Hoy, 3 de mayo, es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y para conmemorarlo publicamos una entrevista exclusiva realizada por Enfoque Derecho al legendario periodista, escritor y político cubano Carlos Alberto Montaner.

Montaner es un tenaz liberal y opositor al gobierno cubano desde el exilio. Se calcula que sus columnas, publicadas en decenas de periódicos de alrededor del globo, son leídas semanalmente por cerca de 6 millones de personas, convirtiéndolo en uno de los periodistas y escritores más influyentes del habla hispana del mundo.

Entrevista por: Manuel Ferreyros, Lucas Ghersi y Aldely Arce

¿América Latina es parte del mundo occidental?

Yo creo que es parte del mundo occidental sin la menor duda. Las instituciones latinoamericanas, las lenguas, la tradición una visión del mundo es por supuesto occidente. Desde la perspectiva de algunos politólogos como Huntington eso no estaba tan claro y suponía que América Latina era una cosa diferente, pero yo no creo que así sea. Es sencillamente una región el mundo muy vinculada, por supuesto, a España y Portugal, que al mismo tiempo tienen grandes diferencias con el norte de Europa. Así que esa variable es la que puede confundir a algunos politólogos. Pero a mí no me cabe la menor duda que si estamos en presencia en un segmento de occidente. El más pobre, el más atrasado pero en un segmento de Occidente.

¿Y cuáles serían los criterios para admitir que estamos en Occidente y no en otra parte?

Creo que no es necesario exigirle a América Latina que pase por una especie de examen de “occidentalismo” por la textura religiosa, cultural, sus referencias en el mundo artístico, en el mundo del Derecho, las instituciones, la conformación del Estado… Una cosa es que el Estado funcione bien o mal, pero la conformación del Estado está hecha de forma fundamentalmente occidental. Tiene muy poco o nada que ver con las sociedades precolombinas, o sitios donde hay un componente africano muy grande, como puede encontrarse en el Caribe por la presencia étnica de los grupos de origen africano. Pero lo fundamental esta dado. La gran cuestión es si este segmento del mundo alguna vez puede dejar de ser el furgón de cola de Occidente y formar parte de la locomotora. Y eso teóricamente podría ocurrir si se hacen las cosas bien durante un periodo prolongado. Pero hasta ahora no hay síntomas que eso sea lo que vaya a ocurrir.

En el siglo XIX hubo todo un movimiento en el Perú de intelectuales peruanos que viajaban a Cuba a combatir para liberar a estos pueblos ‘hermanos’ de la opresión española. Así, dentro de América Latina había una especie de conciencia panamericana, solidaria, incluso de fraternidad entre Perú y Cuba. ¿Cree que es vigente este movimiento ahora?

En el siglo XIX estuvieron muy presentes los peruanos. Leoncio Prado era un caso, peleó en la independencia de Cuba, y uno de sus compañeros de armas, Juan Luis Pacheco de Céspedes, después de la paz de 1878 se vino a Perú y fue uno de los héroes de la resistencia contra la invasión chilena. Fue el segundo jefe de las tropas peruanas, de las guerrillas peruanas que lucharon contra la invasión chilena. Sí hubo unos vínculos muy interesantes.

Además les cuento algo que nunca he publicado. Edité hace muchos años una novela que se llamaba “1898: La trama”. En 1898 estalló un crucero norteamericano en la bahía de La Habana y eso dio origen, al cabo de pocos meses, a la guerra entre España y EEUU en territorio cubano. Y por eso EEUU se apodera de Filipinas, de Puerto Rico, de Cuba… una guerra casi mundial. Después de que publico esa novela recibo una carta de una familia peruana diciéndome que sus antepasados habían entregado la mina que voló el barco norteamericano en la bahía de La Habana, precisamente para provocar la intervención de EEUU. Si es verdad o no, no lo sé, pero me llamó la atención esa historia que vincula de alguna manera muy estrecha peruanos con cubanos.

¿Podría relatarnos cómo se originó la revolución cubana y luego de eso cómo funciono el desplazamiento ideológico de Fidel Castro?

La Revolución cubana empieza como una insurrección frente a un gobierno ilegítimo que el 10 de marzo de 1952 se había iniciado con un golpe militar a cargo de Batista. Batista fue un personaje muy peculiar de la historia cubana. Había aparecido en la historia cubana en 1933. Era un sargento sin ninguna vocación castrense especial, se había hecho taquígrafo y mecanógrafo porque no le interesaban los cañones sino ser secretario en el Estado Mayor. Pero en 1933 se produce la salida de un presidente que se había convertido en dictador: Eduardo Machado. Y este sargento representa a los demás sargentos en medio del colapso y la crisis que hay en Cuba en una huelga que hacen los sargentos porque no les pagaban desde hacía bastantes meses.

Entonces este tipo que no es un líder militar, que no ha participado en la revolución contra Machado, de pronto se deshace del ejército cubano y éste lo convierte en la cabeza del ejército. Los revolucionarios que han tomado el poder y lo ascienden a coronel, le ponen las 3 estrellas, y súbitamente se convierte en el hombre fuerte de Cuba. Entre el ‘33 y el ‘40 es el hombre fuerte de Cuba. Entre el ‘40 y el ‘44 gana unas elecciones y se convierte en presidente democrático, aliado de los comunistas, los lleva al gabinete. Y en 1944 sale del gobierno y le entrega la presidencia a un socialdemócrata. Hay 3 periodos de gobiernos socialdemócratas en Cuba del año ‘40 al año ‘52. En ese año Batista, trata de volver al poder mediante unas elecciones, y regresa al poder mediante un golpe militar.

Fidel que era un candidato de un partido socialdemócrata (el partido Ortodoxo) a las elecciones de 1951 ve los cielos abiertos. Porque el verdadero genio de Fidel es para moverse en ambientes revolucionarios y violentos. Él procedía de grupos de acción de pistoleros. Nunca me han escuchado contar una de esas historias de uno de esos grupos de acción que dirigió un tío mío que era un grupo donde estaba Fidel: eran unos dementes. Pero esa psicología de hombre de acción es la que funciona en un momento en que las instituciones ya no…

De manera que Fidel mediante actos audaces que le salen mal pero que lo catapultan a los primeros planos de la prensa y de la comunicación, se convierte en el líder de la oposición y desarrolla una guerrilla contra el ejercito mas incompetente del mundo, el ejercito de Batista que no puede contra unos tipos bisoños que tienen escopetas y no tienen un entrenamiento militar. Realmente no hay un grandes batallas, lo que hay son unas pequeñas escaramuzas, ya que el ejercito de Batista también se desmorona como se había desmoronado el ejercito en épocas de Machado. Y aparece este hombre en la historia. Ya él desde la Sierra Maestra la decisión de convertir al estado de Cuba en un estado comunista (yo eso no lo creí durante un tiempo pero he variado mi criterio con la información que he recibido a lo largo de los años). Fue muy importante la influencia del Che Guevara y de su propio hermano Raúl.

¿Por qué lo hicieron? Porque en 1959-60 uno podía pensar que el mundo iba al modelo comunista. Uno había que recordar en 1957 los soviéticos lanzan el primer Sputnik y el país estaba creciendo al ritmo 10-15% anual desde hacía muchísimo tiempo. Parecía que la unión soviética iba a ser el gran centro hacia el que iba a gravitar el mundo. No era que un grupo de jóvenes que tenían equivocados los diagnósticos sobre los problemas de los países. Fidel pensaba, como piensa tanta gente en Perú o América Latina, que el origen de la pobreza era la explotación de los norteamericanos la explotación de los países del primer mundo. El origen de la pobreza era un sistema capitalista injusto, era el rol de las oligarquías que no permitían que se distribuyera la riqueza de manera equitativa… La combinación de todo eso es que ellos estuvieran convencidos que la solución estuviera en un estado totalitario-comunista que va a implantar la felicidad entre la gente. Entonces van en esa dirección y ocurre lo que siempre sucede con ese modelo de estado que es que destroza el aparato productivo del país y se produce una situación de pobreza creciente entre los cubanos. Una historia que dura 53 años de la cual todavía no hemos conseguido salir.

¿Hasta qué punto puede considerarse que la tiranía de Castro en Cuba ha sido siempre dependiente, primero de la unión soviética y después de la Venezuela de Chávez?

En el terreno económico para la supervivencia mínima, sí. Pero la solidez del gobierno depende esencialmente de la eficacia de su policía política, de su falta de escrúpulos y del control de todas las instituciones.

Es decir, si tú controlas el aparato que hace las reglas, supuestamente un parlamento o el concejo de estado; controlas el sistema judicial que administra los conflictos; controlas todo el aparato económico; controlas el aparato represivo; controlas toda la propaganda; es muy difícil que se produzca un cambio en el país aunque la gente se esté muriendo de hambre. Un caso parecido al de Corea del Norte. Literalmente mueren millones de personas de hambre y no hay cambio.

Hay dos versiones sobre la Cuba pre-castrista. Una sobre una economía pujante, activa, y otra sobre una Cuba decadente que servía prácticamente como balneario de EEUU. ¿Cuál cree que fue la situación real?

Bueno, dentro de lo que son los esquemas latinoamericanos, era una economía bastante pujante. En 1953 se publica un atlas internación de desarrollo, el primero que se publica con una cierta credibilidad, de un economista del Harvard, y Cuba queda en el país número 24 del mundo, lo cual no está nada mal en ese momento. Los niveles de bienestar social eran comparables en algunos aspectos a los países de primer mundo: número de médicos por habitante, de camas por habitante, de pistas por habitante, de ingestión de proteínas, de consumo de papel. En ese atlas se tomaron 15 indicadores y en eso cuando se ve en perspectiva da un país que tiene problemas pero con bastantes soluciones. Cuba tenía en ese momento el mismo ingreso per cápita que el estado de Mississippi de EEUU. Era se estado más pobre, pero formaba parte de EEUU. Es decir que las cosas no iban tan mal. Estaba en camino. Estaba en el umbral del desarrollo del primer mundo, como decían algunos economistas.

Hay un japonés-americano, economista de una universidad del Pacifico, que mide el ingreso per cápita de los cubanos y en ese momento es de 500 y tantos dólares al año, que es el doble de España. Todo eso era la consecuencia de la cercanía con EEUU, un mercado que protegía y pagaba bastante por el azúcar cubano. Y el país vivía al remolque de la creatividad norteamericana en cuanto a la rapidez con que llegaba se ciencia y tecnología a Cuba, que estaba a 90 millas del país.

En cuanto que era un balneario: desgraciadamente no era un balneario con tanta gente como debió de haber sido, porque a penas iban 250 mil turistas. Ojalá hubieran ido 10 millones y no 250 mil, porque no hay realmente nada indigno en ser un paraíso turístico. Todo lo contrario: es una cosa magnifica. Una de las buenas cosas de Perú es Machu Picchu, un paraíso turístico.

Se ha hablado, para justificar la Revolución cubana, que la Cuba antes de Castro era una Cuba convulsionada por la violencia. ¿Hasta qué punto es cierto?

Es verdad que había bastante violencia. Había un problema muy serio desde la fundación de la República en 1902. Hubo un desencuentro muy grande entre la clase política y el sistema republicano. El sistema republicano es un sistema que necesita la adhesión real de la clase dirigente a los postulados de la República. La República es un modelo político deliberadamente débil, que busca la debilidad para proteger a los individuos y fragmenta la autoridad en 3 sectores precisamente para eso. Pero para poder convivir dentro de un modelo deliberadamente débil tú necesitas tener la voluntad de acatar las leyes.

En Cuba el primer presidente que tuvimos fue Tomas Estrada: un viejo bondadoso. En 1903 ya había unos cubanos complotados para ver si lo secuestraban y en 1905 empezó la guerra civil que se agudizó en 1906. Después tuvimos otra guerra racial en 1912. Mataron 3 o 4 mil cubanos de raza negra. Tuvimos otro conato de guerra civil en 1917. Es verdad que había un problema de violencia, y es verdad que no entendíamos que no había ninguna gloria en la revolución.

La idea de que la felicidad va a provenir del triunfo de personas llenas de buenas intenciones que van a establecer el reino de la justicia es la esencia del mundo revolucionario. Eso no se compadece con la verdad. La verdad es que los países prósperos y ricos del mundo, estables, donde todos queremos vivir, son países guiados democráticamente, en donde lo que prevalece son las instituciones y donde el gran manual revolucionario es el Código Civil y no el libro rojo de Mao.

Existe una serie de logros sociales que se le atribuye al régimen castrista; en particular se dice que Cuba es un país con logros importantes en cuanto a salud y educación pública. ¿Cuál es su postura con respecto a esto?

Creo que tiene un sistema de educación muy extendido y un sistema de salud también muy extendido, ambos con unas enormes limitaciones materiales como consecuencia de la improductividad del sistema. Es decir, si tú quieres tener un gran sistema de salud y educación como tienen los países escandinavos, Singapur o Taiwán –los países que demuestran en las pruebas internacionales que tienen grandes sistemas de educación– necesitas un aparato productivo capaz de sostener eso. Y eso en Cuba no existe porque la característica esencial de ese sistema es la improductividad. El colectivismo siempre lleva a la improductividad.

Pero aún si aceptáramos la premisa de que tienen un gran sistema de educación y un gran sistema de salud, nada más que por el mero hecho de analizarla, quiere decir que contamos con un gran capital humano. Eso descalifica el sistema político, porque si ese capital humano no es capaz de generar un modo de vida agradable para el conjunto de la sociedad y suficientemente próspero como para mantener un mínimo de decoro material, quiere decir que el sistema no funciona. Lo que incrimina el sistema político es la idea de que tienen un gran capital humano; y entonces, ¿por qué producen tan poco? ¿Y por qué son tan infelices? ¿Y por qué se meten 11 mil personas a una embajada –como pasó con la embajada de Perú en 1980 para tratar de escapar del país–? ¿Por qué se van en lancha? Bueno pues porque no hay otra manera, y porque el sistema genera un nivel de desdicha muy importante.

Cambiando un poco de tema, ¿podría usted hablarnos sobre su disputa con Silvio Rodríguez?

Un escritor de Chicago decía que era una disputa imposible porque yo no sé cantar y Silvio no sabe pensar [risas]. Realmente él empezó, y yo me alegré porque me dio la oportunidad de decir unas cuantas cosas que yo creo que valía la pena y que lo examinara la clase dirigente cubana. Que vieran otros aspectos del tema cubano. Y él se salió de la polémica, yo creo que cuando vio que no le iba demasiado bien.

Yo había conversado con él, había cenado con él en Madrid hacía unos cuantos años. Tuvimos una relación en esa cena muy cordial, y a mí me pareció un tipo más tolerante que la media del gobierno cubano. Pero en fin, él fue bastante respetuoso, y yo también, en la polémica. Y yo creo que eso es bueno. Yo creo que es bueno que los cubanos empiecen a debatir y a conversar. Después de la tercera carta es verdad lo que él dice que él escribía 3 párrafos y yo 30. Pero bueno yo soy escritor no tengo la culpa, yo no puedo hacer una canción. Fue un buen ejercicio. Y después fue con Pablo Milanés. Me ha tocado debatir con la farándula cubana.

¿Cómo podemos entender del estado castrista a un plazo más largo? ¿Es viable después de muerte de Fidel Castro?

Yo creo que Fidel está casi muerto. El poder lo tiene todo y la autoridad la tiene toda Raúl, su hermano. Fidel es una especie de zombie político que de vez en cuando se manifiesta en Internet y explica al mundo lo que tiene que hacer. Disfrazado de un chándal (no sé cómo se le dice a los trajes deportivos en Perú). Chandall… buzo. Sentado en un extraño buzo.

Ya consiguió Raúl recibir el gobierno y la autoridad. Fidel puede morirse, pero el problema es cuando se muera Raúl. De todas maneras muy triste que una sociedad se dedique a enterrar a sus líderes políticos para tratar de aliviar sus problemas. Pero a ese callejón sin salida conducen los sistemas caudillistas. La democracia liberal tiene muchos inconvenientes, todos sabemos que está llena de defectos, pero el sistema liberal ha resuelto el problema de la transmisión de la autoridad y de la posibilidad de tener ilusiones y esperanzas en el futuro porque no nos van a arrebatar nuestro modo de vida. Eso no existe en las sociedades caudillistas que dependen de la buena voluntad de un tipo que se muere y “después de mí el diluvio”.

El régimen de los Castro aparentemente es muy competente en el marketing, en hacer que su revolución parezca algo romántico, y sobre todo en generar una imagen idealizada del Che Guevara. ¿Cuál es su respuesta a ello?

Sí, son los magos en eso. Tienen todo un sistema de proyección de imagen que diseño la Unión Soviética desde los años 20 y que se administra a través de un departamento que se llama “Departamento de orientación revolucionaria” que el aparato encargado de proyectar esas imágenes con la complicidad de los grupos afines. Hay una especie de internacional revolucionario-comunista que funciona en todas partes. En Perú no están exentos de eso, ni prácticamente en ningún país del mundo. Y se ponen de acuerdo en defender las causas en las que ellos creen y condenar las causas que ellos abominan. Hacen ese trabajo con bastante coordinación. Las democracias no se defienden juntas. Los sistemas totalitarios sí se coordinan para defenderse y para atacar a sus adversarios. Y hay toda una estrategia y todo un especialista que se formaron básicamente en la Unión Soviética dentro de la KGB y en Alemania que son los que se dedicaron a armar esa defensa.

En cuanto al Che Guevara, el Che tenía unos elementos graves de psicopatía. Alguien que es capaz de decir que la misión del revolucionario era convertirse una máquina de matar, como dice él, está publicado, lo declaro en un discurso. Es alguien que siempre manifestó una especie de amor especial por la violencia. Hay una carta a su mujer que dice que “estoy aquí en la selva cubana, sediento de sangre”. El tipo pues evidentemente no es un ciudadano ejemplar en ese sentido que nosotros entendemos. Es alguien que disfruta matando, y eso siempre es muy peligroso.

¿Por qué se convirtió en un mito? Bueno, porque hay un buen poster, porque hay una buena labor de mercadeo. Pero objetivamente fue un… todas las cosas en las que él directamente participó, cuando él las dirigió fueron un desastre. Es un desastre como padre de familia, es un desastre como revolucionario guerrillero en África, es un desastre como guerrillero en Bolivia, donde muere… Lo ponen a dirigir el Banco Nacional de Cuba y no sabía lo que era una libreta de cheques. Luego lo ponen a dirigir el Ministerio de Industria. La única cosa que se le ocurre es que “toda eso de la contabilidad era una cosa realmente burguesa” que se podía manejar la economía de un país de manera más sencilla sin libros de contabilidad.

Claro al cabo de algunos años, aquello era una clase de disparate que no había manera de entender, y se generó una inflación horrorosa. Bueno el deja todo y se va directo a la guerrilla. Luego él es antisoviético pero por las malas razones, porque los soviéticos no son capaces de ayudar a la implantación de nuevos regímenes comunistas en el mundo, y se hace pro chino. El che es un gran mito y es una camiseta que ya los muchachos de esta generación ya no saben si es un cantante de rock o una estrella de cine. No saben lo que es.

¿A lo largo de todos estos años, cómo se ha desarrollado la oposición al régimen castrista por cubanos dentro o fuera de Cuba? ¿Cuál es su estado actual?

Ha evolucionado. Pasó los primeros 3 o 4 años fue una oposición que se hizo siguiendo las pautas de la oposición a Batista. Es decir, se organizaron expediciones. Hubo guerrillas alzadas en Cuba hasta el año 1966, guerrillas campesinas. Los estudiantes universitarios participaron muy decididamente en la lucha contra la intromisión del comunismo. Hubo personas que recurrieron a los sabotajes y al terrorismo, como lo había hecho en el 26 de julio en la lucha contra Batista. Pero todo eso cambió, en la medida que la vida insurreccional no solo se hizo imposible sino que además fueron derrotados.

Por otro lado, el mundo cambió con relación a eso. A partir de los años 70 aparece al lucha por los derechos humanos como la gran bandera política, y la oposición varía la estrategia y va al modelo democrático y a la lucha política a buscar la protección de la sociedad. En eso digamos que el gobierno se mantiene encasillado en la cosmovisión que tiene desde los 50. Un gobierno que no ha sabido evolucionar, no ha sabido entender que el mundo ha cambiado mucho. Pero la oposición si ha cambiado. Y la oposición lo que quiere es elecciones, democracia, pluripartidismo. Quiere que suceda en Cuba lo que sucedió en los demás países comunistas de Europa del este, donde se desmanteló el aparato totalitario mediante un proceso de elecciones, un proceso pacífico, que fue lo que finalmente enterró sin violencia el comunismo.

Como pregunta final, ¿cómo interpretaría usted la situación política actual del Perú?

En el terreno económico, muy bien, pero hay que hacer la reforma del Estado. Para mí, ha sido una sorpresa muy grata la moderación del presidente Humala. Yo creo que hay que felicitarlo por eso. Y que no cambie. Hay que estimularlo para que se mantenga dentro del sistema que ha permitido que los peruanos sigan creciendo al ritmo del 7 u 8% anual y que cada vez haya más peruanos que abandonan la clase pobre y se convierten en clase media.

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