Por Jorge Luis Ganoza Luna,

abogado de la Universidad de Lima y asociado del Estudio Garrigues.

En junio de 2023, la revista Forbes Perú publicó la lista de las 100 mejores startups del Perú. No cabe duda de que muchas de ellas -si no todas- han necesitado “quemar caja” (gastar y/o invertir la mayor cantidad de dinero en efectivo posible en la compañía) para validar el modelo de negocio en una etapa inicial o escalar un negocio que empieza a hacerse notar en el mercado. Para ello, los accionistas fundadores suelen buscar mecanismos de fondeo alternativos; y, en los últimos años, un tipo de contrato se ha hecho cada vez más visible y relevante tanto para los inversionistas, como para los emprendedores: el Simple Agreement for Future Equity (SAFE), del cual trataremos de dar un breve resumen del concepto y sus principales características.

El contexto del SAFE

Para entender el concepto de SAFE es importante notar que, cuando las startups buscan financiamiento, no siempre optan por un financiamiento “convencional” (entendido como los préstamos mediante al mercado de valores o financiamientos bancarios), sino que salen a buscar otras fuentes, las cuales variarán dependiendo de la etapa en la que la compañía se encuentre. 

Por ejemplo, el “seed capital” o capital semilla es la primera ronda de inversión después de que la startup se ha constituido y su negocio está en una etapa de prueba y validación. Al ser una etapa muy riesgosa para los inversionistas y en la que es muy complicado valorizar a la compañía, pocos actores participarán en este tipo de inversiones (familiares y amigos, inversionistas ángeles o, en el mejor de los casos, fondos de inversión de alto riesgo).

Para estos efectos, nos enfocaremos solo en los inversionistas ángeles, quienes son una red de individuos -o entidades- con alto patrimonio y muy sofisticados que, además de proveer fondos y conexiones empresariales para los fundadores, suelen encontrarse muy comprometidos con el desarrollo de la startup en la que han invertido.

Por consiguiente, teniendo en cuenta la institucionalidad de estos inversionistas, se han implementado mecanismos contractuales con el fin de estandarizar sus inversiones. Así, en el año 2013, la aceleradora Y-Combinator lanzó el SAFE como alternativa a los mecanismos de financiamiento tradicionales para las startups, como lo son la emisión de deuda o notas convertibles, entre otros.

¿Qué es y cómo funciona?

Un SAFE es un acuerdo de inversión, por el cual el inversionista se compromete a desembolsar dinero a la firma del contrato, a cambio de un derecho a suscribir acciones preferentes (equity) en el futuro. Este derecho se “gatillará” cuando ocurran ciertos eventos específicos pactados en dicho acuerdo, como, por ejemplo, un nuevo financiamiento de capital, un cashout o venta de la totalidad de la compañía a un tercero o, incluso, un evento de disolución y liquidación de la compañía.

Coyle & Green (2018) afirman que “si el evento por el cual se debe gatillar el derecho nunca ocurre, entonces el SAFE no habrá tenido ningún valor”. Por el contrario, consideramos que, si ocurre el evento acordado, se generaría un beneficio exponencial para el inversionista, dado que se deberá valorizar a las acciones preferentes, según el cálculo que se haya pactado en el acuerdo.

En ese sentido, lo que hace atractivo a este mecanismo es que funciona como una nota convertible, pero sin ser considerado un instrumento de deuda, ya que carece de las principales características: (i) tasa de interés y (ii) fecha de vencimiento o maturity date. Así pues, a pesar de que financieramente suele ser más conveniente usar el dinero de terceros (mediante instrumentos de deuda, préstamos bancarios, etc.), para la etapa temprana en la que se encuentran las startups, pagar intereses periódicos devendría en una contracción del flujo de caja que podría ser destinado al desarrollo acelerado de la compañía, siendo estos instrumentos híbridos más beneficiosos.

Las valorizaciones de la empresa son un componente importante dentro de este acuerdo y es así que encontramos dos tipos de valorizaciones: (i) pre-money valuation y (ii) post-money valuation. Estas son valorizaciones de la startup en el momento anterior o posterior a que ingrese un financiamiento muy grande a la compañía, como por ejemplo, de un fondo de venture capital; o, que se decida salir a emitir acciones al mercado de valores mediante una Oferta Pública Primaria (IPO, por sus siglas en inglés).

Estas valorizaciones son importantes, porque determinarán qué tanto los fundadores, como los inversionistas iniciales, reducirán su porcentaje de participación en la startup cuando un gran inversionista ingrese a la compañía, o cuántas acciones les corresponderán por el monto invertido antes del ingreso del dinero del nuevo gran inversionista o de la salida de la startup al mercado público.

Relacionado a lo anterior, un par de conceptos a tener en cuenta son el valuation cap y el discount rate.  El primero de ellos es el tope máximo en que se valorizará a la compañía, por lo que si al momento de convertir el SAFE en acciones, la compañía en la realidad vale más que el valuation cap, se tendrán que emitir el porcentaje de acciones en relación a lo invertido y al tope de valorización máximo. Por ejemplo, si con la firma del SAFE se desembolsaron US$ 1´000,000.00 y se pactó un valuation cap de US$ 5´000,000.00, pero en realidad la compañía vale US$ 8´000,000.00, se tendrá que emitir el porcentaje de acciones respecto al monto invertido y al tope del valuation cap, pero no a la valorización real.

Por su parte, el discount rate, es ese monto de descuento del precio de las acciones al momento de ser convertidas como recompensa a “apostar” en la compañía desde un inicio. Por ejemplo, si se pactó un discount rate de 15% y, al momento de ejercer la opción del SAFE, las acciones han sido valorizadas en S/ 10.00 cada una; para el inversionista, cada acción valdría S/ 8.50; pudiendo así, suscribir más acciones y, por lo tanto, tener mayor porcentaje de participación dentro de la compañía.

Estos dos conceptos ayudan a que el inversionista y los accionistas fundadores alineen sus intereses, dado que los accionistas fundadores buscarán maximizar el valor de la compañía para que los inversionistas no tengan mayor porcentaje de control, pero, a la vez, esto le conviene al inversionista porque generará un mayor retorno a su inversión, ya que la startup valdrá más.

Esta figura contractual se está tratando de adecuar a los mecanismos que ya existen en la regulación peruana, siendo muy pronto aún para saber si son eficientes en nuestro contexto. Solo su uso y el tiempo lo dirán.

Bibliografía y Referencias

Coyle, J., & Green, J. (2018). The SAFE, the KISS, and the Note: A Survey of Startups Seed Financing Contracts. Minessota Law Review , 101-125.

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