En reciente CADE, don Luis Carranza sostuvo que para llegar a convertirnos en un país del primer mundo «necesitamos un país de ingenieros… no podemos ser un país de cocineros». Ante esto, nuestro aclamado chef Gastón Acurio respondió: «El Perú necesita ser un equipo unido de triunfadores. Diseñadores de moda, artistas, cirujanos, deportistas, agricultores, empresarios, investigadores y por supuesto por qué no cocineros e ingenieros..» Entiendo a lo que don Luis se refiere, pero estoy de acuerdo con don Gastón. Sin duda, nuestra dotación de capital humano se convertirá en una restricción al desarrollo; no será, de paso, la única. Otros cuellos de botella, si no hacemos nada, serán infraestructura y calidad institucional.
En todo caso, regresando al conflicto de visiones, nuestra dotación de capital humano está soportada por las siguientes claves: primero, una pobre nutrición en los niveles socioeconómicos más bajos, donde la anemia ferropénica arremete contra 7 de cada 10 niños. Esto, lamentablemente, limita de saque las capacidades de desarrollo intelectual (dado que la ausencia de hierro -que en dichos estratos parte en la madre gestante y luego continúa en los primeros años de la vida del niño- obstaculiza el total desarrollo de la corteza cerebral y, por consiguiente, el posterior aumento del cerebro).
Secundando dicha tragedia, nuestros niños se enfrentan a un sistema educativo donde las estructuras -maestros, infraestructura, malla curricular, materiales y otros- están atrasadas frente a los estándares mundiales. Si bien es cierto que el Perú tiene una alta cobertura educativa, lo innegable es que la calidad de la misma -variable realmente importante en la ecuación- es paupérrima: en el último reporte PISA, salimos en los últimos puestos en las áreas de Matemática (60 de 65), Comprensión Lectora (62 de 65) y Ciencias (63 de 65).
Finalmente, la realidad de nuestra estructura económica-política enfrenta al desvalido a un sistema estatista y burocrático: altísimos costos e innumerables barreras para constituir una empresa formal, altos costos laborales, una estructura impositiva pesada (en comparación con otras realidades en similares niveles de desarrollo), entre otras, hacen que el peruano promedio (mal alimentado y mal educado) no pueda desarrollarse profesionalmente en aquello que desee. Y es que ése es el principal drama: los peruanos deberían poder realizarse en cualquier oficio (gasfiteros, futbolistas, emprendedores, o lo que sea), provisto que el Estado no sea una carga u obstáculo infranqueable. Lo que el Perú necesita, entonces, es mayores espacios de libertad, que le permitan a cada uno alcanzar sus metas sin que un elefante blanco le obstaculice el paso a cada momento.
Sr. Juan José Garrido, un gusto de leer su articulo sin embargo me parece que lo que trato de decir el ex-ministro, o al punto donde queria llegar, es sobre la educación universitaria y no tanto en la educación escolar. La pregunta a responder seria: ¿Que pasa con los estudiantes de las diversas universidades del Peru que estudian las carreras de Ingenieria? y lo pregunto porque ya este mismo comentario lo habia escuchado de boca del Sr. Bill Gates en una entrevista por el periodista Andres Oppenheimer, dijo: «…America Latina necesita más ingenieros…»
El Perú necesita mas personas que puedan ser lo que ellas quieran ser, concuerdo con lo señalado en el ultimo parrafo, las barreras para constituir una empresa formal es un gran problema aunque ahora argumenten que se puede constituir una empresa en 48 o 72 horas esto se queda en la semantica de la norma y no se evidencia en la realidad, igualmente en materia tributaria, el Peru tiene tributos excesivos yo propondria la reduccion o eliminacion de los mismos, creo que una de las soluciones para que el Peru salga adelante es ciertamente la promocion de la inversiones extranjeras que conlleva consigo una reforma tributaria, el mayor irrestricto respeto a la propiedad privada, la garantia del cumplimiento de los contratos, etc.