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Este blog es fruto del esfuerzo de Ciudadanos al Día que con el auspicio del World Justice Project y la colaboración de la Asociación Civil Themis busca difundir buenas prácticas peruanas en acceso a la justicia, reconociendo que este es un elemento esencial para consolidar el Estado Constitucional de Derecho. Se busca también promover el enriquecimiento mutuo entre personas y organizaciones interesadas en este importante tema.
ED: Hoy en día el término “éxito” se define normalmente en términos económicos, pues es relacionado con quien tiene un alto estatus o un gran prestigio, siendo todo esto producto de lo que ser abogado significa para la sociedad. ¿Cómo definiría usted el concepto de “éxito”? JCS: Definitivamente esa no es una definición de éxito. Hemos aprendido algo muy interesante de la investigación en los últimos años: los abogados menos felices son frecuentemente los de más altos ingresos. De hecho, los estudios muestran que ellos necesitan tener cierto nivel de ingresos para ganar seguridad porque sin esto no van a ser felices. Lo sorprendente es que una vez que llegan a ese nivel de ingresos, y siguen subiendo sus ganancias, el nivel de felicidad cae. ¡Es fascinante!
ED: Existe instalado un imaginario colectivo prejuicioso y estereotipado que refuerza la idea que lo todo lo que viene del Estado -sea una municipalidad, una entidad dependiente de algún Ministerio, escuela pública, etcétera-, se encuentra en malas condiciones, es sinónimo de un servicio mediocre. Sin embargo, percibo que ustedes intentan dar un viso de esperanza en revertir este imaginario y probar que sí es posible encontrar algo bueno ahí, digno de ser reproducido. ¿Por qué los peruanos nos aferramos tanto a esta idea casi inmodificable?
Por Eduardo Iñiguez, miembro extraordinario de Thēmis, estudiante de derecho de la PUCP y miembro de Bullard Falla Ezcurra +. Esta es la segunda de dos entregas de la “Guía práctica para combatir a un árbitro egocéntrico”. Para la primera,...
Lecturas y más lecturas nos dan la bienvenida a muchos alumnos que ingresamos a una Facultad de Derecho. Es recién con las prácticas pre-profesionales que muchos empezamos a tener, llamémoslo así, contacto con la realidad desde una perspectiva jurídica. Se trata de aplicar lo aprendido en la clase a dramas y problemas humanos reales, no a casos inventados para una sesión de aprendizaje. Sin embargo, esta proximidad nunca será completa si no somos conscientes que el acceso a una asesoría legal de calidad en el Perú es un verdadero privilegio. No todas las personas en nuestro país pueden sufragar los costos que supone buscar un abogado. ¿Ello tiene algún efecto? Por supuesto que sí: injusticia, pobreza, desigualdad, entre otras nefastas consecuencias para nuestra sociedad. He ahí la importancia de comprometer a todos y cada uno de los abogados y estudiantes de Derecho en la causa del desarrollo humano y social.
Desde hace algún tiempo, las Clínicas Jurídicas se han convertido en una herramienta de aprendizaje sumamente interesante para los alumnos de Derecho, pues nos permiten por un momento “estar en la cancha” y poner al servicio de quienes más necesitan todo el conocimiento que a lo largo de los años hemos adquirido en la universidad.
Hace unos meses, escribí un artículo sobre los controles de lectura sorpresa que suscito un muy provechoso debate tanto escrito como verbal. Después del debate, mi convencimiento respecto a lo negativo que son los controles de lectura sorpresa para el aprendizaje significativo y la autonomía de los alumnos, ha aumentado y encontrado nuevas y diversas justificaciones. No viene al caso, ahora, profundizar en eso. Al menos para mí (parte evidentemente involucrada), la situación quedó bastante clara. Quien quisiera formarse una opinión, o poner en cuestión la ya tomada, puede ver el debate aquí.
Comunicar y difundir conocimientos jurídicos no es tarea fácil. Buena parte se debe a que por mucho tiempo al abogado se le ha visto como un celoso poseedor de este, miembro honorario de un círculo elitista que con artilugios lingüísticos construye barreras para impedir que la población común y corriente pueda entender más de esas normas que dicen disciplinar su comportamiento, pese a paradójicamente conocer muy poco de ellas. Aun quedan rezagos de este paradigma, y unos cuantos abogados que siguen rindiéndole honor, aunque me atrevería a afirmar que hoy existe un consenso y grandes esfuerzos por revertir esa imagen y desvirtuar tales prejuicios.
Por primera vez, en una universidad peruana se dictará un curso para conocer la manera en que se puede enfrentar la discriminación desde las diferentes ramas del Derecho. El curso de No Discriminación y Derecho, que desde este semestre tiene a su cargo al Dr. Wilfredo Ardito Vega, es un curso de integración que brinda a los estudiantes los instrumentos para defender la igualdad, uno de los principales valores democráticos, mediante un manejo adecuado de la legislación y la jurisprudencia.
Accede a este video en nuestro canal de YouTube aquí. Encuentra ahí también la lista de videos con diferentes ramas del Derecho.

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