunta con el gobierno de Sudán del Sur. En el marco de este acuerdo, la ONU se ha comprometido a consolidar y fortalecer la paz y gobernanza, mejorar la seguridad alimentaria y recuperar la economía local, fortalecer los servicios sociales y empoderar a las mujeres. Muestra de este compromiso es la actuación del Programa Mundial de Alimentos, que viene realizando misiones para ayudar en las zonas más profundas del país. De igual manera, la ONU renovó el mayo pasado el embargo de armas para intentar la reducción de los episodios de violencia armada. 

La Unión Europea ha realizado principalmente aportes económicos a la causa sursudanesa. De acuerdo a su página web, sólo este año ha realizado un aporte de 82 millones de euros para acciones humanitarias que respondan ante la hambruna, inseguridad, violencia y las inundaciones. 

Entre las organizaciones no gubernamentales, la labor de Amnistía Internacional es fundamental. La organización se encarga de seguir activamente el desarrollo del conflicto en Sudán del Sur, recopilando noticias importantes y criticando la labor gubernamental e inacción internacional. Sumado a esto, anualmente realiza un informe donde detalla la situación que vive el país.

4.2. Reflexión sobre las medidas

Llegado a este punto, hemos de dar cuenta que las medidas internacionales, aunque bienintencionadas, no son suficientes para proteger los derechos de la población ni para fortalecer (mejor dicho, intentar salvar) las instituciones democráticas del Sudán del Sur.

De las medidas que han recogido en el acápite anterior, la más importante, aunque insuficiente, es el compromiso de establecer un Tribunal Híbrido en Sudán del Sur. Digo insuficiente porque no vale de nada pactar un compromiso de esta naturaleza si el Gobierno de Sudán del Sur va a ignorar su compromiso y los entes internacionales, como la Unión Africana o la ONU, no van a exigir su cumplimiento con medidas efectivas. El compromiso de crear un tribunal independiente colapsó antes de que los acuerdos que lo establecieran lo hicieran también.

Incluso podría afirmarse que fue el incumplimiento del compromiso una de las causas del colapso de los acuerdos de paz. Por poner un breve ejemplo, como se mencionó líneas arriba en esta editorial, el presidente sursudanés decidió conceder una amnistía general a las fuerzas armadas que vulneraron derechos humanos en 2013. En lugar de promover un juicio justo e imparcial contra aquellos que cometieron crímenes atroces, el gobierno prefirió que estas personas salgan libres y continúe la espiral de violencia.

La acción de las entidades internacionales debe superar el plano de los comunicados para lograr el restablecimiento de la democracia en Sudán del Sur. Ni siquiera la ayuda comunitaria resulta eficiente, porque muchas de las misiones resultan frustradas y el personal atacado. Entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022, Amnistía Internacional registró 589 incidentes, de los cuales 280 registraron violencia contra el personal que posteriormente tuvo que ser reubicado. 

  1. Conclusión

A lo largo del editorial se ha visto cómo la población de Sudán del Sur se ha visto sumergida en un pozo de violencia extrema y muertes provocadas por la falta de alimentación y servicios sanitarios. Las medidas que se han intentado aplicar para contrarrestar estos efectos resultan ineficientes o son bloqueadas por el propio gobierno sursudanés.

En este marco, la actuación de diversas entidades internacionales debería ser clave para encaminar el rumbo del país; sin embargo, nos encontramos ante un caso de pasividad absoluta. Las principales entidades internacionales no han tomado la iniciativa necesaria para forzar el cumplimiento de los acuerdos de paz suscritos por Sudán del Sur y garantizar su transición a un sistema verdaderamente democrático y enfocado en solucionar los problemas de su población.

Editorial escrito por Dyanella Salas y Luis Ángel Rivera.


Bibliografía

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https://es.wfp.org/emergencias/emergencia-en-sudan-del-sur

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https://www.accioncontraelhambre.org/es/conflicto-sudan-sur#:~:text=Actualmente%2C%20la%20situaci%C3%B3n%20en%20Sud%C3%A1n,combustible%2C%20alimentos%20b%C3%A1sicos%20y%20medicinas